Amenaza del Coronavirus a lo largo de la biografía

Es evidente que esta pandemia ha afectado de muy diversas maneras a las personas, tanto lo que ha sido la enfermedad causada por el Coronavirus, como las medidas que se han tomado para evitar su propagación.

De la fisiopatología de la enfermedad ya se ha hablado en este blog repetidamente tanto en general como en primera persona.

Pero más allá de la enfermedad, la pandemia y el estado de alarma con todas las medidas han sido un lastre para el ser humano algo que se refleja en su biografía y que se irá detallando en los diferentes septenios.

Revisión septenio a septenio de la amenaza que supone el Coronavirus

Primer septenio

Durante el primer periodo de la vida, el niño se encuentra muy unido a su madre, tanto en lo afectivo como en lo energético. Por ello, cualquier alteración en ella es transmitida al pequeño de forma automática. Si la madre ha estado sometida a una situación de miedo o angustia, el niño lo percibirá y lo sufrirá. Además, los pequeños son extremadamente perceptivos por lo que notarán cualquier situación de estrés o angustia emocional en el ambiente familiar más allá de su madre.

A los niños parecería que se les dice que eviten que otros chicos respiren a su lado, porque eso constituye un peligro. Es decir, socialmente se les comunica que la presencia de otro compañero (no conviviente) es una amenaza para él. Se les está inculcando el riesgo que supone el otro, cuando lo que deberían aprender como seres humanos es la cooperación. Esto resulta dramático, teniendo en cuenta que a los niños en este primer septenio la virtud que les ha de acompañar es la bondad.

Los confinamientos que limitan la salida al exterior hacen que los niños tengan menos horas de sol lo que puede hacer que tengan un déficit de vitamina D, algo que se ha relacionado con el riesgo de sufrir COVID.

Segundo septenio

A partir de que los niños entran en edad escolar se convierten en puro movimiento y experimentación. Este descubrir ahora mismo se está reprimiendo, ya sea por las limitaciones impuestas en los colegios o por el cierre de estos mismos.

En torno a los diez años los niños necesitan sentir que el mundo es bello. Esto se hace difícil en un planeta con tanto miedo y tanta mascarilla.

Se les está diciendo por activa y por pasiva que sus compañeros son una amenaza y un riesgo de contagio. ¿Cómo le vas a prestar las tijeras a tu vecino de pupitre si él te las puede devolver infectadas de Coronavirus?

En este periodo de su vida pasan lo que Rudolf Steiner denominó el Rubicón, algo que, entre otras cosas les hace concienciarse de la idea de que va a morir. Algunos niños sufren de miedo por esta idea y les cuesta dormirse. Esta angustia y terrores nocturnos se pueden agravar estando en el ambiente y en los medios de comunicación tan presente la idea de la muerte.

Tercer septenio

Si existe un periodo en la vida que no se atiene a las normas, este es, por excelencia, la adolescencia.

El otro día comentaba una chica en su decimoctavo cumpleaños, que ella no había necesitado y ya nunca lo necesitaría el pedirle a su hermana mayor el carné de identidad prestado para colarse en una discoteca. Con este sencillo ejemplo se pone de manifiesto, la impotencia de los chicos de esta edad que, ni siquiera están pudiendo transgredir.

Hay muchos padres que reconocen que, aunque duermen más tranquilos los fines de semana porque a las 23:00, como muy tarde están sus hijos en casa, están preocupados por la falta de experiencias que estos están teniendo.

El tercer septenio es un momento de búsqueda, de meter la pata, de encontrarse con los primeros amores, de emociones desbocadas e incontroladas.

Parte de la sociedad ha criminalizado estos escarceos llamando “botellón descontrolado” a lo que antes se llamaba, simplemente estar con la pandilla en la playa.

En los medios de comunicación se les ha culpabilizado, incluso, de contagiarse en esas quedadas y transmitirles el virus a sus abuelos llevándolas a la muerte directamente.

Los chicos no pueden juntarse en grupos de más de seis, así que las manadas, las pandillas o cuadrillas han de limitarse. Así los más introvertidos que no gozan de la popularidad de estar entre los seis más elegidos se han de quedar en casa, agravándose así su falta de dotes sociales.

Además, el aislamiento domiciliario les ha llevado a extremar la tendencia telemática que ya se apuntaba. Si ya se estaban comunicando mediante redes sociales, WhatsApp, jugando a la play o cualquier otra plataforma, esta tendencia se ha acelerado. Hoy, la gran mayoría de los chicos prefieren ver a sus amigos en Tik-tok antes que al natural o prefieren una comunicación virtual, antes que un verdadero diálogo real de yo a yo. Esto supone una merma en la calidad de la interrelación personal y en su calidad que, posiblemente tendrá sus consecuencias en un cierto fututo.

Posiblemente, sea este grupo de edad, junto a los más mayores los más perjudicados por todas las medidas tomadas en este estado de pandemia.

Cuarto septenio (21-28 años)

No parece que este grupo sufra de las consecuencias de la enfermedad. A esta edad se supone que se dispone de un sistema inmunitario desarrollado que puede poner freno al virus. Además, su comportamiento menos expuesto que el del tercer septenio, parecería ponerles más a salvo y hacerles ser menos víctimas que otros grupos de edad.

Sin embargo, los veinteañeros deberían, según lo arquetípico de la biografía, vivir un momento de experiencias. Sería importante que viajaran, algo que no pueden hacer por el cierre de las fronteras.

La elección de sus primeros trabajos debería basarse en criterios de aprender, más que en buscar una seguridad, ya sea en sueldo o en estabilidad laboral. La crisis de los talentos les llega a estas personas sin poder realizarse, verdaderamente, la pregunta, de si están pudiendo poner a disposición del mundo sus fortalezas, ya que están más preocupados de poder “asegurarse” su puesto de trabajo. Es decir, estancarse demasiado pronto.

En el terreno sentimental, también se les dificulta conocer posibles futuras parejas.

Por tanto, las personas del cuarto septenio, en principio, menos damnificadas en la pandemia, también están sufriendo sus consecuencias.

Quinto septenio (28-35 años)

Es este un periodo de tiempo que requiere de cierta tranquilidad. A esta edad muchas personas consolidan una relación de pareja, tienen hijos y se hipotecan. Son, por tanto, los que más pueden sufrir esta situación de incertidumbre, dado que anhelan una tranquilidad qué les es imposible lograr ahora.

Los que han pensado en tener descendencia lo tienen que meditar varias veces antes de tomar tan arriesgada decisión.

También aquellos que ya tienen hijos, han tenido que inventar formas creativas para poder conciliar su cuidado con el desarrollo de su trabajo durante el confinamiento.

En este periodo de la vida en que muchas personas deciden emprender un negocio, también les resultará complicado dar ese salto.

Sexto septenio (35-42 años)

La crisis de los cuarenta o midlife crisis, viene dada por las preguntas existenciales que uno se hace en este momento.

Toca plantearse el papel que uno tiene en el mundo y el sentido que tiene lo que se está haciendo.

Estas preguntas que siempre corren el riesgo de ser acalladas son en este momento “aplastadas” por cuestiones más inmediatas.

¿Cómo me voy a plantear si mi existencia tiene sentido, si apenas tengo la capacidad para salir adelante?

¿Cómo puedo tratar de saber si tiene sentido mi trabajo si no sé si voy a volver a él el lunes que viene?

Séptimo septenio (42-49 años)

Si en el septenio anterior se mencionaba que no se han llevado a cabo las preguntas, más difícil resultará que en este septenio se respondan.

En este periodo de la vida y al igual que ocurre en la treintena, existe un cierto riesgo de convertirse en un dogmático. En un momento en el que existe más opinión que información y conocimiento la amenaza es que se tome una postura oficialista o la contraria conspiranóica, sin atender a las matizaciones tan necesarias.

La sobreexposición al miedo hace que muchas personas no quieran plantearse aspectos demasiado profundos, ni de desarrollo personal.

Tras un primer momento de confinamiento total en España que invitó a muchas personas a un cierto giro hacia lo trascendente, el final de ese periodo encerrados también supuso, un escape de lo profundo arrojándose en los brazos de lo más superficial.

Octavo septenio (49-56 años)

Pasados los 50 la vida le invita a convertirse en un maestro. Alcanzar este grado no consiste en querer enseñarle a los otros desde la pedantería, sino desde una apertura altruista a sus necesidades. Ahora más que nunca hay “maestrillos” dando lecciones de cómo combatir la incertidumbre.

