Los diferentes niveles de conciencia del ser humano

Los diferentes niveles de conciencia del ser humano

A lo largo de la historia se ha tratado de buscar la mejor forma de representar los diferentes niveles de conciencia del ser humano.

Rudolf Steiner presentó una imagen del ser humano que sigue siendo válida más de un siglo después, habiendo sido seguida por pensadores tan actuales como Ken Wilber

La conciencia sería desde este punto de vista, no solo un estado, sino el verdadero motor y fuerza de la evolución humana. Siendo un escalón superior el que se mostraría como potencial para ser la causa del siguiente paso evolutivo.

Se presenta aquí esta visión a la realidad del ser humano que recoge diferentes tradiciones milenarias, sabiendo que cualquier esquema que se haga, por más superior que este sea, no podrá reflejar la integridad del hombre.

Los elementos constitutivos

Cuerpo físico

El cuerpo físico del ser humano es aquella parte material que constituye su organización. Formada por sustancias químicas se descompondrán y volverán a la tierra en el momento de que les abandone la vida.

Es solo sustancia y carece de conciencia.

Cuerpo vital

El siguiente escalón es la entidad que sostiene unido al cuerpo físico. Es el responsable de las funciones metabólicas con sus siete procesos.

A este nivel aparece una primera conciencia, aunque debe atribuirse únicamente a lo instintivo (supervivencia y procreación).

En la historia del mundo vendría representado por la conciencia mágico-animista.

Alma sensitiva

Steiner denomina, alma al espacio interior de cada ser humano. Tiene cabida en el cuerpo anímico, también llamado astral de forma tradicional.

En este espacio se encuentra lo interno del ser humano con lo externo, acumulando experiencias.

Parte del mundo penetra mediante las percepciones recogidas por los órganos sensoriales del cuerpo y que son convertidas en sensaciones que resultan placenteras o dolorosas.

Aparece aquí un pensar muy elemental que se limita a unir la percepción con el concepto que ya se encontraba dentro de otra experiencia anterior.

Para generarse atracción o repulsión apenas se requiere una conciencia elemental que no analiza, sino que se comporta de forma algo reactiva, en función de sus apetitos.

No es capaz de trascender lo egoico.

El alma racional y afectiva

En este paso de conciencia aparece ya el pensar analítico, el propio de la filosofía griega. Este se desvincula de lo sensitivo logrando discurrir sin basarse en la percepción. De esta forma se puede superar ya lo particular y tratar de hallar lo universal, más allá de lo que a uno le despierte de alegría o rechazo.

Su herramienta es la deducción. Siempre piensa desde una representación. Existe el peligro de que se identifique con ella, pudiendo aparecer cierta emocionalidad.

El alma consciente

El siguiente escalón es el de tener conciencia de la conciencia

Este espacio interior cuenta con dos polos:

Uno, que se forma por el conocimiento de uno mismo

Otro, la parte más espiritual en la que está en contacto con lo bueno, lo bonito y lo verdadero a través de la intuición o revelación de lo espiritual.

En esta etapa de conciencia el ser humano puede vivir la Verdad independiente de los sentimientos que le despierte. Y, de hecho debe trascender sus simpatías y antipatías para lograr llegar a esta.

Es el nivel de conciencia que está tratando de conquistar la humanidad en la actualidad. En general, ya solo se debería poder trabajar en los intereses propios en la medida en que representan el bien común.

El Yo espiritual

Al entrar en contacto con lo bueno, lo bonito y lo verdadero, la persona se transforma y puede llegar a convertirse en una forma individual de expresión de estas tres virtudes. A este estado de conciencia se le denomina Yo espiritual.

Ya no se limita a iluminar el pensar, sino que, todo el comportamiento se integra en la conciencia haciendo que esta trascienda y que la voluntad y las acciones de las personas tengan un carácter más altruista

A este estado que es una manifestación de lo espiritual en el yo, otros autores lo han denominado como el Yo esencial y, los hinduistas, lo llamaron Manas.

En las condiciones evolutivas actuales muy pocas personas lo alcanzan y, de hacerlo, no permanecen en él.

Existen varias maneras de acercarse a él:

Uno de ellos es la meditación, el otro trabajar en comunidades conscientes, tratando de encontrar el bien común y el desarrollo evolutivo de la humanidad.

Formas de conciencia futuras

Rudolf Steiner indicó hacia dónde podría evolucionar la parte despierta de la humanidad, adelantando la posibilidad de que determinados seres humanos puedan alcanzar nuevos estados de conciencia casi inimaginables en la actualidad.

Espíritu de vida

Si se llega a trocar todo el mundo emocional, para que exprese la esencia espiritual, se puede alcanzar el estado de Espíritu de vida que otras personas han denominado Yo auténtico y que los hindúes llamaron Buddhi.

Alcanzado ese estado de conciencia podremos determinar nuestra vida de una forma espiritual, como si saliese de forma espontánea, llegando al hábito de inclinarnos hacia lo Verdadero.

Hombre espíritu

El estado de conciencia superior al que el ser humano puede aspirar es el de Hombre espíritu, que en el hinduismo se conoce como Atman.

En ese momento el ser humano podría alcanzar un estado capaz de determinar hasta su corporalidad y hacer que sus fuerzas y sus procesos sean un reflejo de su Verdadero Yo.

Condiciones de la evolución

Todo el proceso evolutivo deberá ir siempre en paralelo al desarrollo de la verdadera libertad.

Y es que solo viviendo desde ahí se desarrollará ese Hombre Nuevo que no existía antes, y que es la verdadera apuesta de lo divino.

Si quieres saber más

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Conectar con nuestro Yo es la mejor medicina

Este artículo del autor ha sido publicado en la revista del Gallo de Anthrosana

Conectar con nuestro Yo es la mejor medicina

Vivimos tiempos de incertidumbre y de dificultades, sin embargo, desde la antroposofía disponemos de muchos recursos para poder enfrentar estas dificultades y encontrarnos con nuestro verdadero ser.

Imagen del hombre a la luz de la antroposofía

Rudolf Steiner presentó una imagen del hombre como el único ser constituido por:

  1. Un cuerpo material y visible formado de sustancias que nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte
  2. Un alma propia e individual, también llamada por los griegos psiqué, que es aquel espacio dentro de cada uno de nosotros donde vamos acumulando las experiencias vitales. Mediante el pensar introducimos en ella lo que ocurre en el exterior, mediante la voluntad concretamos nuestra intención en actos y estos dos aspectos se compensan mediante el sentir que queda entre ellos
  3. Por encima de esta alma nos hallamos en presencia de la parte espiritual del ser humano, aquella que permite decir Yo y que le dota de su esencia e identidad.

Tiempos de miedo

Parece una evidencia fuera de toda duda, que, en el momento actual, se ha tratado de inocular el miedo como elemento paralizante. Las constantes noticias tratan de alarmar hasta conseguir una población aterrada, es decir más sumergida que nunca en la tierra.

La pandemia, la emisión en directo de catástrofes naturales, los problemas energéticos buscan generar un estado de intranquilidad mantenido en el tiempo.

Pero ¿qué es el miedo realmente?

La inteligencia emocional creada por Goleman en los años 80 del pasado siglo expuso que el miedo aparece cuando existe una desproporción entre la amenaza que sentimos y los recursos con los que contamos.

Steiner, más de medio siglo antes ya advirtió que el ser humano debería enfrentarse a este enemigo para poder conquistar lo que él llamó “alma consciente”.

En su oración a Micael ya invitaba a erradicar el temor del alma humana y sustituirlo por la confianza.

San Juan de la Cruz en su Noche oscura contrapone el miedo a la esperanza. Siguiendo este hilo de pensamiento, estos momentos en los que han tratado de aterrorizarnos parecería que quisieran llevarnos al infierno de Dante que en su Divina Comedia describía, como el lugar en el que se “abandona toda esperanza”

Siguiendo la definición de miedo de la Inteligencia emocional antes mencionada, existirían dos maneras de combatir el temor: Reduciendo la amenaza o encontrando los recursos para poder afrontarla.

La amenaza que se siente se basa en una representación del riesgo percibido de manera individual por cada persona. Algo que ya mostró Viktor Frankl tras su terrible paso por un campo de concentración cuando expresó que lo importante no es lo que nos ocurre, sino qué hacemos con aquello que nos sucede.

Sería como decir que no es lo que vivimos, sino como nos contamos a nosotros mismos lo que nos está pasando. Por tanto, y con el fin de alcanzar una ecuanimidad sería conveniente atenerse a hechos probados y no a teorías que ponen en riesgo nuestra estabilidad emocional. Para lograrlo resulta recomendable una dieta de información, especialmente de aquella que nos desasosiegue, bien no viendo los medios de información de masas, bien, evitando aquellos que nos conducen al miedo alimentando otras teorías.

Steiner ya indicó que uno debía fiarse más del criterio propio que de la opinión pública.

La despersonalización

La educación con sus planes homogéneos, la medicina hospitalaria actual con su protocolización y la sociedad con la idea de la globalización son formas efectivas que tratan de deshumanizar al ser humano y generar una uniformidad contraria a la idea de un Yo.

De esta manera, durante la crisis sanitaria, los medios de comunicación relataban en forma de cifras de enfermos y fallecidos. Como si fuesen únicamente un dato estadístico y no el destino individual de muchos seres humanos únicos.

Los políticos apoyados en deportistas ilustres transmitían la idea de que “de esta salimos todos” como evitando la idea de que se requiere un esfuerzo personal para enfrentarse a un destino individual.

Ante esta enfermedad, que ha demostrado que cursa de forma individual, leve en algunos, con complicaciones y hasta mortal en otros, se ha buscado una solución única. La llamada vacuna ha tratado de ser impuesta evitando que fuese de forma consciente. Se ha intentado reducir el criterio personal, adormeciéndolo por unos medios de comunicación que han mezclado la información con opiniones trufadas de fuerte carga emocional.

No se trata de ser, o no, contrarios a una inoculación mediante una terapia génica, sino de invitar a que cada ser humano apele a su conciencia y sea el mismo quien decida en libertad.

No se trata de rebaños se trata de comunidades de seres humanos.

No se trata de veterinaria, se trata de medicina y en la antroposófica se conoce desde hace más de cien años la necesidad de trabajar este arte de la curación desde la individualidad y no desde el protocolo único.

El Yo esencial de cada ser humano tiene la respuesta individual ante las posibilidades terapéuticas que se le ofrecen. Con la debida información y asesoramiento sanitario profesional es capaz de tomar su propia decisión que debe ser respetada.

Recorte de las libertades

En este último tiempo también han existido medidas que han recortado la libertad: Confinamientos, limitaciones de movimiento y de ocio, coacciones para inocular una terapia experimental, etc. han sido y son el pan nuestro de cada día.

Y, a la vez tiempos de esperanza

Parecería que alguien o algo estuviera deseando que el hombre no alcance aquello que solo él en el universo puede conquistar, la libertad. Y, sin embargo, hoy más que nunca cada individuo está en condiciones de alcanzarla

Esta le permite a cada hombre decir desde su esencia espiritual más profunda Yo soy. En el evangelio de Juan (18,6) se puede observar como el pronunciar ese Yo soy puede hacer que tus enemigos retrocedan y caigan.

Los caminos

Rudolf Steiner indicó que existen tres caminos de acceso a lo espiritual que nos permite pronunciar ese Yo soy y que son el arte, el pensar y la religión.

Lo artístico debería ejercerse de manera habitual. Despertar lo estético en nosotros permite liberar nuestra fuerza creativa y atravesar los momentos más delicados y complicados.

Otra forma de trascender es el verdadero pensar, el que crea cada uno de nosotros en su interior. Evitar caer en las opiniones públicas dirigidas que atienden a intereses más o menos espurios para tratar de construir una conciencia crítica creadora. Que pueda separar los hechos objetivos, observados de forma fenomenológica y desproveerlos de juicios subjetivos. En caso de que aparezcan emociones ante lo que se está observando tomar conciencia de ellas, pero no dejarse arrastrar por ellas

El tercer camino para llegar a lo espiritual es hacerlo desde la religión. Pero no entendida como un conjunto de dogmas o creencias, sino como el verdadero religarse con aquello que somos y de donde procedemos, con nuestra parte trascendente que nos ha conformado antes de nacer y lo hará tras la muerte.

