El desarrollo de la tierra, basado en el libro «La Ciencia oculta. Un bosquejo» de Rudolf Steiner

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Este artículo se ha escrito con la inestimable colaboración de Noelia Jimenez.

La ciencia actual ha ido cambiando el paradigma sobre la creación. En la actualidad se contempla a la tierra como una «partícula de polvo insignificante» y, en ese mismo contexto, al hombre como un «microbio» viviendo en su interior.

Esta concepción contrasta con los  libros sapienciales de diferentes religiones, entre los que se encuentra la Biblia, que sitúa al ser humano en el centro de la creación.

Rudolf Steiner presenta en su libro «La Ciencia oculta. Un bosquejo» su concepción del mundo según la visión de la Ciencia Espiritual.

Ideas base de «La Ciencia oculta. Un bosquejo»

En el marco de la Ciencia Espiritual se destacan varias ideas que van a conformar las bases de la Antroposofía, como son la visión del ser humano, de la naturaleza y del cosmos.

Desde la concepción del ser humano, de la naturaleza y del cosmos se van a articular todos los ámbitos de desarrollo de la Ciencia Espiritual, como son la medicina antroposófica, la pedagogía Waldorf, la psicología desde la perspectiva antroposófica, el trabajo biográfico, la visión social en clave de triformación, la agricultura biodinámica etc.

Todo lo material ha nacido de lo espiritual

Desde el punto de vista de la Ciencia Espiritual lo material no es más que una manifestación de lo espiritual, que además le antecede. Este paradigma difiere de la cosmovisión materialista, ampliamente generalizada, que niega lo espiritual.

La idea del hombre es lo primero

El concepto del ser humano está en el centro de la creación. Así como la idea de la casa se encuentra en la mente del arquitecto mucho antes de que se ponga el primer ladrillo, desde el punto de vista antroposófico el pensamiento, la idea sobre el ser humano es primigenio en la creación del mundo.

Este es un importante cambio de paradigma con respecto a la teoría evolucionista que considera al azar como motor de los cambios y que llegan a considerar al hombre casi como un accidente fortuito de la evolución .

La creación del ser humano como proceso inacabado

Según la concepción de Rudolf Steiner el mundo espiritual ha ido creando y desarrollando a lo largo de diferentes periodos que se describirán más adelante, los cuatro cuerpos constitucionales del ser humano.

La creación del ser humano es obra de varias entidades espirituales

Según la Ciencia Espiritual, la creación del hombre no se debe a un solo ser supremo, sino que es obra de cuatro diferentes jerarquías: los espíritus de la voluntad, los espíritus de la sabiduría, los espíritus del movimiento y los espíritus de la forma.

El fruto del trabajo conjunto de todas esas entidades espirituales ha dado como resultado que el hombre viva con sus cuatro cuerpos constitucionales, cuerpo físico, cuerpo etérico, cuerpo astral y la organización del Yo, en el planeta tierra actual.

La evolución del hombre es inseparable de la evolución del planeta

Existe una conexión estrecha entre la evolución del ser humano individual con su biografía, de la humanidad y la evolución del planeta Tierra. Así, la entidad espiritual de la Tierra ha pasado por diferentes vidas, al igual que ocurre con el ser humano a través de las reencarnaciones.

En relación con el planeta Tierra se alternan fases de existencia planetaria con fases espirituales. Y ello, al igual que ocurre en la existencia humana, donde se suceden vidas terrestres con existencias espirituales a través de las reencarnaciones.

A estas fases de actividad planetaria Rudolf Steiner las denominó en orden creciente del tiempo:

Antiguo Saturno

En el periodo de Antiguo Saturno comienza a formarse el cuerpo físico del ser humano, aunque no como lo conocemos hoy, tan sustancial, sino mucho más sutil.

Antiguo Sol

En el periodo del Antiguo Sol el cuerpo físico del ser humano obtuvo suficiente madurez como para que le fuera añadido el cuerpo etérico que le confirió la capacidad de crecimiento y reproducción.

Antigua Luna

Por su parte, en el periodo de la Antigua Luna al ser humano le fue incorporado el cuerpo astral, portador de sentimientos y pasiones.

Tierra

Es en el periodo de la Tierra actual donde aparece el núcleo espiritual individual del hombre, su Yo. Este es el último cuerpo que se le incorpora, por lo que «recientemente» acaba de empezar su evolución.

A lo largo de esta existencia el Yo irá transformando los miembros más antiguos para poder manifestarse en ellos.

En cada encarnación el planeta va ganando en sustancialización, siendo los periodos más remotos mucho más sutiles.

Así, en la actualidad poseemos un cuerpo físico en su cuarto grado de perfeccionamiento, el etérico en el tercer de perfeccionamiento y el astral en el segundo. En ese contexto, el Yo se halla apenas en el primer escalón, requiriendo todavía muchas más evoluciones para su perfeccionamiento.

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