Abriendo el corazón y “pensando” con él se puede alcanzar la libertad. Pero, para esto se requiere una tranquilidad y un sosiego de espíritu que puede ser complicado conseguir en estos turbulentos momentos de pandemia

Noveno septenio (56-63 años)

A partir de esta edad los sanitarios indican que contraer la enfermedad del COVID 19 ya entraña un riesgo vital en un porcentaje considerable. Además, muchos de los trabajadores que ya están cerca de su jubilación tienen mayores dificultades para los cambios a nivel profesional y con la ofimática, por lo que el teletrabajo se les puede atragantar más que a otros compañeros más jóvenes.

En este periodo de la vida se llevan a cabo muchos balances y se puede adquirir una cierta sabiduría fruto de la suma de la adquisición de conocimientos con la experiencia. Así que esa capacidad para tener perspectiva en la vida puede relativizar la emocionalidad de estos momentos.

Más allá de los 63 años

Si no se ha prejubilado antes, en esta etapa de la vida cesará ya su labor profesional.

Aquellos que lo hagan y que no tengan como sustituir la cesada actividad laboral pueden entrar en una fase de confusión y cierta tristeza o melancolía.

Si a esta nostalgia habitual se le suma la limitación de movimiento y la reducción del contacto social, la situación se agrava.

Las personas de más de 60 y, no digamos, las de más de 70 y 80, sienten el miedo de la amenaza de contraer la enfermedad. Y más cuando los medios de comunicación no dejan de repetir e indicar el riesgo de las consecuencias mortales que supondría un contagio. También sienten angustia las personas con enfermedades crónicas que no han podido ser atendidas como ellos hubieran querido debido a la saturación hospitalaria.

Se tenga la edad que se tenga la situación de la pandemia ha sido y sigue siendo un salirse de lo conocido hasta ahora. Esta incertidumbre, ya sea por la enfermedad o por las medidas adoptadas para combatirlo ha sido una fuente inagotable de aprendizaje. Sólo nos cabe desear que se aproveche.

Mi experiencia con la COVID

Hacía meses que no escribía en este blog…

Mi dedicación a otros proyectos como el coaching biográfico me ha alejado mental y anímicamente de la parte más farmacéutica que un día fue la principal de mi vida.

Ya había escrito sobre el COVID y el Coronavirus, pero siempre desde la teoría y parece que me han regalado la práctica. Quiero compartir mi experiencia, no con ánimo de exhibicionismo, sino para poder ayudar a otros que estén pasando por similar trance. Y me gustaría hacerlo desde el regalo que es la ciencia espiritual que todo lo ilumina.

Leo hasta la saciedad en círculos antroposóficos que el Coronavirus no existe, que los hospitales están vacíos y que todo es un invento. No tengo otra cosa para poder experimentar que mi cuerpo y alma para saber los estragos que hace la enfermedad y a mi familia que ha pasado y, en parte, sigue en el hospital para saber el estado de cómo se encuentran de abarrotadas las clínicas.

En la parte corporal

Los síntomas corporales ya se han descrito en innumerables páginas, tanto aquí, como en el caso de fisiopatología de la enfermedad, como en otras páginas web.

Además de los respiratorios, tos persistente de más de tres semanas, a mi me afectó mucho al sistema digestivo. Náuseas, apetito inexistente y una interminable diarrea de más de siete días.

El COVID tiene que ver con el cuerpo astral

Desde un punto de vista antroposófico toda la batalla con el coronavirus se establece en el astral.

Por eso el cuerpo etérico se ve desplazado del organismo humano, algo que en mi caso se manifestó en la incapacidad de sostener el organismo acuoso, traduciéndose en el proceso diarreico antes mencionado.

Los dolores tienen mucho que ver con cuerpo astral. En mi caso llegué a descubrir algunos que nunca había sentido que resultaron de mayor intensidad que los de un herpes Zoster que había padecido hace unos años. Tenían hasta colores, texturas y temperaturas múltiples… Durante tres días me pareció que de manera contínua constreñían mi cabeza con un cinturón hasta llevarla a casi estallar.

Lo astral también se manifiesta en lo espástico de los síntomas: tos, cólicos, etc. que son las contracciones que caracterizan a este cuerpo.

Pero el cuerpo astral sólo permanece unido al cuerpo físico-vital durante la vigilia, por lo que la afección a este nivel se refleja en un síntoma que, yo, al menos antes de sufrir la enfermedad, apenas había relacionado con ella: la incapacidad para dormirse, es decir, el insomnio.

Mi experiencia fue que resultó uno de los síntomas más duros de sobrellevar de todos. Durante más de diez días y, especialmente, diez noches no pude apenas conciliar el sueño. Los pocos momentos que podía dormir algo, las pesadillas de todo tipo y condición se apoderaban de mi.

En la parte anímica

El insomnio antes descrito acaba hundiendo el ánimo.

No dormir, las pesadillas y las eternas noches se hacen realmente difíciles, sobre todo cuando se prolongan en el tiempo.

La preocupación de mi mujer hospitalizada, mis hijos enfermos en casa y la necesidad de hacerme una placa de tórax para descartar una posible neumonía se agiganta en una noche de insomnio. Te pasas dando vueltas en la cama, pensando qué será de tus hijos enfermos si, finalmente te tienes que quedar ingresado.

Pero las heridas del alma tardan más en sanar que las del cuerpo.

Semanas después de haber dejado de toser, todavía me costaba tener un pensar claro, un sentir sosegado y una voluntad firme.

El COVID como camino iniciático

Tanto yo, como otras personas con las que he podido compartir experiencia coincidimos que no somos los mismos que antes de entrar en este proceso.

Corroboro que muchas de los hábitos que me parecía imposible dejar atrás, hoy son parte del pasado. Que he cambiado de planteamientos, de maneras de relacionarme con los más cercanos, de gustos culinarios, que veo determinados asuntos que antes observaba de un color, ahora los percibo de otro. En definitiva que ha habido un antes y un después de la enfermedad.

Tras haber estado primero en una parte de dolor, luego en una parte de ausencia, posteriormente en un no reconocimiento de mi mismo, empiezo a descubrir que ese nuevo yo que aparece perfilado es más Yo que el anterior. Y lo que más siento es que se ha abierto una nueva puerta al mundo espiritual muy especial. Recuerdo que en una de las noches de mayor dolor físico y anímico me sentí acompañado por una figura amorosa y luminosa que serenó de manera inmediata todo el sufrimiento.

Creo que el COVID puede ser un camino iniciático para poder entrar en una nueva dimensión espiritual.

Toca seguir caminando…

Coronavirus en época de Micael

En este blog hemos estado hablando del tema del tema del Coronavirus.

En el artículo de hoy, por las fechas en las que estamos, lo queremos unir, especialmente, a esta época, el otoño que es el tiempo de Micael.

El momento de Micael en el año

En el otoño la luz externa comienza a declinar, y así parece que permite lucir más nuestra luz interna que toma el relevo.

También los árboles, dejan caer sus viejas hojas para quedarse en el estado que más recuerda al mundo minera, replegarse a su interior y preparar lo que será el estallido de vida en primavera.

En el hemisferio norte esto coincide con la festividad de Micael, 29 de septiembre que es el reflejo de estos hechos el de interiorizarse, el de brillar con luz propia y el de preparar lo que vendrá en primavera.

Coronavirus en tiempos de Micael

En todo el mundo, pero especialmente en España, parece que nos enfrentamos a una situación más complicada también en estos momentos con el tema de la pandemia y puede ser un buen tiempo para que apelemos a las fuerzas y la misión que nos regala Micael.

Es una apuesta por unir pensar, sentir y voluntad

Si a este pensar calentado desde el corazón se le unen las fuerzas de la voluntad se pueden traer verdaderamente nuevas cosas desde el mundo espiritual.

Con el pensar

Y es en estos momentos de Coronavirus en que el mundo parece decaer, donde debemos tratar de basar más nuestra confianza en el mundo espiritual. Esto requiere coraje para poder levantar la mirada del mundo material y tomar conciencia de una realidad más allá de lo que perciben nuestros sentidos corporales.

Micael les ha de dotar a los hombres de ciencia espiritual para compensar el exceso de ciencia materialista que existe en el mundo hoy.

El ser humano tiene su origen en el mundo espiritual. Eso hace que que pueda sumergir sus fuerzas anímicas más profundas en el océano espiritual y podemos sacar la cabeza del agua gracias a nuestro pensar, que nos ayudará a encontrar el retorno.

Dejar de contemplar al ser humano como un animal dotado de capacidad de pensar, para contemplarlo como un ser espiritual viviendo experiencias terrenales, como dijo Teilhard de Chardin

Con el Sentir

Pero en este camino, ni podemos ni debemos despreciar el conocimiento que aportan nuestros sentimientos y emociones tildándolo de sentimentalidad o, incluso de sensiblería.