Como las verdades del espíritu apenas son una brisa sutil debemos calmar las tormentas anímicas que nos impedirían percibir ese suave viento. Por ello, la meditación en calma resulta una de las formas privilegiadas para acceder a la trascendencia y llegar a nuestro Yo.

Uniendo los dos caminos del pensar y la meditación, Steiner creó una forma de meditar que aquieta la mente y lleva a la persona a su centro

Se requiere una respuesta individual de cada ser humano y la antroposofía “un camino de conocimiento para guiar lo que hay de espiritual en el ser humano hacia lo que hay de espiritual en el universo» resulta más útil necesaria que nunca.


Amenaza del Coronavirus a lo largo de la biografía

Es evidente que esta pandemia ha afectado de muy diversas maneras a las personas, tanto lo que ha sido la enfermedad causada por el Coronavirus, como las medidas que se han tomado para evitar su propagación.

De la fisiopatología de la enfermedad ya se ha hablado en este blog repetidamente tanto en general como en primera persona.

Pero más allá de la enfermedad, la pandemia y el estado de alarma con todas las medidas han sido un lastre para el ser humano algo que se refleja en su biografía y que se irá detallando en los diferentes septenios.

Revisión septenio a septenio de la amenaza que supone el Coronavirus

Primer septenio

Durante el primer periodo de la vida, el niño se encuentra muy unido a su madre, tanto en lo afectivo como en lo energético. Por ello, cualquier alteración en ella es transmitida al pequeño de forma automática. Si la madre ha estado sometida a una situación de miedo o angustia, el niño lo percibirá y lo sufrirá. Además, los pequeños son extremadamente perceptivos por lo que notarán cualquier situación de estrés o angustia emocional en el ambiente familiar más allá de su madre.

A los niños parecería que se les dice que eviten que otros chicos respiren a su lado, porque eso constituye un peligro. Es decir, socialmente se les comunica que la presencia de otro compañero (no conviviente) es una amenaza para él. Se les está inculcando el riesgo que supone el otro, cuando lo que deberían aprender como seres humanos es la cooperación. Esto resulta dramático, teniendo en cuenta que a los niños en este primer septenio la virtud que les ha de acompañar es la bondad.

Los confinamientos que limitan la salida al exterior hacen que los niños tengan menos horas de sol lo que puede hacer que tengan un déficit de vitamina D, algo que se ha relacionado con el riesgo de sufrir COVID.

Segundo septenio

A partir de que los niños entran en edad escolar se convierten en puro movimiento y experimentación. Este descubrir ahora mismo se está reprimiendo, ya sea por las limitaciones impuestas en los colegios o por el cierre de estos mismos.

En torno a los diez años los niños necesitan sentir que el mundo es bello. Esto se hace difícil en un planeta con tanto miedo y tanta mascarilla.

Se les está diciendo por activa y por pasiva que sus compañeros son una amenaza y un riesgo de contagio. ¿Cómo le vas a prestar las tijeras a tu vecino de pupitre si él te las puede devolver infectadas de Coronavirus?

En este periodo de su vida pasan lo que Rudolf Steiner denominó el Rubicón, algo que, entre otras cosas les hace concienciarse de la idea de que va a morir. Algunos niños sufren de miedo por esta idea y les cuesta dormirse. Esta angustia y terrores nocturnos se pueden agravar estando en el ambiente y en los medios de comunicación tan presente la idea de la muerte.

Tercer septenio

Si existe un periodo en la vida que no se atiene a las normas, este es, por excelencia, la adolescencia.

El otro día comentaba una chica en su decimoctavo cumpleaños, que ella no había necesitado y ya nunca lo necesitaría el pedirle a su hermana mayor el carné de identidad prestado para colarse en una discoteca. Con este sencillo ejemplo se pone de manifiesto, la impotencia de los chicos de esta edad que, ni siquiera están pudiendo transgredir.

Hay muchos padres que reconocen que, aunque duermen más tranquilos los fines de semana porque a las 23:00, como muy tarde están sus hijos en casa, están preocupados por la falta de experiencias que estos están teniendo.

El tercer septenio es un momento de búsqueda, de meter la pata, de encontrarse con los primeros amores, de emociones desbocadas e incontroladas.

Parte de la sociedad ha criminalizado estos escarceos llamando “botellón descontrolado” a lo que antes se llamaba, simplemente estar con la pandilla en la playa.

En los medios de comunicación se les ha culpabilizado, incluso, de contagiarse en esas quedadas y transmitirles el virus a sus abuelos llevándolas a la muerte directamente.

Los chicos no pueden juntarse en grupos de más de seis, así que las manadas, las pandillas o cuadrillas han de limitarse. Así los más introvertidos que no gozan de la popularidad de estar entre los seis más elegidos se han de quedar en casa, agravándose así su falta de dotes sociales.

Además, el aislamiento domiciliario les ha llevado a extremar la tendencia telemática que ya se apuntaba. Si ya se estaban comunicando mediante redes sociales, WhatsApp, jugando a la play o cualquier otra plataforma, esta tendencia se ha acelerado. Hoy, la gran mayoría de los chicos prefieren ver a sus amigos en Tik-tok antes que al natural o prefieren una comunicación virtual, antes que un verdadero diálogo real de yo a yo. Esto supone una merma en la calidad de la interrelación personal y en su calidad que, posiblemente tendrá sus consecuencias en un cierto fututo.

Posiblemente, sea este grupo de edad, junto a los más mayores los más perjudicados por todas las medidas tomadas en este estado de pandemia.

Cuarto septenio (21-28 años)

No parece que este grupo sufra de las consecuencias de la enfermedad. A esta edad se supone que se dispone de un sistema inmunitario desarrollado que puede poner freno al virus. Además, su comportamiento menos expuesto que el del tercer septenio, parecería ponerles más a salvo y hacerles ser menos víctimas que otros grupos de edad.

Sin embargo, los veinteañeros deberían, según lo arquetípico de la biografía, vivir un momento de experiencias. Sería importante que viajaran, algo que no pueden hacer por el cierre de las fronteras.

La elección de sus primeros trabajos debería basarse en criterios de aprender, más que en buscar una seguridad, ya sea en sueldo o en estabilidad laboral. La crisis de los talentos les llega a estas personas sin poder realizarse, verdaderamente, la pregunta, de si están pudiendo poner a disposición del mundo sus fortalezas, ya que están más preocupados de poder “asegurarse” su puesto de trabajo. Es decir, estancarse demasiado pronto.

En el terreno sentimental, también se les dificulta conocer posibles futuras parejas.

Por tanto, las personas del cuarto septenio, en principio, menos damnificadas en la pandemia, también están sufriendo sus consecuencias.

Quinto septenio (28-35 años)

Es este un periodo de tiempo que requiere de cierta tranquilidad. A esta edad muchas personas consolidan una relación de pareja, tienen hijos y se hipotecan. Son, por tanto, los que más pueden sufrir esta situación de incertidumbre, dado que anhelan una tranquilidad qué les es imposible lograr ahora.

Los que han pensado en tener descendencia lo tienen que meditar varias veces antes de tomar tan arriesgada decisión.

También aquellos que ya tienen hijos, han tenido que inventar formas creativas para poder conciliar su cuidado con el desarrollo de su trabajo durante el confinamiento.

En este periodo de la vida en que muchas personas deciden emprender un negocio, también les resultará complicado dar ese salto.

Sexto septenio (35-42 años)

La crisis de los cuarenta o midlife crisis, viene dada por las preguntas existenciales que uno se hace en este momento.

Toca plantearse el papel que uno tiene en el mundo y el sentido que tiene lo que se está haciendo.

Estas preguntas que siempre corren el riesgo de ser acalladas son en este momento “aplastadas” por cuestiones más inmediatas.

¿Cómo me voy a plantear si mi existencia tiene sentido, si apenas tengo la capacidad para salir adelante?

¿Cómo puedo tratar de saber si tiene sentido mi trabajo si no sé si voy a volver a él el lunes que viene?

Séptimo septenio (42-49 años)

Si en el septenio anterior se mencionaba que no se han llevado a cabo las preguntas, más difícil resultará que en este septenio se respondan.

En este periodo de la vida y al igual que ocurre en la treintena, existe un cierto riesgo de convertirse en un dogmático. En un momento en el que existe más opinión que información y conocimiento la amenaza es que se tome una postura oficialista o la contraria conspiranóica, sin atender a las matizaciones tan necesarias.

La sobreexposición al miedo hace que muchas personas no quieran plantearse aspectos demasiado profundos, ni de desarrollo personal.

Tras un primer momento de confinamiento total en España que invitó a muchas personas a un cierto giro hacia lo trascendente, el final de ese periodo encerrados también supuso, un escape de lo profundo arrojándose en los brazos de lo más superficial.

Octavo septenio (49-56 años)

Pasados los 50 la vida le invita a convertirse en un maestro. Alcanzar este grado no consiste en querer enseñarle a los otros desde la pedantería, sino desde una apertura altruista a sus necesidades. Ahora más que nunca hay “maestrillos” dando lecciones de cómo combatir la incertidumbre.

Abriendo el corazón y “pensando” con él se puede alcanzar la libertad. Pero, para esto se requiere una tranquilidad y un sosiego de espíritu que puede ser complicado conseguir en estos turbulentos momentos de pandemia

Noveno septenio (56-63 años)

A partir de esta edad los sanitarios indican que contraer la enfermedad del COVID 19 ya entraña un riesgo vital en un porcentaje considerable. Además, muchos de los trabajadores que ya están cerca de su jubilación tienen mayores dificultades para los cambios a nivel profesional y con la ofimática, por lo que el teletrabajo se les puede atragantar más que a otros compañeros más jóvenes.

En este periodo de la vida se llevan a cabo muchos balances y se puede adquirir una cierta sabiduría fruto de la suma de la adquisición de conocimientos con la experiencia. Así que esa capacidad para tener perspectiva en la vida puede relativizar la emocionalidad de estos momentos.

Más allá de los 63 años

Si no se ha prejubilado antes, en esta etapa de la vida cesará ya su labor profesional.

Aquellos que lo hagan y que no tengan como sustituir la cesada actividad laboral pueden entrar en una fase de confusión y cierta tristeza o melancolía.

Si a esta nostalgia habitual se le suma la limitación de movimiento y la reducción del contacto social, la situación se agrava.

Las personas de más de 60 y, no digamos, las de más de 70 y 80, sienten el miedo de la amenaza de contraer la enfermedad. Y más cuando los medios de comunicación no dejan de repetir e indicar el riesgo de las consecuencias mortales que supondría un contagio. También sienten angustia las personas con enfermedades crónicas que no han podido ser atendidas como ellos hubieran querido debido a la saturación hospitalaria.

Se tenga la edad que se tenga la situación de la pandemia ha sido y sigue siendo un salirse de lo conocido hasta ahora. Esta incertidumbre, ya sea por la enfermedad o por las medidas adoptadas para combatirlo ha sido una fuente inagotable de aprendizaje. Sólo nos cabe desear que se aproveche.

Mi experiencia con la COVID

Hacía meses que no escribía en este blog…

Mi dedicación a otros proyectos como el coaching biográfico me ha alejado mental y anímicamente de la parte más farmacéutica que un día fue la principal de mi vida.

Ya había escrito sobre el COVID y el Coronavirus, pero siempre desde la teoría y parece que me han regalado la práctica. Quiero compartir mi experiencia, no con ánimo de exhibicionismo, sino para poder ayudar a otros que estén pasando por similar trance. Y me gustaría hacerlo desde el regalo que es la ciencia espiritual que todo lo ilumina.

