Los medicamentos antroposóficos de origen animal

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Cada animal en el fondo es una dolencia” Rudolf Steiner.

Aunque en menor cantidad la farmacología antroposófica se vale de gran cantidad de sustancias de origen animal para elaborar medicamentos.

Pasos evolutivos dados desde el mundo vegetal al animal

El mundo vegetal

Para caracterizar mejor los medicamentos de origen animal, lo haremos basándonos en las diferencias existentes entre  los mundos vegetal y animal, observadas desde el punto de vista de la ciencia espiritual.

A la planta se la puede considerar como como una mediadora entre el cielo y la tierra, presentando en su trimembración un polo más cósmico (el floral), otro polo más terrenal (el radicular), encontrándose ente ambos el mediador por excelencia (el foliar).

La planta mantiene una relación de dependencia de ambos mundos, quedando a expensas tanto de la concentración de sales del suelo, como de las condiciones  celestiales-metereológicas, la lluvia, las horas de sol anuales, etc. Con esas circunstancias, la planta va creando su propia idiosincrasia. La dependencia de lo  cósmico queda patente también en las variaciones de su aspecto con el paso de las estaciones.

Esta relación con los elementos impregna en la planta su destino y forma lo que los franceses llaman Signature, que puede ser traducido como firma o huella, y que es lo que configura a la planta tal como es.

El mundo animal

Interiorización

El animal en su evolución se ha independizado de las influencias del cosmos al haber creado un ámbito interno, que a su vez está dotado de cavidades donde se alojan los diferentes órganos, algo propio del cuerpo astral. Con esta interiorización también ha conseguido disponer de un mundo anímico interior.

Independencia de lo cósmico

Con la interiorización de ese mundo astral los animales ganan en lo que se conoce como constitución. De esa manera, obtienen una cierta independencia de lo cósmico y, a diferencia de las plantas, los animales ya no cambian su aspecto en función de las estaciones, o lo hacen sólo con pequeñas modificaciones (como puede ser la pérdida del pelaje en verano). También pueden criar en cualquier momento, aunque haya especies que prefieran la primavera.

Lo que en la planta está determinado, en el animal, de alguna manera, se va transformando ya en destino. Esto le acerca al ser humano; es como si ya estuviera un paso más cerca de lo que caracteriza al ser humano, que es la conquista de la libertad.

Aparición de la enfermedad

Los animales, a diferencia de las plantas, si pueden enfermar per sé. Así pueden padecer de artritis, o de otras enfemedades degenerativas más allá de las causadas por infecciones de microorganismos.

Órganos

En el proceso evolutivo de interiorizar todo el mundo astral, los animales han ido creando órganos, que representan y recogen lo anímico en el cuerpo, correspondiéndose cada órgano con un planeta determinado.

Además los animales incorporan un sistema neurosensorial, que (aunque en algunos de ellos es muy primitivo) le permite estar ya en contacto con lo exterior.

Movimiento

Los animales han conquistado la movilidad, lo que les permite vivir en la polaridad de lo astral, entre la antipatía y la simpatía, por ejemplo. Así, se mueven hacia lo que les atrae y huyen de lo que les repele.

Sueño y vigilia consciente

Los animales pueden dormir o pueden estar despiertos. En este segundo estado aparece una consciencia cuya profundidad dependerá de su estado evolutivo. Pero en esa consciencia,por más primitiva que esta sea ellos pueden sentir sensaciones como miedo, hambre, frío, dolor,etc.

Alma grupal

Los animales responden ante determinados estímulos, pero no pueden hacerlo con una respuesta individual, porque carecen de un alma propia al no disponer de un Yo. Los animales responden a lo que conocemos por instinto, que hace que cualquier espécimen perteneciente a una especie concreta se comporte de una determinada manera ante un estímulo concreto. Es lo que en la ciencia espiritual se conoce como alma grupal.

Así, un lobo hambriento se abalanzará ante la comida sin poder detenerse, mientras que un ser humano (hambriento) sería capaz de actuar desde la comprensión de la necesidad de compartir la comida con otros que igualmente estuvieran pasando hambre. La libertad que el hombre ha conquistado le permite decidir si obedece esos instintos, o apela a su conciencia y comparte el escaso alimento con los otros que tienen hambre al igual que él.

El hecho del alma grupal queda constatado también en la manada, en la migración con perfecto alineamiento de las aves en la primavera o el otoño

El animal carece de pensamiento

El animal no piensa, por más que pueda parecer que determinados mamíferos sí lo hacen. Así, cuando un perro responde, lo hace siempre como reacción estipulada a algo concreto.