Aquellos que no cultivan su esfera media son o bien intelectuales o personas que se dejan llevar por sus impulsos.

Hay que volver a disfrutar con un amanecer o en la contemplación del milagro de la naturaleza.

Este despertar de la capacidad de soñar debe llevar aparejada la devoción hacia el futuro.

Una nueva actitud religiosa imbuida de voluntad

En la era de Micael se requiere una nueva actitud religiosa que alcance su voluntad para transformar la realidad que nos ha tocado vivir.

Si Micael nos conduce a algo, siempre es al Cristo, y así podremos pronunciar el Cristo en mi de San Pablo. Ya que es permaneciendo en Él como podremos no perder la esperanza y encontrar la ecuanimidad con todo lo que está por venir.

La lucha trata de volver a dignificar al ser humano y para eso nos puede ayudar el sentirnos frente al otro como frente a lo divino, más allá de que nos parezca simpático o no. Así brotará un manantial espiritual.

Otra de las tareas micaelitas es la de poder sentir y relacionarnos con nuestros difuntos, esto nos abrirá la puerta al mundo espiritual.

El combate contra el mal

¿De qué le sirve al hombre ganar todas las riquezas del mundo si para ello pierde su alma.

Micael vence a Lúcifer en el cielo y con ello lo echa de ahí y lo arroja a la tierra. Desde entonces, este campa a sus anchas por el mundo y es capaz de tentar al hombre.

En estos momentos COVID 19 se vive en la batalla contra las fuerzas que quieren la involución del ser humano. Pero estas ya no se representan en forma de diablo o de demonio, como en la edad media, sino que ahora aparecen entremezcladas en la vida diaria. Tomar conciencia de que vivimos en una era micaelita debe dotar a los hombres de la confianza de saberse acompañados por el arcángel que fue capaz de derrotar a estas fuerzas en otros momentos.

El mal se puede encontrar disfrazado. Sorprende, por ejemplo, ver que a un asesino todo el mundo de manera inequívoca le condena: Sin embargo, a aquel que escribe un libro que conduce a la mentira, que crea una patente que impide que un medicamento que puede salvar vidas llegue a las personas que más lo necesitan no se le imputa nada.

Otra parte de la demonización es la de considerar al hombre como un animal que depende de las fuerzas del medioambiente y de la herencia únicamente y que esto hace que caiga en enfermedades sin poder oponerse a estas. El ser humano no solo es biología, aunque una parte de él lo sea.

Volver a confiar en el mundo espiritual, pero ya no en que nos den la respuesta, sino en encontrarla por nosotros

La época de Micael ya no es un tiempo en que los dioses nos den las respuestas, sino que ya debemos encontrarlas por nosotros mismos en el mundo suprasensible.

Quieran oírlo los hombres

La era de Micael

En estos día de otoño estamos en los tiempo Micael, que coinciden con el acortamiento de los días, el apagarse de la luz externa y el dejar que se encienda la interna.

Causalmente, o no, ha caído en mis manos, en estos días, un libro de Emil Bock sobre la era de Micael. En él se habla de lo que supone vivir en esta difícil era. He de reconocer que lo primero que me impresiona es el hecho de que esté escrito desde la Alemania de 1945, momento en que ese país se encontraba devastado, el mundo había perdido a 55 millones de personas y casi toda la esperanza en lo humano y hasta en lo divino.

¿Qué son esos tiempos si los comparamos con los actuales?

La era de Micael

Rudolf Steiner atribuye una era (que viene a durar unos 365 años) a cada arcángel, estableciendo el comienzo de la era de Micael en 1879.

Para vivir con plenitud en el tiempo que le ha tocado a cada uno, lo mejor es no quedarse en la mera observación de los acontecimientos, sino tratar de escrutar las intenciones del mundo espiritual y saber leer los signos de los tiempos. 

Características de la era de Micael

Esplendor en el saber

Para saber lo que puede deparar una era de Micael, lo mejor es revisar aquello que ocurrió en la anterior que rigió este arcángel que fue entre los siglos siete y tres antes de Cristo.

Fue un tiempo de esplendor simultáneo en el saber de la humanidad que inspiró a las almas de muchos contemporáneos.:

  • En oriente es el tiempo en que Siddharta Gautama recibió su iluminación para convertirse en Buda. También de los escritos de Lao-Tsé y de Confucio.
  • En Persia aparece Zaratustra.
  • En occidente explotó la filosofía griega que sentó las bases del pensamiento occidental, comenzando con Heráclito y Pitágoras y llegando a su culmen con Sócrates, Platón y Aristóteles.
  • En el reducido pueblo judío es el tiempo de los profetas Jeremías, Ezequiel Jonás.

Momento de Batallas

Otra de las características de esta época micaelita es la persistencia de las guerras a lo largo de todo el mundo. Parecería ser una época en la que parece que lo viejo ha de decaer para dejar surgir lo nuevo.

Israel cae en manos de los Asirios. Los Persas, especialmente Xerxes, invaden el mundo griego y, finalmente aparece un personaje como Alejandro Magno que en pocos años crea el mayor imperio conocido hasta entonces. 

Sin embargo, en toda esta época cruenta llama la atención el surgir de comportamientos heroicos. La resistencia espartana, la del pequeño pueblo judío que se encuentra asolado entre sus poderosos vecinos o hasta la nobleza de Alejandro que le lleva a ser conocido como magno. 

Tiempo de esperanza

La tercera característica de este periodo micaelita es la esperanza y el anhelo en la llegada de algo espiritual superior que se anuncia que va a llegar. Es decir, el anuncio del Cristo.

Los profetas del antiguo testamento hablan de Él, los filósofos griegos empiezan a buscar el logos que Juan evidenciará unido al Cristo y Zaratustra reconoce por primera vez al Espíritu solar. Incluso el Taoísmo habla de algo como el Tao asimilable al Cristo.

Características micaelitas de este tiempo

ESPLENDOR EN EL SABER

El siglo XX ha sido un tiempo de avance de la técnica y del saber. En la primera parte del siglo XX aparece una concentración de genialidad en el campo de la ciencia como atestigua la famosa foto de Solvay. Así a nivel de conocimientos lo que apenas sabían unos pocos instruidos hace tres siglos, lo aprende un niño ahora en la escuela primaria.

En la segunda parte del siglo XX y en el XXI vivimos en la llamada sociedad de la información, en la que se supone que se tiene al alcance todo el saber, aunque realmente es un conocimiento desprovisto de sabiduría.

MOMENTO DE LUCHAS

Para observar la característica violenta de este periodo no se requiere más que ver como al comienzo y a mediados del siglo pasado dos guerras devastaron la población, implicando a prácticamente todo el planeta.

Es de resaltar también que, a partir de ellas, el mundo cambió, primero con la división en dos bloques y, posteriormente, con la reunificación de estos.

Crisis como la actual presagian que no van a ser las únicas confrontaciones que va a haber en este mundo en las próximas décadas. Se vislumbra la aparición de un nuevo orden mundial y la necesidad de establecer posteriormente un verdadero nuevo orden de índole más espiritual, que es posible que requiera de la caída del anterior.

TIEMPO DE ESPERANZA

Son tiempos estos en los que también se está a la espera de un gran cambio en la humanidad y de una importante evolución de esta hacia lo espiritual.

En este desarrollo, sin embargo, también se tiene que prestar atención. Muchos movimientos de la nueva era, muchas orientaciones del desarrollo personal, se quedan en eso mismo, en un avance personal y egoísta que solo busca lo propio. Un buen signo para reconocer si está inspirado en Micael es de ver si lo que favorece es el desarrollo individual o el avance personal puesto al servicio de la mejora de toda la humanidad.

En la época descrita anteriormente Micael le regaló al hombre las fuerzas para el pensar, así en este momento hará lo mismo con las fuerzas de la voluntad. Será solo desde esas fuerzas como podremos encontrar el acontecimiento pentecostal que nos lleve a encontrar de nuevo al Cristo etérico.

Estas fuerzas de la voluntad pueden conducir al hombre directamente a su cuerpo físico, por lo que se debe estar atento a no caer en la tentación de olvidarse de la parte espiritual.

El peligro es que el hombre posea una voluntad férrea y una influencia de su Yo superior y espiritual débil.

Triple observación de la crisis del Coronavirus

En su Teosofía, Rudolf Steiner indica cómo nos relacionamos con el mundo desde nuestras tres entidades; Cuerpo, alma y espíritu.  Este artículo propone la triple observación de la crisis generada por la presencia del llamado Coronavirus y de la enfermedad que han denominado CoVid-19.