Leo hasta la saciedad en círculos antroposóficos que el Coronavirus no existe, que los hospitales están vacíos y que todo es un invento. No tengo otra cosa para poder experimentar que mi cuerpo y alma para saber los estragos que hace la enfermedad y a mi familia que ha pasado y, en parte, sigue en el hospital para saber el estado de cómo se encuentran de abarrotadas las clínicas.

En la parte corporal

Los síntomas corporales ya se han descrito en innumerables páginas, tanto aquí, como en el caso de fisiopatología de la enfermedad, como en otras páginas web.

Además de los respiratorios, tos persistente de más de tres semanas, a mi me afectó mucho al sistema digestivo. Náuseas, apetito inexistente y una interminable diarrea de más de siete días.

El COVID tiene que ver con el cuerpo astral

Desde un punto de vista antroposófico toda la batalla con el coronavirus se establece en el astral.

Por eso el cuerpo etérico se ve desplazado del organismo humano, algo que en mi caso se manifestó en la incapacidad de sostener el organismo acuoso, traduciéndose en el proceso diarreico antes mencionado.

Los dolores tienen mucho que ver con cuerpo astral. En mi caso llegué a descubrir algunos que nunca había sentido que resultaron de mayor intensidad que los de un herpes Zoster que había padecido hace unos años. Tenían hasta colores, texturas y temperaturas múltiples… Durante tres días me pareció que de manera contínua constreñían mi cabeza con un cinturón hasta llevarla a casi estallar.

Lo astral también se manifiesta en lo espástico de los síntomas: tos, cólicos, etc. que son las contracciones que caracterizan a este cuerpo.

Pero el cuerpo astral sólo permanece unido al cuerpo físico-vital durante la vigilia, por lo que la afección a este nivel se refleja en un síntoma que, yo, al menos antes de sufrir la enfermedad, apenas había relacionado con ella: la incapacidad para dormirse, es decir, el insomnio.

Mi experiencia fue que resultó uno de los síntomas más duros de sobrellevar de todos. Durante más de diez días y, especialmente, diez noches no pude apenas conciliar el sueño. Los pocos momentos que podía dormir algo, las pesadillas de todo tipo y condición se apoderaban de mi.

En la parte anímica

El insomnio antes descrito acaba hundiendo el ánimo.

No dormir, las pesadillas y las eternas noches se hacen realmente difíciles, sobre todo cuando se prolongan en el tiempo.

La preocupación de mi mujer hospitalizada, mis hijos enfermos en casa y la necesidad de hacerme una placa de tórax para descartar una posible neumonía se agiganta en una noche de insomnio. Te pasas dando vueltas en la cama, pensando qué será de tus hijos enfermos si, finalmente te tienes que quedar ingresado.

Pero las heridas del alma tardan más en sanar que las del cuerpo.

Semanas después de haber dejado de toser, todavía me costaba tener un pensar claro, un sentir sosegado y una voluntad firme.

El COVID como camino iniciático

Tanto yo, como otras personas con las que he podido compartir experiencia coincidimos que no somos los mismos que antes de entrar en este proceso.

Corroboro que muchas de los hábitos que me parecía imposible dejar atrás, hoy son parte del pasado. Que he cambiado de planteamientos, de maneras de relacionarme con los más cercanos, de gustos culinarios, que veo determinados asuntos que antes observaba de un color, ahora los percibo de otro. En definitiva que ha habido un antes y un después de la enfermedad.

Tras haber estado primero en una parte de dolor, luego en una parte de ausencia, posteriormente en un no reconocimiento de mi mismo, empiezo a descubrir que ese nuevo yo que aparece perfilado es más Yo que el anterior. Y lo que más siento es que se ha abierto una nueva puerta al mundo espiritual muy especial. Recuerdo que en una de las noches de mayor dolor físico y anímico me sentí acompañado por una figura amorosa y luminosa que serenó de manera inmediata todo el sufrimiento.

Creo que el COVID puede ser un camino iniciático para poder entrar en una nueva dimensión espiritual.

Toca seguir caminando…

Encarnación y Yo

Una de las mayores dificultades que se plantean en la existencia es la de poder diferenciar aquellas entidades a las que llamamos yo y a lo que tiene que ver con su encarnación.

El viaje del Yo hacia su encarnación

El Yo en el mundo espiritual

Un Yo que se encuentra en el mundo espiritual puede llegar a sentir la plenitud de encontrarse en su forma perfecta y de hecho es alentado a quedarse en ella por el señor de la luz. 

Sin embargo, por un contacto con el Cristo, que le muestra la humanidad y el desarrollo que esta necesita, puede sentir la invitación a hacer el mismo camino, que Él hizo hace casi 2000 años y decidir encarnarse.

El viaje de la encarnación

Si tras esa conversación ese Yo decide bajar a la tierra habrá de comenzar un largo proceso:

Parte de su Yo, solo una parte, comienza un largo peregrinaje por todas las esferas planetarias. De ellas irá tomando aquello que dejó en su paso por ellas, tras morir en la anterior encarnación y que se ha ido metamorfoseando, conforme a las leyes del karma. Esto constituirá su sustancia anímica y en la tierra su cuerpo astral, que recibe su nombre, precisamente por provenir de los  planetas y otros astros.

Ese Yo, ya envuelto por su parte anímica-astral, ha de llegar a cubrirse de dos nuevos cuerpos: aquel que le dotará de vida y el que le dará un soporte material o físico.

El Yo y el yo en la tierra

Así tras el nacimiento en la tierra, ese Yo encarnado y envuelto por los mencionados cuerpos, comenzará su vida terrestre y a escribir su propia biografía. Pero para poder desarrollar esta existencia en el mundo, deberá dotarse de un ego que vendrá condicionado por su lugar de nacimiento, su sexo, su situación social, etc y que le hará ir constituyendo un yo cotidiano. A este no debe confundirsele con la esencia de aquel que bajó a la tierra, aunque en muchas ocasiones por error se identifiquen.

Influencia del Yo en el yo

Existe una parte del Yo superior que no llegó a encarnar y que irradia a esa otra parte de Yo que sí lo hizo. Los efectos de esta iluminación se dejan sentir a tres niveles:

  1. En la propia conformación de la persona. Así se marcan sus rasgos y temperamento en combinación con aquello que hereda de los progenitores mediante las leyes genéticas
  1. En la parte anímica de la persona, especialmente en su voluntad.
  1. En el entorno de la persona en la tierra. Esta acción de su Yo es la responsable de la infinidad de encuentros “casuales” que la persona va llevando a cabo a lo largo de su vida y que irán conformando su biografía. También ese Yo desde su irradiación puede tratar de despertar a la persona. Así, mediante hechos en su vida, accidentes, pérdidas de trabajo de seres queridos, enfermedades, crisis etc, invitará a que se desidentifique con ese yo cotidiano y egoico y tenga la posibilidad de reconectarse con su verdadero Yo y con aquello que vino a hacer en la tierra.

Conviene estar despierto lo largo de la vida, ya que cada persona tendrá oportunidad de entrar en contacto con ese Yo en determinados momentos, algo que le permitirá encontrarse a sí mismo. Suelen situaciones de confusión y de crisis en los que todo lo anterior parece venirse abajo.

 La biografía es una de las mejores herramientas para tomar conciencia de la acción del Yo en nuestras vidas.

Coronavirus en época de Micael

En este blog hemos estado hablando del tema del tema del Coronavirus.

En el artículo de hoy, por las fechas en las que estamos, lo queremos unir, especialmente, a esta época, el otoño que es el tiempo de Micael.

El momento de Micael en el año

En el otoño la luz externa comienza a declinar, y así parece que permite lucir más nuestra luz interna que toma el relevo.

También los árboles, dejan caer sus viejas hojas para quedarse en el estado que más recuerda al mundo minera, replegarse a su interior y preparar lo que será el estallido de vida en primavera.

En el hemisferio norte esto coincide con la festividad de Micael, 29 de septiembre que es el reflejo de estos hechos el de interiorizarse, el de brillar con luz propia y el de preparar lo que vendrá en primavera.

Coronavirus en tiempos de Micael

En todo el mundo, pero especialmente en España, parece que nos enfrentamos a una situación más complicada también en estos momentos con el tema de la pandemia y puede ser un buen tiempo para que apelemos a las fuerzas y la misión que nos regala Micael.

Es una apuesta por unir pensar, sentir y voluntad

Si a este pensar calentado desde el corazón se le unen las fuerzas de la voluntad se pueden traer verdaderamente nuevas cosas desde el mundo espiritual.

Con el pensar

Y es en estos momentos de Coronavirus en que el mundo parece decaer, donde debemos tratar de basar más nuestra confianza en el mundo espiritual. Esto requiere coraje para poder levantar la mirada del mundo material y tomar conciencia de una realidad más allá de lo que perciben nuestros sentidos corporales.

Micael les ha de dotar a los hombres de ciencia espiritual para compensar el exceso de ciencia materialista que existe en el mundo hoy.

El ser humano tiene su origen en el mundo espiritual. Eso hace que que pueda sumergir sus fuerzas anímicas más profundas en el océano espiritual y podemos sacar la cabeza del agua gracias a nuestro pensar, que nos ayudará a encontrar el retorno.

Dejar de contemplar al ser humano como un animal dotado de capacidad de pensar, para contemplarlo como un ser espiritual viviendo experiencias terrenales, como dijo Teilhard de Chardin

Con el Sentir

Pero en este camino, ni podemos ni debemos despreciar el conocimiento que aportan nuestros sentimientos y emociones tildándolo de sentimentalidad o, incluso de sensiblería.

Aquellos que no cultivan su esfera media son o bien intelectuales o personas que se dejan llevar por sus impulsos.

Hay que volver a disfrutar con un amanecer o en la contemplación del milagro de la naturaleza.

Este despertar de la capacidad de soñar debe llevar aparejada la devoción hacia el futuro.

Una nueva actitud religiosa imbuida de voluntad

En la era de Micael se requiere una nueva actitud religiosa que alcance su voluntad para transformar la realidad que nos ha tocado vivir.

Si Micael nos conduce a algo, siempre es al Cristo, y así podremos pronunciar el Cristo en mi de San Pablo. Ya que es permaneciendo en Él como podremos no perder la esperanza y encontrar la ecuanimidad con todo lo que está por venir.

La lucha trata de volver a dignificar al ser humano y para eso nos puede ayudar el sentirnos frente al otro como frente a lo divino, más allá de que nos parezca simpático o no. Así brotará un manantial espiritual.

Otra de las tareas micaelitas es la de poder sentir y relacionarnos con nuestros difuntos, esto nos abrirá la puerta al mundo espiritual.

El combate contra el mal

¿De qué le sirve al hombre ganar todas las riquezas del mundo si para ello pierde su alma.

Micael vence a Lúcifer en el cielo y con ello lo echa de ahí y lo arroja a la tierra. Desde entonces, este campa a sus anchas por el mundo y es capaz de tentar al hombre.

En estos momentos COVID 19 se vive en la batalla contra las fuerzas que quieren la involución del ser humano. Pero estas ya no se representan en forma de diablo o de demonio, como en la edad media, sino que ahora aparecen entremezcladas en la vida diaria. Tomar conciencia de que vivimos en una era micaelita debe dotar a los hombres de la confianza de saberse acompañados por el arcángel que fue capaz de derrotar a estas fuerzas en otros momentos.

El mal se puede encontrar disfrazado. Sorprende, por ejemplo, ver que a un asesino todo el mundo de manera inequívoca le condena: Sin embargo, a aquel que escribe un libro que conduce a la mentira, que crea una patente que impide que un medicamento que puede salvar vidas llegue a las personas que más lo necesitan no se le imputa nada.

Otra parte de la demonización es la de considerar al hombre como un animal que depende de las fuerzas del medioambiente y de la herencia únicamente y que esto hace que caiga en enfermedades sin poder oponerse a estas. El ser humano no solo es biología, aunque una parte de él lo sea.