Pero esa respuesta sólo dura mientras el estímulo está presente, dado que el animal carece de memoria. Un perro se alegra cuando su amo toma la correa, porque sabe que eso significa «paseo», pero no es el fruto de un pensamiento elaborado, ni de una planificación racional.

El ver estas características en el mundo animal, nos puede ayudar a comprender lo que corresponde a la astralidad en el ser humano.

Medicamentos procedentes del reino animal

La cita de Steiner que abre el presente texto «Cada animal en el fondo es una dolencia» concibe cada enfermedad como una extrema unilateralidad.

Las fuerzas astrales son las que se promueven en los medicamentos de origen animal. La sustancia de origen animal actúa terapéuticamente en primer término en los aspectos constitucionales del hombre, así como en los temperamentos, que forman parte de lo etérico.

Los insectos

Los insectos tienen un lugar importante dentro de la farmacología antroposófica. En concreto, aquellos que son capaces de formar venenos, como son la abeja, la avispa y la hormiga (que forma ácido fórmico).

La hormiga y la abeja (como arquetipos) no son considerados como especímenes individuales, siendo la colonia que conforman lo que posee un valor terapéutico. Se podría hacer el paralelismo siguiente: una abeja es a una colmena algo similar a lo que un glóbulo rojo es al conjunto de la sangre.

La hormiga, Formica rufa

Los hormigueros se sitúan bajo la materia animal y vegetal en descomposición, siendo capaces las hormigas desde su interior de descomponer dichas sustancias hasta formar ácido fórmico.

Esa propiedad es la que se traslada al medicamento. Así, cuando se formula la Fórmica rufa convenientemente dinamizada, ésta es capaz de catabolizar los depósitos de sustancias que si se acumulan en el interior del organismo pueden causar una patología, como la gota o la artrosis.

La abeja, Apis mellifica

Las abejas son insectos que viven en el aire, en la luz y en el calor. Estos son los elementos que quedan inherentemente unidos a la vida de este insecto. De hecho, las abejas producen cera, que es de alguna manera luz substanciada, y miel que contiene un alto contenido en magnesio (mineral muy relacionado con la luz).

Además, su relación con el calor se puede observar en una circunstancia muy concreta: la colmena es homeotérmica, es decir, es capaz de mantener una temperatura superior a los 30ºC hasta en los días más fríos.

Para ello, las abejas obreras baten sus alas con el fin de elevar la temperatura hasta alejar el riesgo de congelación de las larvas que permanecen en la colmena. Debido a esas mismas características, quien recibe un picotazo de una abeja tendrá una sensación quemante, y ello, pues su veneno contiene una alta concentración de histamina, neurotransmisor propio de los animales superiores.

Esa capacidad de generar calor, vehículo del Yo superior, es lo que hace que el Apis convenientemente formulado con la belladonna, sea un eficaz remedio para combatir inflamación y dolor.

Los organopreparados

En la farmacología antroposófica nos encontramos los llamados medicamentos organopreparados. Estos se componen de órganos de animales superiores, mamíferos, que buscan su actuación sobre los órganos equivalentes del paciente enfermo, especialmente cuando la patología se debe a procesos degenerativos.

Este tipo de medicamentos actúan directamente sobre las fuerzas formadoras del cuerpo etérico, pudiendo llegar a estimularlas cuando los cuerpos superiores (astral y organización del yo) no son capaces de hacerlo.

Terapéuticamente se emplean para dirigir el medicamento hacia su órgano diana Podemos encontrarlos en órganos metabólico como el hígado, el páncreas, pero también en lugares donde a la farmacología general le cuesta tanto acceder como pueden ser los tejidos nervioso y cartilaginoso.

Los animales de los que proceden los órganos viven en condiciones cría biodinámica y se evita totalmente su sufrimiento.

Trimembración en el mundo animal y su relación con los organopreparados

El Dr. Johannes Zwiauer hace una curiosa clasificación de los animales superiores. Con dicha clasificación logra ver cuáles son los animales más característicos dentro de cada sistema y así logra obtener preparados farmacéuticos dinamizados de órganos de animales que son arquetipos en uno de los tres sistemas, polo metabólico, polo neurosensorial y sistema mediador rítmico.

Animales más metabólicos

Podemos observar cómo un rumiante dedica gran parte de su jornada a la ingesta y a la digestión en varios pasos del alimento. Son animales de poco movimiento y de gran peso.