Desde la perspectiva del cuerpo

Nuestra entidad corporal nos permite la observación del mundo que nos rodea mediante nuestros sentidos.

Mirando al virus

El problema viene dado porque nos enfrentamos a un elemento patógeno que no puede ser percibido directamente por los sentidos. Por su reducido tamaño no se vé y mucho menos, se huele, se oye o se toca. Apenas se logra poner de manifiesto su presencia mediante un análisis de ampliación de RNA (el material genético del Virus) en la famosa prueba llamada PCR (reacción en cadena de la polimerasa). Aún así los expertos no se ponen de acuerdo si la presencia de esta material genético es solo atribuible al Virus o esta partícula de RNA pudiera existir como reacción a otras patologías de intoxicación de las células.

Otra manera de demostrar que la persona ha estado en contacto con el Coronavirus es midiendo mediante análisis serológicos la presencia de anticuerpos generados por el individuo para defenderse de él

Mirando la Covid-19

La mirada al virus solo nos indica su existencia, pero no nos permite asegurar, en el estado actual de la ciencia, la relación que tiene con el desarrollo de la enfermedad, la Covid-19, lo que realmente más preocupa. La investigación médica no puede predecir qué personas pasarán la infección sin síntomas, quienes sufrirán alteraciones más o menos graves, y cuantos perderán su vida a consecuencia de ella.

Parecería que debiera ser fácil saber el número de enfermos que existen en una población y el de fallecidos para posteriormente y, mediante sencillos cálculos estadísticos conocer la letalidad y la mortalidad de esta enfermedad.

Pero no a todos los fallecidos se les han hecho las pruebas ni a los enfermos y, mucho menos, a los portadores sanos que no la han desarrollado. Y, todavía es más alarmante que exista un baile de cifras entre las diferentes autoridades hasta generar un estado de absoluta confusión.

Queda la pregunta de si todos los fallecidos han sido consecuencia del virus, o, simplemente daba la casualidad de que este se que se ha encontrado en ellos que ya contaban con patologías previas que les iban a conducir inexorablemente a su fallecimiento habiéndose contagiado o no del virus.

Es decir que mediante la observación por los sentidos y sus ampliaciones no se logra una correcta percepción de la enfermedad en sí.

Observación anímica

En este caso no ha sido el virus, sino la pandemia generalizada lo que ha afectado de manera marcadamente al alma. Y cuando digo pandemia no me estoy refiriendo a la infección del virus, sino de algo mucho más contagioso como es el miedo.

Siempre que uno se adentra en el ámbito del alma, debe hacerlo con la conciencia de que este es un espacio propio e individual de cada ser humano, por lo que no puede ser ni juzgado ni objetivado. Así dentro de cada persona el alma se habrá encogido en mayor o menor medida en función de lo cercana o lejana que haya sentido la amenaza.

Sin embargo, como observación se puede afirmar que en gran parte de la población el miedo, y más concretamente, el temor a la muerte ha conducido a renunciar muchos aspectos de la vida. Y queda la pregunta en el aire de si preferimos no vivir antes que morir. La población ha renunciado a grandes dosis de libertad, de movimiento, de reunión, de expansión y ocio, etc. Hemos minimizado nuestros contactos, no hemos ido a ver a nuestros padres o familiares mayores, los abuelos han renunciado a ver crecer a sus nietos. Cuando nos vemos no nos tocamos, ni mostramos nuestro rostro que ocultamos tras una mascarilla mordaza. Hemos permitido que exista una opinión única, no matizada ni abierta a otras visiones de esta enfermedad social-sanitaria.

El alma ha sido la gran dañada en esta enfermedad, pero de esto ya se ha hablado en los artículos anteriores

Observación desde lo espiritual en el hombre de la crisis del coronavirus

El último escalón que el ser humano la parte espiritual puede alcanzar es el de descubrir de manera objetiva, casi divina, dice Steiner las leyes que existen detrás de cada acontecimiento.

Una de las leyes espirituales acerca de cualquier enfermedad es la de que esta aparece cuando existe algo que no está sano . Es precisamente esa manifestación la que permite que se pueda solucionar. Es decir, que la enfermedad no es más que una oportunidad para sanarse.

Si se mira la CoVid19 como enfermedad social podemos deducir que está manifestando que el ser humano ha creado unas condiciones medioambientales tan deterioradas que, con facilidad, podemos contagiarnos de una enfermedad que se circunscribía al reino animal.

Que vivimos en un hacinamiento que permite un rápido contagio, que nos queda por descubrir la verdadera solidaridad que proviene de la fraternidad consciente. Que de aquí nos nos va a sacar nadie, pero que podemos salir cada uno de nosotros. Que para llegar al bien hay que superar el mal, y que este existe. Y muchos otros aprendizajes que se le han revelado a cada uno de nosotros.

Apenas son unos pequeños apuntes de todo lo que se puede aprender en estos tiempos donde se han abierto par en par las puertas del cielo y el infierno….   

La ciencia ¿enferma?

El covid 19 ha dejado entrever la situación de la actual ciencia oficial y sus lagunas.

Ciencia espiritual

Proceso de conocimiento

En la ciencia espiritual o antroposofía, el conocimiento o estudio de algo se da en tres pasos implicando al cuerpo, alma y espíritu

Así para estudiar cualquier objeto, por ejemplo, un árbol se llevará de la siguiente forma:

Primero lo percibiremos con los sentidos que se alojan en nuestro cuerpo:

Mediante los ojos podremos ver los colores, el porte, describir sus hojas, ramas, etc. El oído nos permitirá captar la interacción del follaje con el viento, con el olfato aspirar su perfume, el tacto nos dirá si es suave o rugoso, etc. A medida que los sentidos captan aportando información le iremos asociando a un concepto de los que ya teníamos acumulado en la memoria.

Cuando ya no estemos delante del árbol será la representación que hayamos grabado en nuestra alma la que nos permitirá acordarnos de él, es decir, se habrá generado una experiencia. Esta ya será particular de cada uno, subjetiva y responderá a lo que despierta en cada uno esa representación y se alojará en la parte anímica de la persona.

El tercer paso de conocimiento y el capital en la ciencia, es cuando descubro la esencia de ese árbol. Ya no se trata de lo que a mi me parece, sino de lo que ese árbol es. De las leyes naturales que rigen en él, que hacen que fructifique de determinada manera y en fechas concretas, o que su flor cuente con un determinadas número de pétalos o sépalos, etc. Conocer esas leyes permite entrar en contacto con el ser del árbol y se hace mediante el pensar humano ,la parte espiritual del ser humano.

Ciencia natural material

La ciencia natural materialista actual se maneja fundamentalmente en el paradigma de la experiencia sensorial. Así frases como el hecho experimental y por lo tanto cierto, o la dictadura de la medicina basada en la evidencia son el fiel reflejo de que solo se basa en la percepción que obtiene mediante los sentidos o sus amplificaciones. 

Se formula una hipótesis teórica y esta se comprueba estudiando si en las mismas condiciones aparecen idénticos resultados; en ese caso la hipótesis se aprueba como válida. 

En medicina cada vez más estos estudios son simples estadísticas que no contemplan al ser humano como algo más allá de un número.

Ya no se trata de buscar las leyes profundas, sino apenas se trata de comprobar efectos. Esto hace que se limiten a estudiar las consecuencias, pero no se esclarezcan ni los procesos ni los desencadenantes del cualquier hecho

Ahora en plena crisis del Coronavirus lo que podemos apreciar es que la ciencia actual se ha instalado en la parte anímica: Supuestos expertos de todo el mundo, virólogos, epidemiólogos, inmunólogos, farmacólogos, etc. debaten entre ellos, cual si fuesen tertulianos, sobre la pandemia. Parece faltar un rigor y que no se hablara de lo que es, sino de lo que les parece o de sus opiniones, sometiéndose al poder político de una manera sumisa. Nadie predijo esta crisis ni nadie puede pronosticar su evolución, sin embargo se hacen profecías que no hacen más que tratar de generar miedo en la población.

Medicina ampliada

Estamos cansados de que a las medicinas complementarias o ampliadas se les haya condenado a su desaparición con el argumento de que son poco rigurosas y científicas. Algo que ahora se podría decir de la medicina convencional. ¿Quién está ahora respondiendo desde opiniones y no desde leyes de la ciencia o del espíritu?

Existen otras maneras de acceso al conocimiento y tras esta crisis son mucho más necesarios que nunca. No se trata de condenar ninguna de las vías, sino de buscar ampliar los conocimientos y el acceso a la sabiduría desde diferentes caminos.

Virus veraz

Aunque en el artículo anterior decía que dejáramos de mirar al virus, en este propongo un nuevo enfoque hacia este patógeno.