Volver a confiar en el mundo espiritual, pero ya no en que nos den la respuesta, sino en encontrarla por nosotros

La época de Micael ya no es un tiempo en que los dioses nos den las respuestas, sino que ya debemos encontrarlas por nosotros mismos en el mundo suprasensible.

Quieran oírlo los hombres

La era de Micael

En estos día de otoño estamos en los tiempo Micael, que coinciden con el acortamiento de los días, el apagarse de la luz externa y el dejar que se encienda la interna.

Causalmente, o no, ha caído en mis manos, en estos días, un libro de Emil Bock sobre la era de Micael. En él se habla de lo que supone vivir en esta difícil era. He de reconocer que lo primero que me impresiona es el hecho de que esté escrito desde la Alemania de 1945, momento en que ese país se encontraba devastado, el mundo había perdido a 55 millones de personas y casi toda la esperanza en lo humano y hasta en lo divino.

¿Qué son esos tiempos si los comparamos con los actuales?

La era de Micael

Rudolf Steiner atribuye una era (que viene a durar unos 365 años) a cada arcángel, estableciendo el comienzo de la era de Micael en 1879.

Para vivir con plenitud en el tiempo que le ha tocado a cada uno, lo mejor es no quedarse en la mera observación de los acontecimientos, sino tratar de escrutar las intenciones del mundo espiritual y saber leer los signos de los tiempos. 

Características de la era de Micael

Esplendor en el saber

Para saber lo que puede deparar una era de Micael, lo mejor es revisar aquello que ocurrió en la anterior que rigió este arcángel que fue entre los siglos siete y tres antes de Cristo.

Fue un tiempo de esplendor simultáneo en el saber de la humanidad que inspiró a las almas de muchos contemporáneos.:

  • En oriente es el tiempo en que Siddharta Gautama recibió su iluminación para convertirse en Buda. También de los escritos de Lao-Tsé y de Confucio.
  • En Persia aparece Zaratustra.
  • En occidente explotó la filosofía griega que sentó las bases del pensamiento occidental, comenzando con Heráclito y Pitágoras y llegando a su culmen con Sócrates, Platón y Aristóteles.
  • En el reducido pueblo judío es el tiempo de los profetas Jeremías, Ezequiel Jonás.

Momento de Batallas

Otra de las características de esta época micaelita es la persistencia de las guerras a lo largo de todo el mundo. Parecería ser una época en la que parece que lo viejo ha de decaer para dejar surgir lo nuevo.

Israel cae en manos de los Asirios. Los Persas, especialmente Xerxes, invaden el mundo griego y, finalmente aparece un personaje como Alejandro Magno que en pocos años crea el mayor imperio conocido hasta entonces. 

Sin embargo, en toda esta época cruenta llama la atención el surgir de comportamientos heroicos. La resistencia espartana, la del pequeño pueblo judío que se encuentra asolado entre sus poderosos vecinos o hasta la nobleza de Alejandro que le lleva a ser conocido como magno. 

Tiempo de esperanza

La tercera característica de este periodo micaelita es la esperanza y el anhelo en la llegada de algo espiritual superior que se anuncia que va a llegar. Es decir, el anuncio del Cristo.

Los profetas del antiguo testamento hablan de Él, los filósofos griegos empiezan a buscar el logos que Juan evidenciará unido al Cristo y Zaratustra reconoce por primera vez al Espíritu solar. Incluso el Taoísmo habla de algo como el Tao asimilable al Cristo.

Características micaelitas de este tiempo

ESPLENDOR EN EL SABER

El siglo XX ha sido un tiempo de avance de la técnica y del saber. En la primera parte del siglo XX aparece una concentración de genialidad en el campo de la ciencia como atestigua la famosa foto de Solvay. Así a nivel de conocimientos lo que apenas sabían unos pocos instruidos hace tres siglos, lo aprende un niño ahora en la escuela primaria.

En la segunda parte del siglo XX y en el XXI vivimos en la llamada sociedad de la información, en la que se supone que se tiene al alcance todo el saber, aunque realmente es un conocimiento desprovisto de sabiduría.

MOMENTO DE LUCHAS

Para observar la característica violenta de este periodo no se requiere más que ver como al comienzo y a mediados del siglo pasado dos guerras devastaron la población, implicando a prácticamente todo el planeta.

Es de resaltar también que, a partir de ellas, el mundo cambió, primero con la división en dos bloques y, posteriormente, con la reunificación de estos.

Crisis como la actual presagian que no van a ser las únicas confrontaciones que va a haber en este mundo en las próximas décadas. Se vislumbra la aparición de un nuevo orden mundial y la necesidad de establecer posteriormente un verdadero nuevo orden de índole más espiritual, que es posible que requiera de la caída del anterior.

TIEMPO DE ESPERANZA

Son tiempos estos en los que también se está a la espera de un gran cambio en la humanidad y de una importante evolución de esta hacia lo espiritual.

En este desarrollo, sin embargo, también se tiene que prestar atención. Muchos movimientos de la nueva era, muchas orientaciones del desarrollo personal, se quedan en eso mismo, en un avance personal y egoísta que solo busca lo propio. Un buen signo para reconocer si está inspirado en Micael es de ver si lo que favorece es el desarrollo individual o el avance personal puesto al servicio de la mejora de toda la humanidad.

En la época descrita anteriormente Micael le regaló al hombre las fuerzas para el pensar, así en este momento hará lo mismo con las fuerzas de la voluntad. Será solo desde esas fuerzas como podremos encontrar el acontecimiento pentecostal que nos lleve a encontrar de nuevo al Cristo etérico.

Estas fuerzas de la voluntad pueden conducir al hombre directamente a su cuerpo físico, por lo que se debe estar atento a no caer en la tentación de olvidarse de la parte espiritual.

El peligro es que el hombre posea una voluntad férrea y una influencia de su Yo superior y espiritual débil.

¿Cómo superar la incertidumbre en tiempos de Coronavirus?

Conferencia de Steiner¿Cómo se puede superar la incertidumbre que sufre el alma humana en nuestro tiempo?

Puede sorprender que una conferencia pronunciada hace más de cien años tenga tanta vigencia. Sin embargo, se comprende, dado que las grandes certezas, aquellas que combinan verdad y bondad y que se perciben como luminosas y cálidas por el alma son siempre atemporales.

Rudolf Steiner pronunció el 10 de octubre de 1916 en Zurich la conferencia que se tituló

¿Cómo se puede superar la incertidumbre que sufre el alma humana en nuestro tiempo?

Marco histórico de la conferencia

En esta conferencia Steiner vertebra los tres pasos que pueden llevar a superar la incertidumbre en tiempos difíciles.

En ocasiones, se puede llegar a pensar que el momento que vivimos es el más complicado de la historia. Desde un punto de vista del karma, Steiner decía que toda persona debía darse cuenta de que vivía en el mejor momento y lugar para lograr su mejor desarrollo, puesto que eso era lo que había elegido en el momento de que su Yo superior decidieses en que momento encarnar.

Para enmarcar históricamente la conferencia se debe considerar que se pronuncia en Suiza, territorio neutral, en una Europa en plena Primer Guerra Mundial. En concreto, en plena batalla de Verdún que costará varios centenares de miles de muertos a lo largo de ese año. Es decir, Rudolf Steiner habla sobre la incertidumbre en un momento terriblemente difícil y donde el alma, tanto individual como la de los pueblos ,se encuentra profundamente agitada.

Ideas que vertebran la conferencia

Se puede leer la conferencia completa para poder captar toda la verdad que transmite y que penetra en nuestro alma de manera mucho más armónica cuando se lee al completo.

De ella podemos extraer los siguientes conceptos

Entendimiento social

Para Rudolf Steiner la palabra entendimiento no significa un conocimiento muerto ni, tampoco, abstracto, sino, algo que permita cambiar las condiciones de vida del hombre.

Este entendimiento aparece cuando las relaciones sociales no se establecen con los criterios de simpatía o antipatía, sino que responden a una verdadera comprensión de la naturaleza individual humana. Esto conduce a que cada persona se pueda relacionar con el otro en un encuentro de Yo a Yo. Pudiendo, así llegar a acercamientos que harán que no se eluda aquello que venía dispuesto por el karma y no sean los criterios anímicos de simpatía-antipatía.

Además este entendimiento social resulta una invitación a vivir despierto, y a tratar de estar pendiente de todos los encuentros humanos que se nos presentan a lo largo de un día, porque alguno de ellos puede resultar un verdadero encuentro kármico.

Libertad de pensamiento

De las tres fuerzas del alma: Pensar, sentir y voluntad, sólo en el pensar podemos ser libres.

Rudolf Steiner dedicó gran parte de la primera parte de su vida a posibilitar la conquista de la libertad del ser humano.

Esta libertad debe basarse en poder mantener un sentido de independencia frente a todas las corrientes que traten de imponernos un pensamiento dogmático. Buscando aquello que sea mas propio nuestro podremos acercarnos a una verdad espiritual que ilumine y caliente nuestra alma.

Conocimiento espiritual 

Al igual que el entendimiento espiritual mencionado anteriormente, este conocimiento no se limita a una actividad intelectiva, sino que se trata de un conocimiento desde la experiencia.

La experiencia de no hacer las cosas desde uno mismo, sino desde aquel que sostiene el destino de toda la humanidad en sus manos y poder decir así como San Pablo No yo, sino Cristo en mi.

Y contando con la ayuda de los seres de las jerarquias espirituales, con la conciencia de que ellos, los ángeles, en concreto, requieren de nuestros pensamientos positivos para desarrollarse.

¿Cómo superar la incertidumbre en tiempos de Coronavirus?

Basándose en la conferencia ¿Cómo se puede superar la incertidumbre que sufre el alma humana en nuestro tiempo? se puede afrontar la crisis del Coronavirus con unas nuevas posibilidades anímicas y espirituales.

Lo primero es tomar conciencia de que más allá de lo que nos pueda parecer esta situación, es aquella que elegimos al volver a reencarnarnos en esta tierra. Y que, por tanto, todo lo que nos está ocurriendo proviene del karma y en función de lo que llevemos a cabo, también podremos crear un nuevo karma.

Estos momentos que, cuando menos, se pueden calificar de intensos, nos invitan a mantener los ojos y oídos muy abiertos para poder observar y percibir si aquellas personas con las que nos encontramos ahora poseen una relación kármica con nosotros.

Además, debemos mantener un pensar libre. Este no debe ser arrastrado por la información claramente manipulada de los medios de comunicación. Tampoco por los mensajes, en ocasiones, también doctrinarios de los grupos reactivos. Un pensar libre se ha de basar en tratar de conseguir, mediante nuestra propia consciencia y las observaciones puras y objetivas que podamos llevar a cabo, rechazando todo tipo de adoctrinamiento, Para ello se debe actuar con responsabilidad y con un sentido de independencia que también requiere ser conquistado.

Ante esta situación que no está resultando fácil, podemos tener la certeza de que contamos con todo el apoyo del mundo espiritual.

A lo largo de la historia siempre han existido fuerzas adversarias que han tratado de imposibilitar el desarrollo de la humanidad e intentado impedir el desarrollo del hombre libre sin haberlo conseguido.

Por tanto, hoy mas que nunca debe resonar en nosotros, el No Yo, sino Cristo en mi de San Pablo y el discurso del propio Jesús en su última cena en la que repite Permaneced en mí, y yo permaneceré en vosotros.  (Jn 15, 4).

Ese saberse permaneciendo en su amor nos puede ayudar a superar cualquier dificultad por mas complicada que nos pueda parecer esta pandemia.

Como se puede observar esta conferencia de más de un siglo parece más actual que nunca y nos indica el lugar al que encaminarnos para superar la incertidumbre que está trayendo este virus y lo que parece venir asociado a él.

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El dolor como fuente de aprendizaje

Tengo un amigo hospitalizado en Alemania y eso me ha llevado a una frase de Rudolf Steiner cuando definió La sabiduría como dolor cristalizado.

