El planeta Júpiter en la medicina antroposófica

Jupiter_by_Cassini-Huygens

Júpiter es el planeta de la maduración, de la sabiduría, así como el planeta del dolor que éstas implican.

Michaela Gloeckler

Mitología de Júpiter

Júpiter es el principal dios de la mitología romana, padre de dioses y de hombres (pater deorum et hominum). Su equivalente griego es Zeus (en griego antiguo Ζεύς Zeús). Hijo de Saturno y Ops, Júpiter fue la deidad suprema de la tríada capitolina, integrada además por su hermana y esposa, Juno, y por su hija, Minerva.

Saturno devoraba a sus propios hijos, cumpliendo así con la condición que su hermano mayor, Titán, le había impuesto para gobernar, de manera que la descendencia de Titán pudiese luego llegar al trono de soberanía sobre el resto de los dioses.

Sin embargo, Ops, esposa de Saturno, logró sustraer a Júpiter, Neptuno y Plutón de aquel destino. A Júpiter lo escondió en la isla de Creta, donde la cabra Amaltea lo amamantó. En lugar de Júpiter, Ops le dio a su esposo una piedra envuelta en pañales, que Saturno devoró.

Una vez que hubo crecido, Júpiter hizo guerra contra Titán primero, y después contra su padre, hasta destronarlo. Saturno había devorado a sus hijas, Vesta, Ceres y Juno. Fue necesario, para que las devolviera, un vomitivo preparado por Metis. En seguida Júpiter asignó a Neptuno el reino de los mares, y a Plutón el inframundo, y luego se casó con Juno, su hermana.

Júpiter fue el protector de la ciudad y del estado romano, de quien emanaban la autoridad, las leyes y el orden social. Originariamente a Júpiter se le consideró un dios del cielo, en relación con el clima y los ciclos agrarios. Después fue protector de la confederación de ciudades latinas, hasta que con el tiempo adoptó atributos acordes al Estado romano, la justicia, el derecho y la autoridad de las leyes, aunque conservó elementos de su anterior concepción, como el de ser portador del rayo al igual que Zeus en la mitología griega; y, al igual que él, finalmente se convirtió en el dios de los dioses.

Características de Júpiter

Tras Saturno, Júpiter es el siguiente cuerpo celeste que se atraviesa en el proceso de encarnación. Esta esfera planetaria es la responsable de la formación en el ser humano, formando pensamientos y dando forma al cuerpo humano. Es el primer momento en que aparece lo vital.

Júpiter el gran escultor

En la esfera planetaria de Júpiter el ser humano debe moldear su figura. Júpiter actúa de gran escultor, siendo el que guía la formación de los músculos, el tejido conectivo y el tejido graso.

De hecho, es lo jupiterino, lo que se nos muestra ante la mirada de otro ser humano.

El modelado jupiterino es creador, a diferencia de lo que sería introducir algo en un molde.

Júpiter y su relación con el hígado

Para la actividad modelante, tal y como lo vemos en el caso de la arcilla, es necesaria la presencia líquida.

El agua está presente en el organismo humano en una alta proporción y para la medicina antroposófica ese elemento hídrico se encuentra muy relacionado con el cuerpo etérico que, a su vez, donde más se manifiesta es en el hígado. Este hecho, ya apunta a la relación que tiene Júpiter con el hígado, verdadero moldeador de la sustancia en el cuerpo humano, que es el más informe de los órganos.

En el hígado tocan a su fin las fuerzas escultóricas. El hígado que es el mayor órgano de nuestro cuerpo, se niega a dejarse esculpir, ni a dejarse penetrar por pensamientos, para así poder mantener intacta su actividad química.

El hígado está permeado por cinco líquidos corporales: la sangre arterial, la venosa y porta, la linfa y la bilis, siendo el gran modelo de lo equilibrado y sano en el cuerpo humano.

También está asociado con la voluntad, aportando el sustento fisiológico para el actuar individual.

Júpiter el gran pensador

Si Saturno es la memoria, el pensamiento ya cristalizado, Júpiter es la formación de los pensamientos con una representación viva, y conectados con el presente. Para desarrollar esas fuerzas en el pensar, el proceso de Júpiter se activa ya desde el periodo embrionario y fetal, y continúa en la infancia y juventud, formando las conexiones y las redes neuronales del pensador.

Un hombre que se ha esforzado en aplicar el pensamiento claro a algún problema, pero no puede llegar a la raíz del mismo, se encuentra, si es paciente y trabaja internamente en ello, que los poderes de Júpiter realmente le ayudarán durante la noche.  (Rudolf Steiner GA 228)

De alguna manera, la influencia de este planeta valora y discrimina aquello de todo lo que percibimos mediante nuestros sentidos, que debe penetrar, aquello que debe ir a la esfera del pensar, y aquello que debe alojarse en el plano del sentir.