La enfermedad ha venido para que algo se cure

La medicina antroposófica contempla la enfermedad como la manifestación física de algo que ya se encontraba afectado en otros ámbitos, como pueden ser el anímico o el vital.  

Con esta perspectiva, se puede decir que cualquier patología no es más que una oportunidad de sanación. Y esto cambia el paradigma, no contemplando la enfermedad como algo a erradicar, sino como algo de lo que se puede aprender.

Entiendo que se hace difícil poder contemplar de esta manera una enfermedad que se ha llevado a decenas de miles de personas en nuestro país y muchos más en el mundo. Pero, desde la cosmovisión de la ciencia espiritual, la muerte no es el final de la entidad espiritual de un Yo. Así el sacrificio de muchos que han dejado su vida ha de enseñarnos algo a los que nos hemos quedado y con ello a la evolución de la humanidad completa.

Fisiopatología del Coronavirus

Si observamos la fisiopatología del virus en su enfermedad, vemos que está dañando la zona rítmica de la persona: el pulmón y el corazón, órganos donde reside lo más humano y social del hombre. Es decir que la enfermedad es un verdadero ataque al ser humano, como individuo sintiente y social. Algo que además las medidas de confinamiento han agravado.

También llama la atención que parece ser que la causa de la letalidad de la infección se halla en la coagulación intravascular diseminada, es decir, como si la sangre, lo más humano que tenemos se hiciera piedra. En términos antroposóficos, como si nuestro Yo se hiciese cuerpo físico.

Sirva la observación de lo que está haciendo en el hombre este virus, para tener las pistas de cómo erradicarlo y, sobre todo, para aprender lo que podemos hacer para evolucionar como humanidad.

Un atentado a la verdad

En este punto me llama la atención la similitud fonética de las palabras virus y veraz, aunque su origen etimológico sea diferente. Y es que creo que el Coronavirus ha venido para hablarnos de la falta de verdad que estamos viviendo en estos momentos en la tierra.

Y nos invita a ponernos manos a la obra para llenar de verdad nuestro planeta

Steiner habla de que la verdad es la máxima aspiración de nuestro pensar y en evangelio encontramos que es esta la que nos hará libres.

Ya se ha comentado que el virus actúa en la sangre, vehículo del yo, y donde no puede ni debe existir ninguna falsedad para que se encuentre sano.

Pocos actos fisiológicos hay que requieran tanta confianza como la respiración, ¿como podríamos expirar el aire, si no tenemos la confianza de que habrá de nuevo aire verdadero para inspirar.

Cuidado con lo virtual

En estos momentos de confinamiento, nuestra vida se ha llenado de realidades virtuales, de contactos con otras personas a las que vemos en una pantalla, que requieren de un enorme esfuerzo para poder sentirse en sintonía con ellos. Con el consiguiente desgaste para nuestro cuerpo vital.

Usemos la tecnología de la comunicación con el cuidado de saber, que, esta dificulta el desarrollo del sentido del Yo ajeno. Tratemos de buscar nuevas formas para poder crecer en esa capacidad, como puede ser la de meditar antes y después con las personas con las que se ha tenido una conversación telemática.

El 5G

La amenaza de llenarnos todavía más, con la mentira, por ejemplo, que gracias a la nueva tecnología 5G de las máquinas puedan hablar entre sí o los coches circulen de manera autónoma nos presenta un presente y futuro inmediato de lo más sombrío. Algo así como que la palabra verdadera se va arrinconando para dejar paso a una comunicación sin alma ni espíritu.

Todavía no hay estudios aceptados por la comunidad científica que puedan corroborar que las ondas de esta nueva tecnología resulten dañinas o perjudiciales para la salud física, algo en lo que se amparan los materialistas.

Pero lo que parece indudable es, que la extensión de esa red, que trae la falsedad a nuestra vida es un grave atentado a nuestro ser espiritual y con ello, una victoria de las fuerzas opositoras que quieren ver al hombre poco más que como un animal que ha evolucionado hasta convertirse en una máquina que funciona de manera aparentemente óptima y no como un ser dotado de alma y espíritu. Por tanto, aunque la tecnología 5G no fuese el desencadenante de la enfermedad sí que ayudaría enormemente a su propagación.

Falsedades

Las noticias están llenas de falsedades y de manipulaciones, otro atentado constante a la verdad. Cuidemos con aquello que vemos, que difundimos y que nos penetra. En esta línea me asusta ver algunos vídeos como el de un supuesto diálogo entre el virus y su padre, tratando de llevarnos a la idea de que el origen de esta pandemia está creado por Dios Padre https://www.youtube.com/watch?v=NaIMHrZl3SQ

Personalmente, pienso que este virus fue puesto en el mundo por las fuerzas que se oponen a la evolución de la humanidad y que las fuerzas del logos han logrado convertirlas en una nueva posibilidad para invitar al hombre en un ser más verdadero. 

Sigamos la invitación de acercarnos cada vez más a la verdad.

¿Y, si dejáramos de mirar al Virus?

El confinamiento está haciendo que todos nos encontremos reflexionando más. Encima, algunos de nosotros osamos compartirlas, con el riesgo de pesadez y aburrimiento que eso conlleva.

Hoy os quiero comentar que estoy harto de estar todo el día mirando al puñetero virus.

Hace ya días, casi semanas, aunque me parecen meses, que decidí evitar los telediarios y apagar la tele. Estaba harto de la imagen de la “pelota con pinchos” que aparece en todos los decorados y cortinillas de los informativos.

Y, me planteo; ¿realmente es el Coronavirus el protagonista de todo esto?

¿Cómo nosotros, los únicos seres dotados de cuerpo alma y espíritu le podemos ceder el protagonismo a algo que carece de espíritu, no tiene alma y es dudoso que posea cuerpo?

¿No es acaso más importante el hospedador que el agente infeccioso?

¿No habló Rudolf Steiner en repetidas ocasiones de que lo más importante es el ser humano? Si se cuida el terreno, podremos controlar lo que prolifera en él.

Como sanitario estoy obligado a no contravenir ningún consejo de los que las autoridades han indicado para evitar el contagio. Pero, estas no suelen dar ninguna indicación más allá del paracetamol pautado, para aquellos que hayan podido contraer el Covid-19.

Tomar el sol para aquel que lo pueda hacer en el confinamiento, respirar consciente, a ser posible, aire lo más puro posible está demostrado ser una medida eficaz en esta pandemia y en otras, como la de 1918, para sobrevivir a la enfermedad.

La antroposofía indica, además, que un verdadero trabajo del yo va a aportar las fuerzas necesarias para superar esta crisis.

Verdaderamente, no es que mediante un fortalecimiento del yo, por la meditación, trabajo de lectura consciente, ecuanimidad, pensar positivo, ejercicios de voluntad, etc. vayamos a superar esta enfermedad; es que, probablemente la enfermedad haya llegado para invitarnos a llevar cabo todo esto. Para que evolucionemos y nos sanemos.

Y si la humanidad no cambia su manera de vivir nos llegará otra enfermedad o crisis que nos lleve a realizar ese cambio.

Estos días leo innumerables ideas del origen de esta crisis empezando por la tesis oficial de dudosa credibilidad, para continuar con la idea de si fue un virus generado en un laboratorio, o la posibilidad de que todo esto se consecuencia de las redes de telefonía 5G, etc.  Durante días mi mente científica trató de darle una explicación racional a esta enfermedad. Hoy, he superado esta fase que creo tramposa y ya no me importa el origen, sino el qué es lo que podemos curar a través de esta crisis. Y qué es lo que tengo que cambiar yo.

Sí, yo.

Para poder curarme y sanarme.

Creo que si no salimos unidos de esto, no lo vamos a hacer, pero también creo que debemos salir agrupados todos tras hacer un trabajo personal con nuestras sombras y dobles. 

Con mis miserias que me ponen de mal humor por el encierro. Con mis angustias por cuándo y cómo va acabar esto. Con mi falta de paciencia con mis hijos a la hora de ejercer de profesor. Con mi cansancio, con mi pereza para cuidar mi cuerpo, con mi aburrimiento por la monotonía del paisaje que miro a través de la ventana…etc

Y una vez que me alíe con esas sombras que son tan mías como mi yo más profundo, estaré en condiciones de decir que he vencido al virus, sea de la naturaleza que sea; el Covid 19 o el 20 que estará por llegar.

Creo que si no hacemos este trabajo estamos abocados a repetir una crisis, pero mayor que esta. Y es que existe un dicho colombiano que dice algo así como que “el que no es hijo del cielo, es hijo del trueno”

Ojalá no necesite más relámpagos y aprenda, modifique lo necesario, persevere en los cambios y evolucione.