Este aforismo puede sonar, en un primer momento como un canto a cierto masoquismo; y, lleva directamente a la pregunta de si de verdad el dolor es necesario para aprender.

¿No podríamos aprender de una manera menos dañina?

La percepción del dolor

En alemán el verbo percibir se dice wahrnehmen, que significa literalmente tomar la verdad.

Se puede decir que los dolores que sentimos son siempre cierto. Es decir, tanto aquellos físicos, como los anímicos deben ser tenidos en cuenta como verdaderos y no tratar de negarlos..

El dolor corporal y la conciencia

Observando anatómicamente el organismo humano, se aprecia que en la zona de nuestra cabeza radica la conciencia, tanto el pensamiento como las percepciones sensoriales. Por así decirlo, del cuello para abajo, no tenemos ninguna conciencia. Salvo personas que han desarrollado algunas capacidades, nadie se entera de cómo «funciona» su digestión. No somos conscientes de la generación de nuestra sangre, del hígado o de la innumerable cantidad de procesos metabólicos que existen en nuestro cuerpo. Y, cuando se tiene esa conciencia, es porque existe un dolor. No sabemos de nuestras muelas hasta que no aparece una molestia, ni de nuestras piernas hasta que no ocurre lo mismo con una lesión.

Se puede deducir, por tanto, que requerimos del dolor para «darnos cuenta» de todo lo que realiza nuestro cuerpo.

El dolor anímico

Pero no solo se limita a un dolor físico, también ocurre lo mismo con el sufrimiento anímico. Nuestras tribulaciones nos llevan a tomar conciencia, y los poetas saben que siempre han escrito sus mejores letras en momentos de oscuridad. Paradójicamente es esta la que más le ilumina.

Del dolor a la conciencia

Lo primero que debemos hacer es percibir ese dolor, ya sea físico o anímico en toda su capacidad de revelar aquello de lo que hasta ese momento no éramos conscientes.

El siguiente paso sería no tratar de juzgarlo solo desde un pensamiento asociativo que lo relacione a una causa; sino abrirnos a aquel regalo oculto que lleva aparejado.

Y si ese dolor nos lo está generando otra persona, también se puede aprender y no matar al mensajero, sin antes haber escuchado su mensaje.

El último paso consiste en decirnos que «Somos mucho más que ese dolor«. Esto nos permite conectarnos con nuestro Ser más profundo, nuestro Yo esencial que puede observar, desde ahí, a aquel que está sufriendo.

Si se trata de un dolor físico aparejado a una enfermedad, se nos regala la posibilidad de poder sanarnos. Algo que no funciona de nuestra vida puede ser cambiado. Ya sea un mal hábito o de una conducta que nos ha llevado hasta ahí puede ser modificado. De esta manera se ha convertido en fuente de aprendizaje y de conciencia. Como ya se ha dicho en varias ocasiones en este blog, la enfermedad no es más que una oportunidad para sanarse

Si se trata de algo más anímico se puede también afrontar. Así una tristeza nos lleva a un duelo, que pone de manifiesto que algo hemos perdido. Nuestro miedo nos revela que podemos perder algo que tenemos en gran estima, o un enfado nos indica que nuestros límites han sido traspasados y que debemos actuar.

El dolor de la humanidad 

Existen personas con un alto grado de desarrollo que no solo sienten sus propios dolores individuales, sino que son capaces de percibir el dolor de la humanidad.

Nos encontramos en un momento en que un virus ha puesto de manifiesto diferentes sufrimientos. Desde la enfermedad, al duelo por aquellos que han perdido un ser querido. Pero también el miedo a perder el sustento, a no poder llevar una vida adecuada con los niños en la escuela, o a no poder ejercer nuestra libertad que tanto nos había logrado conquistar.

El dolor de la humanidad ha sido revelado y ante esto también se puede similar.

Primero tratar de percibirlo y sentirlo en toda su profundidad. Posteriormente no tratar de juzgarlo. Tampoco el encontrar la causa de manera inmediata nos va a llevar a aprender. Ni creyendo la versión oficial, ni tratando de adherirse a alguna de las teorías de la consolidación de un nuevo orden mundial vamos a aumentar la conciencia.

Ante esta enfermedad pandémica nos debemos preguntar sobre el qué podemos hacer

¿Que he hecho yo para que llegue a aparecer este Coronavirus?

¿Qué puedo hacer para si pasa esta pandemia no aparezca seguidamente otra nueva?

En este caso el dolor lo está sufriendo la humanidad, pero las respuestas han de ser personales y de cada uno.

Solo es de esperar que esta enfermedad no sea en vano y que nos lleve a aprender y a cristalizar una sabiduría que ayude a la evolución de la humanidad.

Triple observación de la crisis del Coronavirus

En su Teosofía, Rudolf Steiner indica cómo nos relacionamos con el mundo desde nuestras tres entidades; Cuerpo, alma y espíritu.  Este artículo propone la triple observación de la crisis generada por la presencia del llamado Coronavirus y de la enfermedad que han denominado CoVid-19.

Desde la perspectiva del cuerpo

Nuestra entidad corporal nos permite la observación del mundo que nos rodea mediante nuestros sentidos.

Mirando al virus

El problema viene dado porque nos enfrentamos a un elemento patógeno que no puede ser percibido directamente por los sentidos. Por su reducido tamaño no se vé y mucho menos, se huele, se oye o se toca. Apenas se logra poner de manifiesto su presencia mediante un análisis de ampliación de RNA (el material genético del Virus) en la famosa prueba llamada PCR (reacción en cadena de la polimerasa). Aún así los expertos no se ponen de acuerdo si la presencia de esta material genético es solo atribuible al Virus o esta partícula de RNA pudiera existir como reacción a otras patologías de intoxicación de las células.

Otra manera de demostrar que la persona ha estado en contacto con el Coronavirus es midiendo mediante análisis serológicos la presencia de anticuerpos generados por el individuo para defenderse de él

Mirando la Covid-19

La mirada al virus solo nos indica su existencia, pero no nos permite asegurar, en el estado actual de la ciencia, la relación que tiene con el desarrollo de la enfermedad, la Covid-19, lo que realmente más preocupa. La investigación médica no puede predecir qué personas pasarán la infección sin síntomas, quienes sufrirán alteraciones más o menos graves, y cuantos perderán su vida a consecuencia de ella.

Parecería que debiera ser fácil saber el número de enfermos que existen en una población y el de fallecidos para posteriormente y, mediante sencillos cálculos estadísticos conocer la letalidad y la mortalidad de esta enfermedad.

Pero no a todos los fallecidos se les han hecho las pruebas ni a los enfermos y, mucho menos, a los portadores sanos que no la han desarrollado. Y, todavía es más alarmante que exista un baile de cifras entre las diferentes autoridades hasta generar un estado de absoluta confusión.

Queda la pregunta de si todos los fallecidos han sido consecuencia del virus, o, simplemente daba la casualidad de que este se que se ha encontrado en ellos que ya contaban con patologías previas que les iban a conducir inexorablemente a su fallecimiento habiéndose contagiado o no del virus.

Es decir que mediante la observación por los sentidos y sus ampliaciones no se logra una correcta percepción de la enfermedad en sí.

Observación anímica

En este caso no ha sido el virus, sino la pandemia generalizada lo que ha afectado de manera marcadamente al alma. Y cuando digo pandemia no me estoy refiriendo a la infección del virus, sino de algo mucho más contagioso como es el miedo.

Siempre que uno se adentra en el ámbito del alma, debe hacerlo con la conciencia de que este es un espacio propio e individual de cada ser humano, por lo que no puede ser ni juzgado ni objetivado. Así dentro de cada persona el alma se habrá encogido en mayor o menor medida en función de lo cercana o lejana que haya sentido la amenaza.

Sin embargo, como observación se puede afirmar que en gran parte de la población el miedo, y más concretamente, el temor a la muerte ha conducido a renunciar muchos aspectos de la vida. Y queda la pregunta en el aire de si preferimos no vivir antes que morir. La población ha renunciado a grandes dosis de libertad, de movimiento, de reunión, de expansión y ocio, etc. Hemos minimizado nuestros contactos, no hemos ido a ver a nuestros padres o familiares mayores, los abuelos han renunciado a ver crecer a sus nietos. Cuando nos vemos no nos tocamos, ni mostramos nuestro rostro que ocultamos tras una mascarilla mordaza. Hemos permitido que exista una opinión única, no matizada ni abierta a otras visiones de esta enfermedad social-sanitaria.

El alma ha sido la gran dañada en esta enfermedad, pero de esto ya se ha hablado en los artículos anteriores

Observación desde lo espiritual en el hombre de la crisis del coronavirus

El último escalón que el ser humano la parte espiritual puede alcanzar es el de descubrir de manera objetiva, casi divina, dice Steiner las leyes que existen detrás de cada acontecimiento.

Una de las leyes espirituales acerca de cualquier enfermedad es la de que esta aparece cuando existe algo que no está sano . Es precisamente esa manifestación la que permite que se pueda solucionar. Es decir, que la enfermedad no es más que una oportunidad para sanarse.

Si se mira la CoVid19 como enfermedad social podemos deducir que está manifestando que el ser humano ha creado unas condiciones medioambientales tan deterioradas que, con facilidad, podemos contagiarnos de una enfermedad que se circunscribía al reino animal.

Que vivimos en un hacinamiento que permite un rápido contagio, que nos queda por descubrir la verdadera solidaridad que proviene de la fraternidad consciente. Que de aquí nos nos va a sacar nadie, pero que podemos salir cada uno de nosotros. Que para llegar al bien hay que superar el mal, y que este existe. Y muchos otros aprendizajes que se le han revelado a cada uno de nosotros.

Apenas son unos pequeños apuntes de todo lo que se puede aprender en estos tiempos donde se han abierto par en par las puertas del cielo y el infierno….   

La ciencia ¿enferma?

El covid 19 ha dejado entrever la situación de la actual ciencia oficial y sus lagunas.

Ciencia espiritual

Proceso de conocimiento

En la ciencia espiritual o antroposofía, el conocimiento o estudio de algo se da en tres pasos implicando al cuerpo, alma y espíritu

Así para estudiar cualquier objeto, por ejemplo, un árbol se llevará de la siguiente forma:

Primero lo percibiremos con los sentidos que se alojan en nuestro cuerpo:

Mediante los ojos podremos ver los colores, el porte, describir sus hojas, ramas, etc. El oído nos permitirá captar la interacción del follaje con el viento, con el olfato aspirar su perfume, el tacto nos dirá si es suave o rugoso, etc. A medida que los sentidos captan aportando información le iremos asociando a un concepto de los que ya teníamos acumulado en la memoria.

Cuando ya no estemos delante del árbol será la representación que hayamos grabado en nuestra alma la que nos permitirá acordarnos de él, es decir, se habrá generado una experiencia. Esta ya será particular de cada uno, subjetiva y responderá a lo que despierta en cada uno esa representación y se alojará en la parte anímica de la persona.

El tercer paso de conocimiento y el capital en la ciencia, es cuando descubro la esencia de ese árbol. Ya no se trata de lo que a mi me parece, sino de lo que ese árbol es. De las leyes naturales que rigen en él, que hacen que fructifique de determinada manera y en fechas concretas, o que su flor cuente con un determinadas número de pétalos o sépalos, etc. Conocer esas leyes permite entrar en contacto con el ser del árbol y se hace mediante el pensar humano ,la parte espiritual del ser humano.

Ciencia natural material

La ciencia natural materialista actual se maneja fundamentalmente en el paradigma de la experiencia sensorial. Así frases como el hecho experimental y por lo tanto cierto, o la dictadura de la medicina basada en la evidencia son el fiel reflejo de que solo se basa en la percepción que obtiene mediante los sentidos o sus amplificaciones. 

Se formula una hipótesis teórica y esta se comprueba estudiando si en las mismas condiciones aparecen idénticos resultados; en ese caso la hipótesis se aprueba como válida. 