Esta es la razón por la que se emplean organopreparados de origen bovino cuando se busca tratar patologías metabólicas, por ejemplo el hepar, páncreas u Ovarinum.

Animales más neurosensoriales

En los roedores, por el contrario, observamos lo opuesto. Un ratón se mueve rápido, se detiene, mira a lo que le rodea, olisquea, vuelve a moverse rápidamente, repite la observación, sigue olisqueando y sale corriendo.

Algo similar les ocurre a los pájaros. En ellos llama la atención su escasa capacidad para lo metabólico. Estos animales apenas tardan en digerir lo que comen.

Los organopreparados destinados al sistema neurosensorial en la medicina antroposófica proceden también de conejos.

Animales representantes del sistema rítmico

Los animales que representan el medio son los felinos, que son capaces de pasar de la quietud, que es en la que pasan la mayor parte de su tiempo, al movimiento explosivo de un solo salto.

Para preparar órganos dirigidos a corazón y pulmón, la medicina antroposófica dinamiza los órganos procedentes de gatos.

Sustancias minerales procedentes del reino animal

En la medicina antroposófica se emplean varias sustancias minerales formadas por los animales.

Las formaciones calcáreas

Concha de la ostra

La ostra  forma conchas (Calcárea carbónica ostrearum) para aislar sus procesos vitales del resto del mundo. Éstas pueden ser empleadas con fines terapéuticos cuando se requiere aumentar la firmeza interior, frente a los problemas y avatares de la vida.

Llama la atención que tiene este animal para la creación de un caparazón tan duro y voluminoso en relación a su peso y la capacidad que tiene para hacerlo desde dentro.

El calcio es una sustancia asociada a la dinámica metabólica, en oposición a la polaridad silícea que resulta mucho más neurosensorial.

La Calcárea carbónica ostrearum se emplea en medicina para favorecer dinámicas anabólicas, que ayuden en la formación de tejidos o del sitema óseo. También se emplea cuando se requiere aislar a una persona de su entorno.

Lapis cancri

El cangrejo de río, Astacus fluvialis presenta una propiedad asombrosa en el mundo natural. Cuando requiere aumentar el tamaño de su caparazón  de quitina calcárea ha de disolver el que posee en ese momento. Para ello ha de extraer el calcio y lo hace formando una pequeña pelota (lapis cancri) que alberga en su interior. Posteriormente vuelve a disolver esa bola para endurecer su nueva coraza, enriqueciéndola en calcio.

Cuando se mezcla  el lapis cancri con sílice se transmite mediante el medicamento esa capacidad de disolver y de volver a depositar una sustancia en el cuerpo. Y ello, es lo que de manera arquetípica realiza el riñón en el cuerpo humano.

Otros animales que forman parte de la farmacopea antroposófica

Serpientes

Lachesis y Naja

Las serpientes son las primeras en el escalón evolutivo que desarrollan una envoltura de su médula espinal con una envoltura ósea. Este es el primer paso para aislar el sistema nervioso del exterior.

Es por ello, por lo se emplean terapéuticamente cuando es necesario apartarse de las influencias de los hechos vitales que atrapan nuestro ser.

Sepia

El calamar es un animal aparentemente primitivo. Sin embargo, posee una serie de características que le hacen especial en el reino animal.

El calamar ha internalizado su esqueleto lo que les diferencia de otros moluscos que tienen esa protección fuera en forma de concha o que carecen de ella como los cefalópodos. Desde el punto de vista de la ciencia espiritual el esqueleto tiene relación con la organización del yo.

Pero la propiedad más característica del calamar es la de que expulsa tinta por infundíbulo cuando siente amenazada su vida. Esta sustancia impregna todo el agua del mar, impidiendo la visión a sus potenciales depredadores. Lo que más sorprende es que ello no le impide al calamar percibir, dada la especial estructura de su ojo que tiene dos fóvas o puntos de visión. Uno le permite mirar para delante, el otro le permite mirar para detrás. En esas circunstancias, el calamar nada en dirección opuesta de la turbidez que él acaba de provocar.

Haber interiorizado su esqueleto (algo que indica la existencia de un incipiente Yo) en una especie tan inferior, así como la propiedad de ser capaz de moverse en la oscuridad, le convierten en un remedio ideal para aquellas personas que se encuentran perdidas en momentos que todo le parece turbio, que se mueven entre sus sombras y que necesitan de su mayor recurso, su Yo interno, para moverse por la vida.

Este medicamento está indicado en trastornos climatéricos, agotamientos nerviosos y depresiones.

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