Entonces habrá valido la pena…

Los encuentros kármicos del Coronavirus

Son momentos de aislamiento. Y, aún así, agradezco la cantidad de encuentros kármicos que vivo en estos momentos. No deja de ser sorprendente que, ahora que parece que el mundo no quiere que nos reunamos, ni nos veamos ni abracemos de verdad, se abran tantas posibilidades para poder encontrarnos de otra manera. 

No me gustan, nunca lo han hecho, ni las conversaciones telefónicas ni las videollamadas en todas las variantes que existen. Me parecen frías e inauténticas y creo que esta hipertecnologización actual puede encontrarse, en mayor o menor medida, detrás del problema ante el que nos encontramos actualmente. 

Sin embargo, es mediante la tecnología como se hace posible que puedas estar leyendo esto. Y, a la vez, he de reconocer que en estas semanas he tenido conversaciones de enorme profundidad y de gran trascendencia. Tiempo de paradojas. 

Un de los diálogos que mantuve  fue con mi amiga y maestra Ana López Barrasa, médica antroposófica y biógrafa. 

Confesaba en el artículo anterior mi preocupación por la soledad que deben estar pasando aquellas personas que están cruzando el umbral en estos momentos de tanta incertidumbre. Y como esa angustia me costaba cuando pensaba en seres queridos cercanos, especialmente en mis padres.

Pero Ana me dió otra imagen; me planteó la cantidad de encuentros kármicos que se deben estar produciendo entre los que están en su agonía con auxiliares de clínica, enfermeras y enfermeros y médicos. Estas personas, como pueden, están logrando envolver en una nube de amor y cuidados a los que están partiendo desde la tierra sin la compañía de sus familiares. Y el vínculo kármico que se está estableciendo trasciende esta vida, quedando ligados para siguientes encarnaciones. Y, así cuando vuelvan los que ahora se han ido, lo harán albergando en sus almas un profundo sentido de gratitud y no ya hacia “los suyos”, sino hacia aquellos que les acompañaron con generosidad y altruismo. Creo que si miramos el tema del coronavirus ampliando la mirada, algo que podemos gracias a la ciencia espiritual, podremos tener una profunda esperanza en que se está gestando un futuro que nos ayudará.

Este sentimiento positivo lo necesitamos, porque se nos acercan tiempos difíciles, es como si el cielo y el infierno hubiesen abierto sus puertas de par en par en estos momentos, dejándole a la humanidad que decida hacia dónde quiere encaminar sus pasos.

Esperemos que todas estas personas, que nos han dejado estos días y que, se hayan encontrado acompañadas por la generosidad y el altruismo de todos estos sanitarios, nos iluminen desde el otro lado en esta encrucijada.

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Tratando de explicar antroposofía

Una de las grandes dificultades de la antroposofía, o ciencia espiritual, es guardar el difícil equilibrio entre revelar su contenido y el de mantenerlo en una parte velado para que sea cada Yo el que trate de descubrirlo.

El contenido de la antroposofía debe ser descubierto por cada Yo

Steiner puso una mitad, la otra mitad le corresponde al Yo de cada uno

Rudolf Steiner ya dijo que en sus conferencias no daba más que la mitad de la información, siendo necesario que aquel que la estaba escuchando pusiera la otra parte.

Si los contenidos fueran totalmente explicados, el hombre no requeriría de ningún esfuerzo para poder aprenderlos y no trabajaría sus fuerzas del pensar, dejando que éstas se atrofiaran.

Tiempos de pensar

Por otra parte una explicación con una profusa argumentación puede convertir a las verdades de la ciencia espiritual en dogmas científicos. Ya indicó Steiner al comienzo de la Filosofía de la libertad, que el hombre actual es un hombre que necesita pensar y que ya no son los tiempos del creer.

No tratar de dar respuestas no formuladas

La principal característica del hombre es la de la libertad. Por tanto, uno de los mayores daños que se le pueda hacer a una persona sería la coartarla. Adelantar una respuesta a una pregunta que todavía no ha sido formulada, que, ni siquiera, ha brotado en su corazón puede resultar una intromisión intolerable en el camino de desarrollo del otro.

Lamentablemente en los círculos antroposóficos se tiene mucha información. En Internet uno puede encontrar un gran número de conferencias de Steiner en español, estando en alemán prácticamente en su totalidad. El problema es que no se diferencia que muchas de esas conferencias fueron dadas para personas con situaciones y niveles de formación diferentes. Así se encuentran al alcance de cualquiera algunas que fueron pronunciadas para maestros, para médicos jóvenes y veteranos e, incluso, para sacerdotes de la comunidad de cristianos. ¿Qué sentido tiene leerlas cuando muchas de ellas responden cuestiones que ni siquiera sabríamos formular? Esto hace que en ocasiones las personas que conocen parte de la antroposofía den respuestas cerradas, que como se mencionaba antes puedan caer en el dogmatismo. Lo interesante sería poder trabajar con cualquiera que tiene una pregunta en la búsqueda de la respuesta codo con codo. Si no se parecería a apuntarse a un curso de cocina y solo recibir los platos ya preparados en la mesa.

Las dificultades de las traducciones

Otras de las dificultades que mencionó Steiner fue la de tener que poner en palabras aquellas ideas e imágenes que él podía percibir del mundo espiritual, teniendo que emplear conceptos para realidades que no existen en la tierra. Algo así como tener que explicar los colores a un ciego de nacimiento.

Además cualquier persona que haya tratado de hacer un riguroso trabajo de traducción de Steiner se encontrará con la enorme dificultad de que no existen los mismo conceptos en alemán y en español. Cada lengua está concebida para el alma de un pueblo y así en el idioma original existen términos difícilmente traducibles. Esto no solo le ocurre a la antroposofía, existe una rama de la psicología que se llama «Gestalt» por la imposibilidad de encontrar un término que se ajuste a esa idea en nuestro idioma.

Pero la antroposofía ya no es contenido

Steiner que ya intuyó las circunstancias actuales y anunció que para esta época la antroposofía ya no se podría limitar a un conocimiento, sino que habría de convertirse en una tarea.

Y en momentos como los actuales, donde la ciencia materialista aporta también un gran número de respuestas que a muchos nos dejan insatisfechos es interesante poder afirmar un punto de vista espiritual a muchas de las cuestiones.

Se debe tener en cuenta que la antroposofía trata de unir los dos conceptos de ciencia y espíritu. Es decir, que trata de dar una doble respuesta a las cuestiones del mundo.

Esta es la razón por la que conviene seguir escribiendo de antroposofía y dar a conocer ese impulso espiritual que tanto necesita el mundo en estos momentos. Siendo esta misión la que haga superar las reticencias mostradas en los primeros párrafos de este artículo. Lo que siempre se debe tener es sumo cuidado a que no se haga más que de la experiencia de las respuestas encontradas ya en el interior, aunque se hubiesen obtenido con anterioridad de un libro.

Ayudar a reconocer y a recordar

Muchas de las personas que leen un texto de antroposofía, ya sea de Steiner o de otro autor, sienten que reconocen aquello que se están encontrando en el libro u ordenador como algo que ellos ya sabían en lo más profundo de su corazón, pero que se sentían incapaces de formular en palabras.

De hecho también algunos hemos tenido la oportunidad de releer algún libro de Steiner años después de hacerlo la primera vez, tenemos la experiencia de cómo se nos muestra un contenido mucho más profundo de lo que había hecho la primera vez que lo analizamos. Y nos damos cuentas que nos aporta respuestas a preguntas que nos hemos formulado recientemente y que la primera vez que hojeamos el libro no teníamos.

Cuando sentimos con todo nuestro ser que nos hallamos ante una verdad que ya conocíamos pero que ahora se nos manifiesta de nuevo logramos un verdadero recordar, es decir un nuevo paso por nuestro corazón (core).

Calentar el conocimiento e iluminar el calor

Uno no debería leer más allá de aquello que pueda digerir, ni la curiosidad o, ganas de saber, deben ser los motivos que le atraigan a la antroposofía. Uno debería ser capaz de calentar todo ese saber, de tal manera que no se convierta en el frío conocimiento, sino en la entrañable sabiduría del maestro. Esto se logra no limitándose a leer en los libros, sino a tratar de descubrir el mundo y a las personas que le rodean a uno. Tratar de convertir aquello que ha aprendido en acciones que mejoren el desarrollo de la humanidad y del planeta y hacerlo ya y de manera concreta en la realidad que le ha tocado a uno vivir.

Con ello se cumpliría otro de los aforismos de Steiner de Un paso en el conocimiento y tres en la acción virtuosa.