En medicina cada vez más estos estudios son simples estadísticas que no contemplan al ser humano como algo más allá de un número.

Ya no se trata de buscar las leyes profundas, sino apenas se trata de comprobar efectos. Esto hace que se limiten a estudiar las consecuencias, pero no se esclarezcan ni los procesos ni los desencadenantes del cualquier hecho

Ahora en plena crisis del Coronavirus lo que podemos apreciar es que la ciencia actual se ha instalado en la parte anímica: Supuestos expertos de todo el mundo, virólogos, epidemiólogos, inmunólogos, farmacólogos, etc. debaten entre ellos, cual si fuesen tertulianos, sobre la pandemia. Parece faltar un rigor y que no se hablara de lo que es, sino de lo que les parece o de sus opiniones, sometiéndose al poder político de una manera sumisa. Nadie predijo esta crisis ni nadie puede pronosticar su evolución, sin embargo se hacen profecías que no hacen más que tratar de generar miedo en la población.

Medicina ampliada

Estamos cansados de que a las medicinas complementarias o ampliadas se les haya condenado a su desaparición con el argumento de que son poco rigurosas y científicas. Algo que ahora se podría decir de la medicina convencional. ¿Quién está ahora respondiendo desde opiniones y no desde leyes de la ciencia o del espíritu?

Existen otras maneras de acceso al conocimiento y tras esta crisis son mucho más necesarios que nunca. No se trata de condenar ninguna de las vías, sino de buscar ampliar los conocimientos y el acceso a la sabiduría desde diferentes caminos.

Virus veraz

Aunque en el artículo anterior decía que dejáramos de mirar al virus, en este propongo un nuevo enfoque hacia este patógeno.

La enfermedad ha venido para que algo se cure

La medicina antroposófica contempla la enfermedad como la manifestación física de algo que ya se encontraba afectado en otros ámbitos, como pueden ser el anímico o el vital.  

Con esta perspectiva, se puede decir que cualquier patología no es más que una oportunidad de sanación. Y esto cambia el paradigma, no contemplando la enfermedad como algo a erradicar, sino como algo de lo que se puede aprender.

Entiendo que se hace difícil poder contemplar de esta manera una enfermedad que se ha llevado a decenas de miles de personas en nuestro país y muchos más en el mundo. Pero, desde la cosmovisión de la ciencia espiritual, la muerte no es el final de la entidad espiritual de un Yo. Así el sacrificio de muchos que han dejado su vida ha de enseñarnos algo a los que nos hemos quedado y con ello a la evolución de la humanidad completa.

Fisiopatología del Coronavirus

Si observamos la fisiopatología del virus en su enfermedad, vemos que está dañando la zona rítmica de la persona: el pulmón y el corazón, órganos donde reside lo más humano y social del hombre. Es decir que la enfermedad es un verdadero ataque al ser humano, como individuo sintiente y social. Algo que además las medidas de confinamiento han agravado.

También llama la atención que parece ser que la causa de la letalidad de la infección se halla en la coagulación intravascular diseminada, es decir, como si la sangre, lo más humano que tenemos se hiciera piedra. En términos antroposóficos, como si nuestro Yo se hiciese cuerpo físico.

Sirva la observación de lo que está haciendo en el hombre este virus, para tener las pistas de cómo erradicarlo y, sobre todo, para aprender lo que podemos hacer para evolucionar como humanidad.

Un atentado a la verdad

En este punto me llama la atención la similitud fonética de las palabras virus y veraz, aunque su origen etimológico sea diferente. Y es que creo que el Coronavirus ha venido para hablarnos de la falta de verdad que estamos viviendo en estos momentos en la tierra.

Y nos invita a ponernos manos a la obra para llenar de verdad nuestro planeta

Steiner habla de que la verdad es la máxima aspiración de nuestro pensar y en evangelio encontramos que es esta la que nos hará libres.

Ya se ha comentado que el virus actúa en la sangre, vehículo del yo, y donde no puede ni debe existir ninguna falsedad para que se encuentre sano.

Pocos actos fisiológicos hay que requieran tanta confianza como la respiración, ¿como podríamos expirar el aire, si no tenemos la confianza de que habrá de nuevo aire verdadero para inspirar.

Cuidado con lo virtual

En estos momentos de confinamiento, nuestra vida se ha llenado de realidades virtuales, de contactos con otras personas a las que vemos en una pantalla, que requieren de un enorme esfuerzo para poder sentirse en sintonía con ellos. Con el consiguiente desgaste para nuestro cuerpo vital.

Usemos la tecnología de la comunicación con el cuidado de saber, que, esta dificulta el desarrollo del sentido del Yo ajeno. Tratemos de buscar nuevas formas para poder crecer en esa capacidad, como puede ser la de meditar antes y después con las personas con las que se ha tenido una conversación telemática.

El 5G

La amenaza de llenarnos todavía más, con la mentira, por ejemplo, que gracias a la nueva tecnología 5G de las máquinas puedan hablar entre sí o los coches circulen de manera autónoma nos presenta un presente y futuro inmediato de lo más sombrío. Algo así como que la palabra verdadera se va arrinconando para dejar paso a una comunicación sin alma ni espíritu.

Todavía no hay estudios aceptados por la comunidad científica que puedan corroborar que las ondas de esta nueva tecnología resulten dañinas o perjudiciales para la salud física, algo en lo que se amparan los materialistas.

Pero lo que parece indudable es, que la extensión de esa red, que trae la falsedad a nuestra vida es un grave atentado a nuestro ser espiritual y con ello, una victoria de las fuerzas opositoras que quieren ver al hombre poco más que como un animal que ha evolucionado hasta convertirse en una máquina que funciona de manera aparentemente óptima y no como un ser dotado de alma y espíritu. Por tanto, aunque la tecnología 5G no fuese el desencadenante de la enfermedad sí que ayudaría enormemente a su propagación.

Falsedades

Las noticias están llenas de falsedades y de manipulaciones, otro atentado constante a la verdad. Cuidemos con aquello que vemos, que difundimos y que nos penetra. En esta línea me asusta ver algunos vídeos como el de un supuesto diálogo entre el virus y su padre, tratando de llevarnos a la idea de que el origen de esta pandemia está creado por Dios Padre https://www.youtube.com/watch?v=NaIMHrZl3SQ

Personalmente, pienso que este virus fue puesto en el mundo por las fuerzas que se oponen a la evolución de la humanidad y que las fuerzas del logos han logrado convertirlas en una nueva posibilidad para invitar al hombre en un ser más verdadero. 

Sigamos la invitación de acercarnos cada vez más a la verdad.

¿Y, si dejáramos de mirar al Virus?

El confinamiento está haciendo que todos nos encontremos reflexionando más. Encima, algunos de nosotros osamos compartirlas, con el riesgo de pesadez y aburrimiento que eso conlleva.

Hoy os quiero comentar que estoy harto de estar todo el día mirando al puñetero virus.

Hace ya días, casi semanas, aunque me parecen meses, que decidí evitar los telediarios y apagar la tele. Estaba harto de la imagen de la “pelota con pinchos” que aparece en todos los decorados y cortinillas de los informativos.

Y, me planteo; ¿realmente es el Coronavirus el protagonista de todo esto?

¿Cómo nosotros, los únicos seres dotados de cuerpo alma y espíritu le podemos ceder el protagonismo a algo que carece de espíritu, no tiene alma y es dudoso que posea cuerpo?

¿No es acaso más importante el hospedador que el agente infeccioso?

¿No habló Rudolf Steiner en repetidas ocasiones de que lo más importante es el ser humano? Si se cuida el terreno, podremos controlar lo que prolifera en él.

Como sanitario estoy obligado a no contravenir ningún consejo de los que las autoridades han indicado para evitar el contagio. Pero, estas no suelen dar ninguna indicación más allá del paracetamol pautado, para aquellos que hayan podido contraer el Covid-19.

Tomar el sol para aquel que lo pueda hacer en el confinamiento, respirar consciente, a ser posible, aire lo más puro posible está demostrado ser una medida eficaz en esta pandemia y en otras, como la de 1918, para sobrevivir a la enfermedad.

La antroposofía indica, además, que un verdadero trabajo del yo va a aportar las fuerzas necesarias para superar esta crisis.

Verdaderamente, no es que mediante un fortalecimiento del yo, por la meditación, trabajo de lectura consciente, ecuanimidad, pensar positivo, ejercicios de voluntad, etc. vayamos a superar esta enfermedad; es que, probablemente la enfermedad haya llegado para invitarnos a llevar cabo todo esto. Para que evolucionemos y nos sanemos.

Y si la humanidad no cambia su manera de vivir nos llegará otra enfermedad o crisis que nos lleve a realizar ese cambio.

Estos días leo innumerables ideas del origen de esta crisis empezando por la tesis oficial de dudosa credibilidad, para continuar con la idea de si fue un virus generado en un laboratorio, o la posibilidad de que todo esto se consecuencia de las redes de telefonía 5G, etc.  Durante días mi mente científica trató de darle una explicación racional a esta enfermedad. Hoy, he superado esta fase que creo tramposa y ya no me importa el origen, sino el qué es lo que podemos curar a través de esta crisis. Y qué es lo que tengo que cambiar yo.

Sí, yo.

Para poder curarme y sanarme.

Creo que si no salimos unidos de esto, no lo vamos a hacer, pero también creo que debemos salir agrupados todos tras hacer un trabajo personal con nuestras sombras y dobles. 

Con mis miserias que me ponen de mal humor por el encierro. Con mis angustias por cuándo y cómo va acabar esto. Con mi falta de paciencia con mis hijos a la hora de ejercer de profesor. Con mi cansancio, con mi pereza para cuidar mi cuerpo, con mi aburrimiento por la monotonía del paisaje que miro a través de la ventana…etc

Y una vez que me alíe con esas sombras que son tan mías como mi yo más profundo, estaré en condiciones de decir que he vencido al virus, sea de la naturaleza que sea; el Covid 19 o el 20 que estará por llegar.

Creo que si no hacemos este trabajo estamos abocados a repetir una crisis, pero mayor que esta. Y es que existe un dicho colombiano que dice algo así como que “el que no es hijo del cielo, es hijo del trueno”

Ojalá no necesite más relámpagos y aprenda, modifique lo necesario, persevere en los cambios y evolucione.

Entonces habrá valido la pena…

Los encuentros kármicos del Coronavirus

Son momentos de aislamiento. Y, aún así, agradezco la cantidad de encuentros kármicos que vivo en estos momentos. No deja de ser sorprendente que, ahora que parece que el mundo no quiere que nos reunamos, ni nos veamos ni abracemos de verdad, se abran tantas posibilidades para poder encontrarnos de otra manera. 

No me gustan, nunca lo han hecho, ni las conversaciones telefónicas ni las videollamadas en todas las variantes que existen. Me parecen frías e inauténticas y creo que esta hipertecnologización actual puede encontrarse, en mayor o menor medida, detrás del problema ante el que nos encontramos actualmente. 

Sin embargo, es mediante la tecnología como se hace posible que puedas estar leyendo esto. Y, a la vez, he de reconocer que en estas semanas he tenido conversaciones de enorme profundidad y de gran trascendencia. Tiempo de paradojas. 

Un de los diálogos que mantuve  fue con mi amiga y maestra Ana López Barrasa, médica antroposófica y biógrafa. 

Confesaba en el artículo anterior mi preocupación por la soledad que deben estar pasando aquellas personas que están cruzando el umbral en estos momentos de tanta incertidumbre. Y como esa angustia me costaba cuando pensaba en seres queridos cercanos, especialmente en mis padres.

