Los siete procesos planetarios y los siete metales en la medicina antroposófica

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Este artículo fue escrito y publicado en «el Gallo de Anthrosana» número 28

Los metales ocupan un lugar único en la medicina antroposófica y, en concreto, en la farmacología antroposófica. Y ello, tanto por la originalidad con la que Rudolf Steiner los incorporó, como por su eficacia para sanar al hombre en su caminar por la tierra.

La relación de los metales con el cosmos

Desde antiguo es conocida la relación de los metales con las esferas planetarias.

Una medicina ampliada al ámbito espiritual observa en los metales planetarios un sistema de fuerzas muy activo. Estos espacios energéticos se interpenetran a nivel del cosmos, de la tierra y del ser humano. De esta manera, la naturaleza de los metales es la propia de una sustancia cósmica. Así, no es casual que algunos metales compartan con los planetas incluso el nombre, siendo este el caso de mercurio. Tampoco es casual que a la intoxicación de plomo se la conozca como saturnismo.

La influencia de los procesos planetarios y los metales en la naturaleza y el ser humano

Los metales ocupan un lugar extraordinario en la tierra, en la naturaleza y desde luego en el ser humano y, con él, en la historia de la humanidad.

Los metales en los distintos reinos de la naturaleza

Los metales en el mundo mineral

Los metales forman parte de los minerales de la tierra y se encuentran por doquier, combinado con oxígeno, azufre, etc,

En cambio, el metal, sea el que sea, aparece de manera aislada en su veta, normalmente no en estado elemental, sino combinado con oxígeno, azufre o silicio, esto se debe a que los metales son sustancias cósmicas, que en la tierra necesitan ser atrapadas.

Los metales poseen cualidades extraordinarias entre las diferentes sustancias terrestres como son su brillo, su sonoridad su capacidada para transmitir electricidad, que vuelven a rememorar las potentes fuerzas que encierran.

Los metales en el reino vegetal y en el reino animal

Los metales se encuentran siempre presentes en el reino vegetal. De hecho, la actividad más esencial de las plantas y los animales, la respiración, requiere de la presencia de los metales. En ese contexto, el magnesio posibilita que las plantas formen su clorofila y que construyan sus cuerpos a través de agua y luz.

Por su parte, el cobre es el metal que requieren los organismos inferiores para respirar y, de todos es sabido, el papel que ocupa el hierro en la hemoglobina, tanto en los animales superiores, como en el hombre.

Los metales en el ser humano

Los metales afectan al ser humano en su cuerpo físico, en su alma y en su espíritu.

Por último, los metales se encuentran en el cuerpo del ser humano representados en pequeñas cantidades. Las diluciones con las que se trabaja habitualmente en la farmacología, que pueden superar una D10, ponen de manifiesto que, en la mayoría de ellos, lo fundamental no es la presencia material del metal, sino la muestra del proceso que se propone, y que no se ha llegado a sustanciar.

Los metales a lo largo de la historia de la humanidad

Los metales han influido enormemente en la historia de la humanidad. Tanto, que incluso han determinado períodos históricos, dotándolos de nombre, como ocurrió con varios épocas de la prehistoria. Así, los metales han dado nombre a la edad de hierro, a la edad de bronce e, incluso, en sentido figurado, a una época de gran esplendor, como fue la edad de oro. De ahí, que se pueda decir que los metales están intrínsecamente ligados a la civilización.

Salvo en determinadas excepciones, los metales no aparecen en estado puro en la tierra, requiriendo la intervención de la técnica, del calor y del esfuerzo del hombre para ser aislados. Así, a lo largo de la historia, el hombre ha intervenido en la extracción de los metales, siendo trasladados de un lugar a otro. Como ejemplo de ello, los romanos sacaron el oro de las montañas leonesas, como hoy atestiguan las Médulas, y los españoles trajeron gran cantidad de plata y oro de América.

Asimismo, como muestra de la influencia de los metales en la historia del ser humano, estos ayudaron a la conquista y al desarrollo de la humanidad, tanto de la tierra, mediante la fabricación de enseres y útiles de labranza de diversos tipos, como de los territorios y de los pueblos, mediante la fabricación de armamento para su empleo en la guerra.

En ese contexto, en determinados momentos de la historia, aquél que dominaba la metalurgia, poseía la ventaja en el campo de batalla. Por ello, los metales han estado muy vinculados al poder. Y a su vez, quien ejercía el poder, lo mostraba portando coronas, cetros y demás joyas de oro y de plata que distinguieron a hombres y a mujeres en su rango. Análogamente, la orfebrería se ha puesto al culto de la devoción religiosa.

Los metales como sustancias curativas de la medicina antroposófica

Los metales son la consecuencia de un proceso planetario sumamente lejano que se plasma en la tierra en esa forma, poseyendo cada uno de ellos una fuerza espiritual que ha quedado aprisionada como por arte de un sortilegio.

El arte del medicamento que se lleva a cabo mediante los procesos farmacéuticos que indicaron Rudolf Steiner y sus discípulos, Wilhelm Pelikan y Rudolf Hauschka, entre otros, consiste en liberar la fuerza espiritual de los procesos planetarios plasmada en los metales, y ponerla al servicio de la sanación del ser humano.

La medicina antroposófica se vale de las dinamizaciones para poder emplear las fuerzas sanadoras de los metales. En ello, así como en otras cuestiones, se diferencia del empleo ponderal de los metales que lleva a cabo la oligoterapia.

A continuación, se presenta un breve y esquemático esbozo de cada uno de los metales con las correspondientes fuerzas planetarias que encierran en su esencia, y que, a su vez, están íntimamente relacionados con los diferentes periodos de la vida. Igualmente se muestran en forma esquemática algunas de las capacidades terapéuticas que poseen.