Por otro lado en los casi cien años que han transcurrido desde la muerte de Steiner han ocurrido infinidad de sucesos y de descubrimientos en la diferentes campos de la ciencia, entre los que se encuentra la psicología. La inteligencia emocional postulada por Daniel Goleman en los años 80 del pasado siglo supusieron un importante hito. Desde el mundo antroposófico ya se había hablado como el pensar debía trabajar al lado de las emociones para poder iluminar todo ese «calor» que traen las emociones.

Y debe ser también un motivo de reflexión de cómo armonizar las tres fuerzas del alma de las que ya habló Steiner Pensar, Sentir y Voluntad.

Así la antroposofía llegará hasta la voluntad de los hombres para que sea una verdadera herramienta de cambio, una tarea que traiga belleza al ser humano desde la más absoluta bondad.

Trabajar con los temperamentos

Trabajar con los temperamentos

De poco nos servirá saber qué temperamento predomina en nosotros si esto no nos sirve para poder desarrollarnos como personas

Los temperamentos no son una etiqueta sino un posible arranque para conocer a una persona

Al encontrarnos con una persona debemos ser conscientes que solo percibimos de él su naturaleza externa, siendo lo que queda en su interior mucho más profundo. Así existen tantos enigmas como hombres, entonces cuando hablamos de temperamentos deberemos ser conscientes de que no es más que una manera de acercarnos a una parte de su esencia. Jamás estos serán una etiqueta y mucho menos se deben justificar comportamientos propios o ajenos por el hecho de poseer uno u otro temperamento.

Acompañar a los niños en su camino

Esta no es una página de pedagogía y se encuentran en la red algunas mucho mejores que pueden dar las claves para acompañar desde el enfoque Waldorf este tema.

En cada uno de los temperamentos melancólico, flemático, sanguíneo y colérico se encuentran desarrolladas la manera de trabajar con los cada temperamento de manera concreta. En esta parte basada en el ciclo de conferencias de Rudolf Steiner en Berlín en marzo de 1909 bajo el nombre de los cuatro temperamentos (GA 57) se dan las pautas generales

Guiar el desarrollo de los temperamentos de los niños es una de las tareas fundamentales para padres y educadores. Lo primero que se debe tener en cuenta es lo que hay y no echar de menos lo que no hay. No se trata de dar consejos ni, mucho menos, pautarlos, porque el acompañar niños es un arte, que ha de ser experimentado, aunque estas líneas puedan aportar algunas claves para ello.

EL NIÑO melancólico

El niño melancólico requiere que aquella persona que quiera educarle haya sufrido ciertos embates de la vida y haya pasado por circunstancias difíciles. Para aprender de alguien ha de sentir que su mentor ha padecido verdaderos dolores. Al melancólico no le podemos eliminar su capacidad de sufrimiento y de vivir en la autolástima, porque son inherentes a él. Por ello, se le deben mostrar situaciones dolorosas en el exterior que puedan justificar esos sentimientos para que salga de su mundo interior de dolor y reconozca esa desgracia en otras personas.

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El niño flemático

El niño flemático requiere, más que en otros casos, compañeros de juegos, a ser posible con intereses múltiples y variados, porque estos amigos serán los que ayudarán a este niño indolente a despertarse. Es como su alma fuera capaz de adoptar los intereses que le reflejen las almas ajenas.

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El niño sanguíneo

A este tipo de niños hay que tratar de despertar su interés, pero no forzándolos a un aprendizaje anclado a una silla. La manera más eficaz y que más evolución desarrolla en estos niños es el hecho de explicitarles cariño. Todos los pequeños demandan cariño, pero los sanguíneos, niños entre los niños, lo requieren todavía más. Todo lo que se haga debe despertar el amor en ellos y se debe hacer que hasta los objetos provoquen ese tipo de sentimiento en ellos.

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El niño Colérico

El niño colérico requiere reconocer y valorar a la persona que le está educando. Él debe tener el convencimiento de que esa autoridad comprende y vive aquello que está tratando de inculcar y que cuando habla lo hace de una manera competente y coherente.

También son personas que requieren retos en la vida, por lo que no se les deben evitar las dificultades de cualquier proceso.

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Autodesarrollo en el adulto

Una persona se puede desarrollar de manera limitada mediante el empleo de sus capacidades intelectuales. De poco sirve saber lo correcto, sino se lleva a cabo y, a ser posible de manera continuada y con un ritmo adecuado, ya que esta es la única manera para que el cuerpo etérico lo pueda aprender.

Las fuerzas del pensar son las menos indicadas para modificar un temperamento. Lo que sí se puede es modificar las circunstancias para lograr un mejor desarrollo personal. Así

El melancólico deberá buscar sufrimientos y dolores ajenos que por tener mayor intensidad puedan hacerle olvidar los propios y le ayuden a trabajar la compasión.

Los flemáticos deberán llegar a tal aburrimiento que le haga soltar la indolencia que les acompaña en su vida.

El adulto sanguíneo puede generarse experiencias diferentes para mantenerse suficientemente interesado en la vida.

El colérico ha de encontrar circunstancias en las que sus pataletas sean tan absolutamente inútiles, para que vaya aprendiendo a que estas no le ayudan en nada a lograr obtener sus deseos.

Al igual que en los niños siempre se trabaja con aquello que hay y no con aquello de lo que se carece.

Si quieres trabajar los temperamentos a nivel de coaching contacta con nosotros

Cuidado y autocuidado: Salutogénesis, Sanar y Curar

Los conceptos de salutogénesis, sanar y curar resultan fundamentales en la idea de cuidado y autocuidado.

Cuidado y autocuidado: Salutogénesis. Conceptos

El primero en definir este concepto fue Aaron Antonovsky en los años 70, consistiendo, como su nombre indica, en la idea de tratar de crear y generar salud.

Para generar esta salud, debemos recurrir a una serie de consejos higiénico dietéticos, ya que, desgraciadamente, para un farmacéutico antroposófico, en el momento actual no se disponen en España de medicamentos antroposóficos.

Derecho del paciente a elegir el tipo de terapia Aspectos sociales y legales

Derecho del paciente a elegir el tipo de terapia

Aspectos sociales y legales

Charla en el Ateneo de Madrid, 18 de junio 2019

INTRODUCCIÓN

Hablar de libertad en el ateneo de Madrid, da bastante respeto, para mi sería como enseñar a tu padre a hacer hijos.

 

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El desarrollo en la Tierra según la Ciencia Oculta de Rudolf Steiner

En la tierra

Separación del sol de la tierra

El sistema terrestre procede de ese cosmos de sabiduría, en el que se forma primero una estructura de alma y espíritu, para irse condensando, primero en su condición ígnea y posteriormente en su condición gaseosa.

En ese momento se separa el sol de la tierra impulsado por entidades espirituales superiores sublimes que buscan su propia evolución y que no podrían soportar un mayor estado de condensación.

Los minerales

Tras la separación del sol todo comienza a sustanciarse y materializarse. Los minerales se quedan con lo que adquirieron en el escalón saturnal y se endurecen con solo la propiedad de formar un cuerpo físico. De esa manera son los primeros seres expulsados de la evolución general de la humanidad.

Los vegetales

En ese momento de separación del sol de la tierra aparecen seres que en la antigua luna estaban configurados por el elemento acuoso. Son los seres que se convertirán en los vegetales.

Ellos recibirán la influencia de lo astral desde fuera. Al acercarse el sol (primavera, verano) estos organismos construyen su cuerpo etérico a partir de la materia terrestre y volverán a disolverse en ella a medida que el sol se aleja, lo que corresponde a las estaciones del otoño y del invierno.

Los diferentes planetas

Existían en ese momento otros seres que todavía no se habían desarrollado plenamente como para continuar su evolución en el sol, motivo por el que se formaron los diferentes planetas, en función del desarrollo de cada uno.

Separación de la luna de la tierra

En una siguiente fase de condensación se separa la luna de la tierra, evitando el excesivo endurecimiento de lo que derivará en el ser humano actual. De no haber sido por esta disgregación, las almas no habrían encontrado cuerpos físicos permeables.

Los seres espirituales que quedaron tanto en el sol como en la luna, continuarán ejerciendo su influencia desde el exterior. La relación entre ellos es lo que generará los movimientos de los astros.

Los animales

En la evolución hubo seres que habiendo incorporado los cuerpos etérico y astral en su interior en el físico, no llegaron a incorporar el Yo. Ya no dependen de lo cósmico exterior logrando un cierto grado de independencia. Esto les hizo que no pudiesen poseer un alma individual, quedándose únicamente con un alma grupal.