Pero Ana me dió otra imagen; me planteó la cantidad de encuentros kármicos que se deben estar produciendo entre los que están en su agonía con auxiliares de clínica, enfermeras y enfermeros y médicos. Estas personas, como pueden, están logrando envolver en una nube de amor y cuidados a los que están partiendo desde la tierra sin la compañía de sus familiares. Y el vínculo kármico que se está estableciendo trasciende esta vida, quedando ligados para siguientes encarnaciones. Y, así cuando vuelvan los que ahora se han ido, lo harán albergando en sus almas un profundo sentido de gratitud y no ya hacia “los suyos”, sino hacia aquellos que les acompañaron con generosidad y altruismo. Creo que si miramos el tema del coronavirus ampliando la mirada, algo que podemos gracias a la ciencia espiritual, podremos tener una profunda esperanza en que se está gestando un futuro que nos ayudará.

Este sentimiento positivo lo necesitamos, porque se nos acercan tiempos difíciles, es como si el cielo y el infierno hubiesen abierto sus puertas de par en par en estos momentos, dejándole a la humanidad que decida hacia dónde quiere encaminar sus pasos.

Esperemos que todas estas personas, que nos han dejado estos días y que, se hayan encontrado acompañadas por la generosidad y el altruismo de todos estos sanitarios, nos iluminen desde el otro lado en esta encrucijada.

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Aprendiendo del Coronavirus

Para muchos de nosotros están siendo tiempos de aprendizaje. 

Permitidme, que de la manera más clara y honesta que conozco, os comparta aquello que se encuentra en mi alma. Me gustaría que llegara como el fruto de mis vivencias y no de unas simples reflexiones.

Sé que este blog, aunque haya girado últimamente, se ha dedicado más al consejo farmacéutico, que a la confidencia personal, pero hoy necesito compartir mis sentimientos en esto tan raro que resulta Internet, donde uno nunca sabe si alguien llegará a leerle.

No pretendo apuntarme a las diferentes teorías del origen del virus, ni a las oficiales, ni a las conspiranoicas. Hoy no me interesa el porqué de este virus, sino el para qué ha venido y el qué ha venido a enseñarnos.

Mi primer aprendizaje es a lidiar con mi miedo.

En lo personal soy padre de un niño pequeño con un asma severo, que combate con todas sus fuerzas, pero que son pocas para lo que se le podría avecinar.

Además soy hijo de una madre ciega de 84 años que cuida con paciencia mi padre de 87 años. Ambos con un buen estado de salud. Llevo años asumiendo la reencarnación, creencia que me permite vivir con una relativa tranquilidad la idea de que, más temprano que tarde, habrán de pasar el umbral. Mi desasosiego, en cambio, viene dado por las terrible circunstancias que están rodeando este tránsito en estos momentos. La soledad, el desamparo y lo que debe ser no sentirse acompañado….

Me uno a la oración por aquellos en tránsito en estos momentos en cualquier lugar del mundo.

Quiero acoger ese, mi miedo. Porque me habla de lo que quiero a estas personas y de lo unido que me siento a ellas. Pero no quiero quedarme en ese temor ni que el pánico invada cada célula de mi cuerpo. Trato todos los días y todas las noches de trascenderlo. Y es, precisamente, en esa batalla cuando aparece mi vulnerabilidad. Saberme necesitado y que no puedo con la carga, mayor o menor, si no busco un apoyo y un sostén en algo más grande que mi persona y mis circunstancias.

Deseo que la vulnerabilidad penetre en el inconsciente colectivo para que sea el mayor regalo que nos deje el Coronavirus: La conciencia de fragilidad que se haga, no desde el pánico de que no somos nada, sino desde la certeza en el “Yo Soy”.

Sentirlo dentro de mi es lo que me ha permitido salir adelante cada mañana y cada noche y lo que me aporta la serenidad no ya para el futuro, sino para, simplemente, afrontar las siguientes horas. Estoy aprendiendo a que no es el resultado de la eliminación de mi miedo, sino la lucha por poder trascenderlo lo que me ha acercado a ese “No Yo, sino Cristo en mí” de Pablo.

Y si la vulnerabilidad me lleva hacia el camino vertical de la cruz, la solidaridad me guía por el larguero horizontal.

Pero esta solidaridad también he necesitado aprenderla. En los primeros días de esta crisis, al ir a comprar comida, me vi acaparando más de lo que podría necesitar en un confinamiento de meses. Y me pregunté, aquella comida que yo me llevo, es la que puedo no dejar a otros.

Días después leí en un mensaje la advertencia de que aquellos que acaparaban el jabón de los supermercados, que supieran que las manos no lavadas de los otros, por carecer de este, les acabarían contagiando. 

Creo que esta crisis nos va a dar la oportunidad para poder cambiar cosas, los que se pongan de ese lado, porque nada nos vendrá regalado, sino que ha de ser una conquista. Y capto la certeza que de que solo saldremos de esta si lo hacemos juntos y unidos.

Dice el gran maestro Francisco que la mejor manera de alcanzar lo que anhelas es agradecer lo que ya tienes.

Todas las tardes salimos a las ocho de la tarde a la ventana a aplaudir a los que están contribuyendo a ayudar a los otros: sanitarios, comerciantes, conductores de autobús, cajeras de supermercado, policías, y un largo etc.. Supongo, que lo hacen, superando su miedo trascendiéndolo para un bien superior. Y sí siento ese profundo agradecimiento, la última experiencia que he aprendido.

En ellos veo especialmente ese “Yo soy”.

Y ese “Yo soy” me lleva a mirarlos a ellos y a centrarme en ver lo grande que es el Ser Humano, sí aquel tan amenazado por algo tan pequeño y aparentemente insignificante como es un virus.

Tiempos de aprendizaje y de agradecer lo que estamos viviendo.

Tratando de explicar antroposofía

Una de las grandes dificultades de la antroposofía, o ciencia espiritual, es guardar el difícil equilibrio entre revelar su contenido y el de mantenerlo en una parte velado para que sea cada Yo el que trate de descubrirlo.

El contenido de la antroposofía debe ser descubierto por cada Yo

Steiner puso una mitad, la otra mitad le corresponde al Yo de cada uno

Rudolf Steiner ya dijo que en sus conferencias no daba más que la mitad de la información, siendo necesario que aquel que la estaba escuchando pusiera la otra parte.

Si los contenidos fueran totalmente explicados, el hombre no requeriría de ningún esfuerzo para poder aprenderlos y no trabajaría sus fuerzas del pensar, dejando que éstas se atrofiaran.

Tiempos de pensar

Por otra parte una explicación con una profusa argumentación puede convertir a las verdades de la ciencia espiritual en dogmas científicos. Ya indicó Steiner al comienzo de la Filosofía de la libertad, que el hombre actual es un hombre que necesita pensar y que ya no son los tiempos del creer.

No tratar de dar respuestas no formuladas

La principal característica del hombre es la de la libertad. Por tanto, uno de los mayores daños que se le pueda hacer a una persona sería la coartarla. Adelantar una respuesta a una pregunta que todavía no ha sido formulada, que, ni siquiera, ha brotado en su corazón puede resultar una intromisión intolerable en el camino de desarrollo del otro.

Lamentablemente en los círculos antroposóficos se tiene mucha información. En Internet uno puede encontrar un gran número de conferencias de Steiner en español, estando en alemán prácticamente en su totalidad. El problema es que no se diferencia que muchas de esas conferencias fueron dadas para personas con situaciones y niveles de formación diferentes. Así se encuentran al alcance de cualquiera algunas que fueron pronunciadas para maestros, para médicos jóvenes y veteranos e, incluso, para sacerdotes de la comunidad de cristianos. ¿Qué sentido tiene leerlas cuando muchas de ellas responden cuestiones que ni siquiera sabríamos formular? Esto hace que en ocasiones las personas que conocen parte de la antroposofía den respuestas cerradas, que como se mencionaba antes puedan caer en el dogmatismo. Lo interesante sería poder trabajar con cualquiera que tiene una pregunta en la búsqueda de la respuesta codo con codo. Si no se parecería a apuntarse a un curso de cocina y solo recibir los platos ya preparados en la mesa.

Las dificultades de las traducciones

Otras de las dificultades que mencionó Steiner fue la de tener que poner en palabras aquellas ideas e imágenes que él podía percibir del mundo espiritual, teniendo que emplear conceptos para realidades que no existen en la tierra. Algo así como tener que explicar los colores a un ciego de nacimiento.

Además cualquier persona que haya tratado de hacer un riguroso trabajo de traducción de Steiner se encontrará con la enorme dificultad de que no existen los mismo conceptos en alemán y en español. Cada lengua está concebida para el alma de un pueblo y así en el idioma original existen términos difícilmente traducibles. Esto no solo le ocurre a la antroposofía, existe una rama de la psicología que se llama «Gestalt» por la imposibilidad de encontrar un término que se ajuste a esa idea en nuestro idioma.

Pero la antroposofía ya no es contenido

Steiner que ya intuyó las circunstancias actuales y anunció que para esta época la antroposofía ya no se podría limitar a un conocimiento, sino que habría de convertirse en una tarea.

Y en momentos como los actuales, donde la ciencia materialista aporta también un gran número de respuestas que a muchos nos dejan insatisfechos es interesante poder afirmar un punto de vista espiritual a muchas de las cuestiones.

Se debe tener en cuenta que la antroposofía trata de unir los dos conceptos de ciencia y espíritu. Es decir, que trata de dar una doble respuesta a las cuestiones del mundo.

Esta es la razón por la que conviene seguir escribiendo de antroposofía y dar a conocer ese impulso espiritual que tanto necesita el mundo en estos momentos. Siendo esta misión la que haga superar las reticencias mostradas en los primeros párrafos de este artículo. Lo que siempre se debe tener es sumo cuidado a que no se haga más que de la experiencia de las respuestas encontradas ya en el interior, aunque se hubiesen obtenido con anterioridad de un libro.

Ayudar a reconocer y a recordar

Muchas de las personas que leen un texto de antroposofía, ya sea de Steiner o de otro autor, sienten que reconocen aquello que se están encontrando en el libro u ordenador como algo que ellos ya sabían en lo más profundo de su corazón, pero que se sentían incapaces de formular en palabras.

De hecho también algunos hemos tenido la oportunidad de releer algún libro de Steiner años después de hacerlo la primera vez, tenemos la experiencia de cómo se nos muestra un contenido mucho más profundo de lo que había hecho la primera vez que lo analizamos. Y nos damos cuentas que nos aporta respuestas a preguntas que nos hemos formulado recientemente y que la primera vez que hojeamos el libro no teníamos.

Cuando sentimos con todo nuestro ser que nos hallamos ante una verdad que ya conocíamos pero que ahora se nos manifiesta de nuevo logramos un verdadero recordar, es decir un nuevo paso por nuestro corazón (core).

Calentar el conocimiento e iluminar el calor

Uno no debería leer más allá de aquello que pueda digerir, ni la curiosidad o, ganas de saber, deben ser los motivos que le atraigan a la antroposofía. Uno debería ser capaz de calentar todo ese saber, de tal manera que no se convierta en el frío conocimiento, sino en la entrañable sabiduría del maestro. Esto se logra no limitándose a leer en los libros, sino a tratar de descubrir el mundo y a las personas que le rodean a uno. Tratar de convertir aquello que ha aprendido en acciones que mejoren el desarrollo de la humanidad y del planeta y hacerlo ya y de manera concreta en la realidad que le ha tocado a uno vivir.

Con ello se cumpliría otro de los aforismos de Steiner de Un paso en el conocimiento y tres en la acción virtuosa.

Por otro lado en los casi cien años que han transcurrido desde la muerte de Steiner han ocurrido infinidad de sucesos y de descubrimientos en la diferentes campos de la ciencia, entre los que se encuentra la psicología. La inteligencia emocional postulada por Daniel Goleman en los años 80 del pasado siglo supusieron un importante hito. Desde el mundo antroposófico ya se había hablado como el pensar debía trabajar al lado de las emociones para poder iluminar todo ese «calor» que traen las emociones.

Y debe ser también un motivo de reflexión de cómo armonizar las tres fuerzas del alma de las que ya habló Steiner Pensar, Sentir y Voluntad.

Así la antroposofía llegará hasta la voluntad de los hombres para que sea una verdadera herramienta de cambio, una tarea que traiga belleza al ser humano desde la más absoluta bondad.