Los procesos Luna – plata

La luna es el proceso planetario que guía la entrada del ser humano en la tierra. De acuerdo con ello, la plata, como metal que acompaña dicha entrada queda siempre vinculada a los procesos de formación del cuerpo humano. En concreto, donde predomina el anabolismo, como son piel, mucosas y el aparato reproductor. Además de ello, la plata se relaciona de manera tradicional con el cerebro. La plata actúa en este órgano como espejo que refleja los pensamientos, el pensar que proviene del cosmos, de la vida espiritual.

Obviamente, la luna y la plata están muy vinculadas a la noche, por lo que se emplean, entre otras muchas cosas, para el tratamiento de los trastornos del sueño.

Los procesos Mercurio – mercurio

Mercurio como proceso planetario es portador de la vida de movimiento. Mercurio era para los romanos el “mensajero de los dioses”, por lo que poseía pies alados.

Esa capacidad de movimiento y de comunicación se localiza en nuestro organismo en la laringe, así como en el aire que sale de los pulmones. Esta observación lleva ya intuitivamente hacia su utilidad terapéutica en el tratamiento de enfermedades respiratorias y de garganta. Además, el movimiento como cualidad mercurial, se expresa en el ser humano en la circulación linfática, donde también actúa este metal y donde puede ser empleado de forma terapútica.

El mercurio como metal es el más fluido, como reflejo de su esencia de movimiento, siendo el único que a temperatura ambiente se manifiesta en forma líquida.

En lo que se refiere a las etapas evolutivas del ser humano, el mercurio tiene una especial presencia en el segundo septenio de vida. Y ello, pues si alguna edad se caracteriza por el movimiento es la de los niños.

Los procesos Venus – cobre

Del propio nombre del planeta Venus se desprende, por similitud fonética, su relación con la circulación venosa, existiendo una patología de este tipo llamada cuperosis.

También se emplea el cobre en procesos patológicos que cursan con espasmos, ya sean en el sistema digestivo, en los cólicos, como en el respiratorio, a través de la tos.

El órgano con quien se vincula dicho proceso es el riñones. Y el septenio con el que se conecta el cobre, es el tercer septenio, que comprende desde los 14 a los 21 años de vida. Es la época del nacer a las emociones y del desarrollo del sentimiento que oscila, en sus inicios, en una dualidad rígida.

Los procesos Sol – oro

El proceso sol es portador de la vida de la circulación. Se relaciona con el corazón y con el equilibrio que éste mantiene, ya que este órgano es el centro por excelencia, tanto por su posición corporal, como por su función de “sentir” la sangre. Gobierna el sistema sanguíneo y circulatorio.

Terapéuticamente, el oro se emplea para patologías cardiacas y desequilibrios en la circulación, como, por ejemplo, en las alteraciones tensionales. Además, el oro es el proceso sol materializado, por lo que es de gran ayuda siempre que se quiera aportar luz a un paciente, como es el caso de una depresión.

El oro rige la época anímica del hombre que va desde los 21 a los 42 años. Es este un momento de plenitud física y psíquica.

Los procesos Marte – Hierro

Marte fue concebido como el dios de la guerra. Desde ahí, desde esa “lucha”, el hierro es un metal que puede emplearse como estimulante e impulsor en los medicamentos. Se utiliza de hecho, entre otras cosas, como inmunoestimulante. Además, este metal juega un papel importante en la respiración y en la formación de la palabra voluntariamente expresada en la laringe.

Fisiológicamente, otro lugar de “lucha” es en la bilis. En dicho proceso de catabolización de las grasas, el hierro es empleado en medicamentos para tratar debilidades digestivas.

El periodo vital donde el hierro más se manifiesta es entre los 42 y 49 años, donde se comienza a desarrollar el Yo espiritual, donde las fuerzas psíquicas y espirituales empiezan a tener cierta preponderancia al decaer las fuerzas físicas.

Los procesos Júpiter – estaño

El proceso Júpiter es portador de la vida de conservación. Como manifestación de dicho proceso, el estaño posee un papel fundamental en la conservación de las formas plásticas. Es por ello, que se emplea en el tratamiento de enfermedades deformantes, como la artritis.

El órgano que se relaciona con el estaño es el hígado. Al jugar éste un papel crucial en la depresión, se deduce que otra de las indicaciones de este metal es la de mejorar los trastornos del estado de ánimo.

El proceso Júpiter – estaño impregna el octavo septenio, que va desde los 49 a los 56 años, aportando sabiduría y renuncia a aquello no esencial en la vida.

Los procesos Saturno – plomo

El proceso Saturno es portador de la vida declinante. El plomo, como sustanciación, es el último metal planetario que aparece cuando el ser humano siente ya su pesadez, esto es, en el final de su existencia en la tierra.

En ese momento, es cuando preponderan la mineralización y el catabolismo en el organismo. El plomo se emplea, convenientemente dinamizado, para  las enfermedades relacionadas con la senectud, como la aterosclerosis. Donde el proceso plomo juega un especial papel es en en los órganos de mayor dureza,  como son los huesos y los dientes, empleándose para trastornos en la osificación.

El proceso Saturno-Plomo predomina en la edad en que evolucionamos hacia el mundo espiritual, conduciendo hacia la degeneración física, con un importante fortalecimiento de lo psíquico y espiritual.

 

Como se ha puesto de manifiesto, la constelación de las actividades o procesos metálicos, su fuerza y cualidad, influyen profundamente sobre nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestro espíritu. La medicina antroposófica parte de que el ser humano está integrando y  constituido de la misma esencia que el cosmos y que los distintos reinos de la naturaleza, también en su naturaleza metálica. Eso tiene reflejo en sus medicamentos. Y sana.

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