El alma de los animales se encuentra en el plano astral, conectada con cada miembro de su grupo por medio de un hilo, no siendo capaces de trabajar su propia biografía.

Desarrollo del hombre

Continua ya la tierra en solitario su proceso de condensación, apareciendo en ese momento la diferenciación en ambos sexos y la herencia a través de la influencia de los espíritus de la forma.

El hombre siente ya el calor del exterior, el interno, y el que penetra a través del aire insuflado, comenzando con ello a sentirse como una entidad autónoma, comienza el nacimiento del yo. Al fluir ese calor en el interior, aparece lo que se convertirá en la circulación sanguínea.

A partir de aquí el hombre comenzara a desarrollarse en las diferentes fases de la tierra hasta su momento actual.

Como se expresan los cuatro cuerpos

Los cuatro cuerpos se expresan en función de su evolución a través de los elementos. Así el primer vehículo que utiliza un cuerpo al constituirse es el calor, posteriormente pasa a convertirse en aire, agua y por último sustancia sólida.

Por ello el cuerpo físico comenzó siendo algo caliente en el Antiguo Saturno para evolucionar en el Antiguo sol a expresarse en lo aéreo, acuoso en la Antigua luna y por último en materia sólida ya en la tierra.

Los otros cuerpos que no han evolucionado hasta término se han quedado en estadíos intermedios. El cuerpo etérico se expresa a través de lo líquido-acuoso, el astral mediante lo aéreo y el yo solo logra vehiculizarse por el calor.

Esto resulta de gran trascendencia en el abordaje terapéutico de las patologías, como por ejemplo en el caso de la fiebre. Este aumento de la temperatura corporal es mucho más que un síntoma, leyéndose como proceso por el que el Yo llega a trabajar en una persona.

Antigua luna

Antigua luna

Tras un nuevo periodo de reposo, tras el Antiguo Saturno y el Antiguo Sol emerge ahora como luna, en la denominada por Steiner, Antigua Luna.

Durante este ciclo son los Espíritus del movimiento y los de la forma los que toman protagonismo infundiendo el cuerpo astral.

El cuerpo físico se condensa hasta un estado líquido acuoso, que es atravesado por corrientes aéreas y penetrado por el calor. Con el paso del tiempo llega hasta alcanzar una forma viscosa que va ganando en movilidad. Ya aparecen una diversidad de seres.

Existen formaciones que se encuentran todavía en el escalón saturnal, otras que han quedado en el escalón solar, y otras que llegaron pero no superarán la fase de antigua luna.

Así van surgiendo los reinos: los primeros, que solo poseen un cuerpo físico, se convierten en «lo mineral». Los que quedaron en la fase solar y no llegaron a un cuerpo astral independiente, evolucionaron a plantas, y lo que no superaron la fase lunar se convirtieron en seres del reino animal.

Hasta dividirse en esos tres reinos diferentes pasaran por estados intermedios:

Germen del hombre

Este estado de «germen del hombre» es superior al de los animales, pero todavía no ha desarrollado un yo. Se encuentra en un estado de hombre animal con una entidad totalmente penetrada por un cuerpo astral y otro etérico. Ya aparecen en el hombre la circulación de humores, los fenómenos de crecimiento, así como una especie de nutrición-respiración. A través de ella,  el hombre es capaz de recibir elementos desde el exterior (líquidos y gaseosos) y transformarlos. En ese intercambio con el mundo, y al ir desarrollando el cuerpo astral el hombre ya siente agrado o desagrado.

La corporalidad humana se desdobla apareciendo una cabeza que todavía es plástica, y no existiendo todavía órganos sensorios competentes, apareciendo los nervios como una continuación de esos órganos.

Plantas animales

Este segundo grupo se puede considerar como plantas animales o animales vegetales. Formaban una capa encima del suelo, similar a una ciénaga, con un alto contenido en agua.

No es extraño que en la actualidad, en el mundo vegetal aparezcan en ese ecosistema plantas mezcla animal y vegetal como las carnivoras, las plantas parásitas y otras que tienen una de sus tres miembros hipertrofiados. Todas ellas se emplean en la farmacología antroposófica.

Minerovegetales

Los minerovegetales, que formaban el sustrato de toda la luna, son de una consistencia no rocosa, más parecido a la madera o a un cuerno.

En el último periodo de esta fase se reintegran sol y luna. Con ello, lo que llegará a ser la tierra contiene ya seres de los tres reinos.

En ese momento los Espíritus de la sabiduría dirigen y la naturaleza se convierte en el cosmos de la sabiduría. De ahí que todo el mundo sepa aquello de que la «naturaleza siempre es sabia».

Aparición de la Sabiduría en la naturaleza

En el ciclo de conferencias, acerca del evangelio de San Juan, Rudolf Steiner habla de que la misión de la actual encarnación del planeta tierra es alcanzar el amor y la identidad propia del «Yo soy» del hombre, algo que trajo el Cristo. En esas mismas conferencias, Steiner menciona que el papel de la Antigua Luna fue la de traer la sabiduría a la naturaleza. Por tanto, y desde entonces la naturaleza se puede considerar sabia.

Antiguo Sol

Antiguo Sol

El Antiguo Sol aparece tras la extinción del Antiguo Saturno y una fase de espiritualización posterior.

A la tierra en sus apariciones consecutivas le ha ocurrido algo similar a lo que experimenta el hombre: Entre encarnación y encarnación pasa por una fase de espiritualización en la que retoma fuerzas.

Así, en el antepasado del hombre aparecieron nuevas capacidades como la de transformar el calor en luz. Las antiguas tradiciones orientales denominan a este ser Pralaja. Esta fase va a ser dirigida por los Espíritus de la sabiduría.

Siempre que existe un paso evolutivo, algo cae en un estado inferior, y así fue como apareció el aire, una precipitación que puede ser considerada, de alguna manera, como lo primero en la historia de naturaleza material.

Con la irrupción de la luz, hace su aparición el ritmo al formarse los ciclos de claridad y oscuridad, algo parecido a la noche y el día.

La materia lumínica se va condensando hasta un primer estado de la materia, lo gaseoso, lo vaporoso, el aire.

Aparecen en esta fase los rudimentos de lo que será la reproducción humana.

Antiguo Saturno

Antiguo Saturno

El nombre de Antiguo Saturno procede de la extensión que cubría hasta la esfera de la que el actual Saturno configura la frontera.

Para nada deberíamos plantearnos aquello que conocemos hoy como el planeta Saturno.

Este astro que era simplemente una condensación de calor no lo podríamos percibir en la actualidad con nuestros actuales sentidos. En un primer momento era un calor anímico sutil, para posteriormente pasar a ser un calor térmico, sin existencia de nada, ni gaseoso, ni líquido, ni, por supuesto, sólido.

Tal y como una idea crece en la cabeza de un artista, pintor, escultor o poeta y, posteriormente, se plasma ya madura en una obra, así, según Steiner, fueron los tronos, Espíritus de la voluntad, una de las más altas jerarquías espirituales, los que tuvieron la Idea del HOMBRE. Esa idea del HOMBRE no es la del hombre actual, ser incompleto, sino el HOMBRE como entelequia terminada en su evolución.

Cuando los espíritus de la voluntad plasmaron su idea, lo hicieron en Proto-Adán, o como se le conoce en otras tradiciones orientales, como el ser de luz, Adán Kadmon.

Durante el ciclo de Saturno el hombre era el único ser, de los que percibimos en la actualidad, que existía, pero su existencia, se limitaba a algo sutil que daría lugar a su cuerpo físico.  En los comienzos del ciclo de Saturno lo que se observa no lleva todavía el carácter de calórico, siendo la única manera de caracterizarlo compararlo con una cualidad como la voluntad humana, voluntad que es emanación de otros seres sublimes que son los «espíritus de la voluntad».

Patologías Pulmonares: Neumonía y Bronquitis: Causas y tratamiento

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En la mayor parte de las patologías respiratorias se puede observar una incapacidad del sistema rítmico de separar y armonizar los polos neurosensorial y metabólico. Queda así invadido por alguno de ellos apareciendo alguna de las patologías que se describen más adelante.

En la Neumonía es el sistema metabólico el que cobra una preponderancia y rompe el necesario equilibrio del sistema respiratorio.

Seguir leyendo «Patologías Pulmonares: Neumonía y Bronquitis: Causas y tratamiento»

Visión antroposófica del pulmón

Desde el punto de vista antroposófico el pulmón es mucho más que el órgano respiratorio del ser humano.

En el presente artículo se describe como el sistema respiratorio está vinculado al paso del ser humano por la tierra, permitiendo que el alma se ancle en esta existencia. Seguir leyendo «Visión antroposófica del pulmón»