¿Como saber cual es mi temperamento?

Mediante unas sencillas preguntas uno puede saber cuál es el temperamento, o cuales son las tendencias. No se trata de nada científico, sino que se debe abordar como un juego, desde lo lúdico, algo que permite descubrir la realidad mucho mejor que con el simple análisis.

¿Como saber cual es mi temperamento?

A cada respuesta se enlaza el temperamento que corresponde a esa opción

Manera de caminar

El caminar de una persona es una de las señales que con mayor facilidad pueden hacer presumir un temperamento u otro:

Paso saltarín, evitando la línea recta y desviándose con facilidad para mirar cualquier cosa que le interese.

Caminar lento, arrastrando los pies pudiendo parecer cansado, pero con la cabeza agachada por posar la mirada en el suelo.

Pasos firmes y seguros con una dirección muy determinada, sin admitir fácilmente desvíos.

Un andar lento, y perezoso moviéndose lo estrictamente necesario tanto en la cantidad de músculos a mover, como en las distancias a recorrer.

Gestualidad

En función de cómo se acompañe de sus movimientos corporales a la hora de hablar también se puede deducir un tipo de temperamento u otro

Gestos firmes y enérgicos.

Ligeros gestos y como dejándose llevar sin poner energía en ellos.

Tratando de contagiar lástima a la hora de hablar.

Variados y enfatizando cada palabra y cada diferente estado de ánimo.

Virtud

Transmite gran calma a los demás y aporta la paciencia que parece faltarle a otros.

Muestra un interés amoroso hacia los demás y trata de arreglar los conflictos.

Son capaces de acoger el sufrimiento ajeno, el cual se pueden imaginar a la perfección.

Muestra valentía y arrojo, tanto ante los problemas, como a la hora de tomar decisiones.

Defecto

Con facilidad se queja pudiendo llegar a pensar que es la persona con peor suerte del mundo.

Se deja invadir con cierta facilidad por la pereza, la apatía y la indolencia.

Con demasiada frecuencia se deja llevar por la impulsividad.

Puede sufrir ataques de ira y reacciona con un enfado de manera muy rápida, aunque se le pase muy rápido.

Provoca en los demás

Falta de confianza ya que es capaz de mentir y faltar a la verdad con cierta facilidad

Puede hacer sentir a la persona que no le está interesando ni lo que le ocurre ni lo que le cuenta por su manifiesta insensibilidad, que le puede hacer hasta parecer cruel.

A veces las personas le temen por su violencia

Se regodea en el sufrimiento, pudiendo llegar al masoquismo, y también transmitírselo a los demás

Fase de la vida preferida

En función de cuál sea la edad de la vida, pasado, presente o por llegar en la que uno se considere uno más cómodo,o con la que uno mejor se identifica, independiente de los acontecimientos de la vida.

Infancia

Juventud

Madurez

Ancianidad

Estación del año favorita

Invierno

Primavera

Verano

Otoño

Manera de respirar

La respiración muestra la esencia de la persona. Se encuentra en el sistema rítmico, por lo que se puede decir que equilibra el pensamiento y el metabolismo. Además se puede inducir de tal manera que a voluntad y pensando en ella podemos alargar o acortar tanto la inspiración como la espiración.

La relación entre la respiración y los temperamentos me la mostró Sandra Bermejo, presidenta de la asociación de biógrafos de España.

La ventaja es que podemos ver cómo nos sentimos forzando la respiración de las diferentes maneras que se describen a continuación. Eso también puede aportar claves para ver en cuales nos sentimos cómodos y den cuales sentimos cierta molestia.

Inspiración corta y espiración prolongada

Respiración entrecortada, inspiración, pausa, inspiración, espiración, pausa, espiración

El tiempo de la inspiración dura exactamente lo mismo que la espiración. (Se puede contar mentalmente)

Inspiración más prolongada espiración corta y potente 

Mirada

Sandra Bermejo, presidenta de la asociación de biógrafos de España, también incide en la mirada de la persona para poder deducir una tendencia hacia un temperamento:

Mirada enfocada al futuro inmediato

Mira sin interés, con cierta dispersión. Sin chispa

Mirada hacia abajo

Al entrar en una habitación es capaz de verlo todo de un vistazo, porque lo lleva a cabo con una mirada saltarina.

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Los temperamentos una visión clásica

Rudolf Steiner aporta una nueva visión de los temperamentos a la clásica aportada por la escuela griega, establecida, sobre todo, por Hipócrates (460-375 a d C) y, desarrollada posteriormente por Teofrasto.

Teoría de los humores

Esta teoría de los humores será la preponderante en la medicina hasta bien entrada la Edad Media. Consiste en determinar que el cuerpo se compone de la mezcla de cuatro líquidos y que de la proporción adecuada dependerá la salud de una persona.

También en función de la preponderancia de uno sobre otros pueden mostrarse los diferentes temperamentos.

Los cuatro humores

Bilis negra

La preponderancia de la bilis negra, melanos en griego, da como resultado el temperamento melancólico. Este se relaciona con el cuerpo físico y, a su vez, con el elemento tierra de Empédocles.

Flema

La escuela hipocrática la definió como el representante de lo líquido en lo líquido del cuerpo. Por ello se relaciona con el elemento agua y como es fácil de deducir su dominio establece el temperamento flemático.

Sangre

En los sanguíneos predomina este el elemento sangre. Este líquido es el encargado de transportar el oxígeno por todo el organismo y de llevar al dióxido de carbono hasta su eliminación, en la algo más sencilla visión griega, el aire.

Bilis amarilla

La bilis de la vesícula biliar es la que domina en aquellos que tienen la capacidad de liderar, pero también de enfadarse, los coléricos.

Equilibrio entre los temperamentos

El origen etimológico de la palabra temperamento se halla en el vocablo temperare que significa mezclar. Y, en eso consiste la salud, en lograr la adecuada proporción que logre atemperar a la persona sin unilateralidades que le lleven a la enfermedad.

La Quintaesencia aristotélica

Este filósofo griego del cuarto siglo antes de Cristo, dijo que el hombre se componía de además de esos cuatro humores ya descritos de una Quintaesencia que él denominó éter. Esta, mucho más sutil, permite al ser humano desarrollarse como persona. De alguna manera estaba hablando de lo que luego Steiner definiría como Yo.

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Las causas kármicas de un temperamento

Las causas kármicas de un temperamento

Rudolf Steiner explica en su ciclo de conferencias sobre teosofía y rosacrucianismo que pronunció en Kassel en 1907 (GA100) lo siguiente:

Las experiencias repetidas que llegaron desde afuera en una vida terrenal anterior se manifiestan como el temperamento en la vida actual. También en función de cómo manejemos nuestras experiencias actuales generaremos nuestro temperamento en la siguiente encarnación.

Si se ha vivido una serie de experiencias traumáticas en una vida que han generado una actitud de tristeza frente a esta, es muy probable que en la siguiente encarnación desarrollemos un temperamento melancólico.

Si en la vida anterior nos apegamos a ella, y a las necesidades más fundamentales de supervivencia como son comer o dormir, es muy posible que en la siguiente reencarnación traigamos un temperamento flemático.

Si en el anterior paso por la tierra la vida nos sonrió que dejaron una impronta en el cuerpo astral y generará un temperamento sanguíneo.

Si estas adversidades se han superado y se han aprobado las duras asignaturas que ha presentado la vida y ha superado con fuerza y coraje esas dificultades, se habrá reforzado su cuerpo astral y, seguramente, en su próxima vida preponderará un temperamento colérico.

Sabiendo todo esto y en función de la actitud con la que uno enfrente esta vida, puede estar generándose el temperamento de la siguiente encarnación.

Portal de la luna y portal del sol en los temperamentos

En otras dos de las conferencias de Rudolf Steiner (GA 240) pronunciadas en Berna en 1924 habló de los dos portales que constituyen la entrada y la salida del hombre en esta tierra.

Portal de la luna

La luna estuvo unida antiguamente a la tierra. Cuando se separó como astro lo hicieron con lo otros seres, que poseen una índole más espiritual que la que posee el ser humano en su aspecto físico

Nuestros antepasados, es decir las culturas anteriores, que no dejamos de ser nosotros en otras reencarnaciones, aunque no tan inteligentes como lo somos ahora mismo, sí que poseían accesos al conocimiento que nosotros hemos perdido en la actualidad. Por ejemplo esta sabiduría quedó recogida en libros tan maravillosos y perfectos como los Vedas.

Lo que no ha llegado en forma de documentos son los restos de una sabiduría primordial, artística y poética. Fue creada por entidades desprovistas de cuerpo físico, lugar donde reside el actual pensar intelectivo.

Estas entidades residen actualmente en la Luna y todavía se vinculan con nosotros, aunque de una manera menos explícita. Lo hacen cuando en el descenso desde el mundo espiritual a la tierra atravesamos la esfera lunar impregnando nuestro cuerpo astral y nuestro Yo.

En función del grado de penetración, la persona que nace lo hará siendo un genio o una persona con virtudes de bondad manifestándose en su sangre y en su sistema nervioso. Con ello se dotará a la persona de mayor o menor voluntad y de unos u otros talentos. En este proceso se recogen las experiencias de vidas anteriores y su influencia se mantiene en la vida terrenal quedando por debajo de nuestra intelectualidad.

Al atravesar la luna, el último portal antes de llegar a la vida terrestre, adquirimos las facultades más íntimas y el temperamento con el que vamos a comenzar nuestra vida terrestre.

Vinculación a las fuerzas lunares

Por la vinculación lunar el presente del ser humano sobre la faz de la tierra se encuentra vinculado al pasado. Este pedacito de pasado nos hace ser lo que somos y se queda escogido en nuestros cuerpos físico y etérico, siendo lo que nos hace convertirnos en este o aquel ser humano.

Portal del sol

En la biblia ya se puede leer que el sol brilla para justos y malos…

La relación del sol con la tierra se manifestó con el descenso del ser solar, el Cristo a la tierra, en un determinado momento de la evolución de esta tomando una corporalidad humana.

De esta manera el Cristo se vinculó y se unió al destino terrestre de la humanidad con un impulso que puede actuar en la interioridad humana y al que puede acceder toda persona

Las fuerzas que acogen este impulso crístico no son las del intelecto, sino aquellas del corazón y del alma. Una vez acogidas, estas ya no se dirigen a la salvación individual, sino a la salvación de toda la humanidad.

Vinculación a las fuerzas solares

Por la vinculación al sol nos encontramos vinculados a nuestro futuro.

Todavía como humanidad no estamos preparados para que este impulso nos llegue desde dentro, por lo que en estos momentos esta influencia es ejercida desde el exterior.

Cuando tras una metamorfosis la tierra deje de ser lo que es, entonces los seres humanos estaremos preparados para la existencia solar.

Actualmente nuestro pensamiento está ligado al cerebro que es el órgano más físico y no es capaz de reflejar aquello que le viene del sol. En un futuro será el corazón el que sea capaz de reflejar esta luz solar.

Así si por el cerebro las personas se hacen egoístas y por el corazón logran el altruismo.

Gracias al sol somos más de lo que nos tocaría en la actual existencia terrestre y esto se lo debemos al descenso de una entidad solar como es el Cristo. El sol es el portal del futuro y son los seres solares los que serán capaces de extraernos de la muerte. De estos seres solares, el único que conocemos es el Cristo, pero Él nos llevará hasta sus otros compañeros.

Relación de los dos portales con los temperamentos

Si observamos los temperamentos encontraremos una relación con ambos portales:

El melancólico está fuertemente ligado a las fuerzas de la luna

El sanguíneo al portal del sol

El flemático encuentra el equilibrio entre ambas polaridades, quedando esta anuladas.

Del colérico en esta conferencia no habla Rudolf Steiner, pero teniendo en cuenta lo que menciona en su conferencia GA100, se puede deducir que este temperamento se liga a las fuerzas lunares para transformarlas desde las fuerzas solares.