Las fuerzas que libera el hígado del procesado de los alimentos, se ponen a disposición de lo espiritual para dotar al ser humano de la capacidad de metamorfosear los pensamientos y unirlos a los sentimientos, llenándoles así de capacidad empática.

Júpiter y su polaridad con mercurio

La forma se encuentra en oposición al movimiento, de ahí que el planeta que representa lo primero, Júpiter, se encuentre en oposición con el planeta que representa el movimiento, mercurio.

Así las fuerzas jupiterinas son controladas en el segundo septenio por las fuerzas mercuriales, y con ello, evitamos convertirnos en bellísimas esculturas griegas apolíneas, pero carentes de movimiento.

Esta polaridad-complementariedad planetaria puede observarse en el sistema muscular, donde los movimientos son regidos por procesos mercuriales, pero se llevan a cabo por las contracciones de las que son responsables las reacciones químicas de actina y miosina. El responsable de dichos procesos de contracción es el hígado. Así los músculos que han sido formados por la fuerzas jupiterinas, han sido dotados de movimiento por las mercuriales.

Corrientes de Júpiter en el proceso de encarnación y excarnación

Corriente I o de encarnación de Júpiter

Las fuerzas jupiterinas de encarnación llevan a la creación de la forma desde el exterior, moldeando los órganos. Estas fuerzas de modelado también son las responsables de la dar forma a los pensamientos.

En lo más físico estas fuerzas formativas forman la musculutara que rodea al esqueleto estructurante y dan lugar a las articulaciones.

Corriente II o de excarnación de Júpiter

En la corriente excarnadora las fuerzas jupiterinas ayudan a expresarnos en el movimiento.

Cuando en la vida de un adulto predomina esa segunda fase, éste adquiere un porte y una serenidad que le llevan al arte, casi siempre en la faceta de director, ya sea de piezas musicales o de películas.

Características que imprime Júpiter en el ser humano

El carácter jupiterino

Lo que destaca de la persona con una alta influencia de Júpiter es la de ser un hombre marcado por la razón.

El aspecto físico

Suelen estar bien formados, con cabeza redondeada. En caso de exceso de estas fuerzas pueden producirse artritis. Además un exceso de forma conlleva una falta de movimiento, y esto puede crsitalizar en la formación de ascitis en determinados órganos, de edemas o de patologías tipo sinusitis, incluso en casos extremos hidrocefalia.

Por el contrario, la falta de presencia de estas fuerzas, se acompaña de tendencia a la desecación y a las deformaciones, tipo escoliosis.

El aspecto anímico

Las personas influidos por este planeta son de maneras correctas y se comportan con serenidad, de trato fácil, irradian dignidad y suelen ser joviales (palabra que procede de Júpiter).

Los individuos con influencia de las fuerzas jupiterinas suelen aportar paz y equilibrio, porque acostumbran a tener un comportamiento adecuado y calma interior, no dejándose influir por el exterior, por muy turbulento que este sea.

Además, estas personas poseen una autoridad innata, una alta capacidad de liderazgo, ocupando, de hecho, en un gran número de ocasiones puestos de responsabilidad.

Esa autoridad y capacidad de liderazgo, puede verse, sin embargo, ensombrecida por algo que también es jupiterino, que es una demanda excesiva de reconocimiento en el desempeño de sus labores, y la arrogancia.

Como parte menos luminosa de Júpiter nos encontramos con que sus sentimientos pueden colmarse de pensamiento y convertirse en juicios. Por su parte, y cuando lo racional-mental llega también al actuar, pueden convertirse en personas manipuladores que tratan de «dar forma a otros según su propio molde».

En el plano espiritual

Jupiter está relacionado con el pensamiento y, por tanto, está muy presente en el plano espiritual. Ayuda no solo a la formación de las ideas, sino también a la formación de la personalidad.

Las personas con influencias jupiterinas a poseen un equilibrio entre el pensamiento analítico y absracto y la intuición. Tienen además una gran capacidad de síntesis. Son personas de ideas claras y fijas, que en caso extremo pueden hecerles parecer inamovibles, arrogantes, e incluso, testarudos y dogmáticos.

Júpiter en la biografía del ser humano

Los procesos jupiterinos se plasman en la figura humana y en el organismo acuoso-vital del ser humano. Están implicados en la forma de huesos y, por tanto, en toda la silueta humana.

La influencia de Júpiter en la biografía del ser humano se puede ver en su actuacución en dos momentos de modificación de la figura humana. La primera se da durante el cambio de la dentición, y la segunda en un momento prepuberal.

Mediante ambas transformaciones se liberan fuerzas, que luego podrán ser aprovechadas para el pensar.

Estas fuerzas serán aprovechadas a partir de la década de los cincuenta para elaborar y conformar, desde la parte espiritual, pensamientos abstractos e intuitivos en un perfecto equilibrio empático y con un actuar sereno y sosegado.

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