Patologías invernales desde el punto de vista antroposófico (Introducción y medidas no farmacológicas)

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Hasta ahora en este blog hemos abordado la temática de la farmacología antroposófica desde las bases y desde la teoría. Pensamos que también es necesario poder «aterrizarla» de cara a que puedan ser útiles.

Este artículo sirve de introducción a todas las patologías invernales

Antes de comenzar queremos declarar que solo se pretende compartir nuestra experiencia de farmacéuticos antroposóficos de más de 20 años.

En ningún momento lo que aquí se refleja se ha de tomar como una recomendación médica y siempre debe quedar claro que el empleo de los medicamentos se llevará a cabo, bajo responsabilidad propia y nunca han de sustituir la visita al médico, al cual se deberá acudir en caso de que los síntomas persistan o si se agravan.

Previo a abordar el tratamiento, tanto farmacológico como el no-farmacológico debemos presentar la particular visión  de lo que llamamos un catarro o una gripe desde la perspectiva antroposófica:

El enfriamiento desde una perspectiva antroposófica

Para entender correctamente este apartado sería interesante haber leído previamente o tener conocimiento de Los tres sistemas.

En los meses del invierno, la falta de luz, las bajas temperaturas y el mayor desgaste intelectual llevan aun agotamiento, especialmente en el sistema neurosensorial.

Este sistema, en parte se nutre a través de la luz, por lo que con el acortamiento de los días sufre las consecuencias, quedando debilitado.

Hasta tres días después de haber sentido frío de manera intensa (lo que se denomina popularmente resfriado o enfriamiento), pueden aparecer en el ser humano diferentes síntomas de ese enfriamiento, como pueden ser la tos, la rinitis, el dolor de garganta, la fiebre o el cansancio etc., y desarrollarse entonces la enfermedad.

La medicina convencional ha responsabilizado, desde siempre, de las enfermedades invernales a los microorganismos, y sean  los virus o  las bacterias. Sin embargo, desde la perspectiva antroposófica entendemos que la causa de las enfermedades invernales es el frío.

Con la llegada del sistema metabólico aparecen todas las tendencias de este, como son los síntomas inflamatorios, propios del mencionado polo. Así se presentan  en la cabeza faringitis, otitis, sinusitis, amigdalitis, etc, que se acompañan de síntomas alérgicos.  El desplazamiento del efecto metabólico y de su calor hacia las regiones superiores se puede ver claramente en los pies que se quedan fríos.

Estas manifestaciones, además, se ven más acusadas, ya que el cuerpo etérico, sanador y vitalizador por excelencia, y de naturaleza acuosa se encuentra actuando en ese polo, por lo que en la cabeza se manifiestan síntomas de una gran presencia de líquidos, como rinorrea, lacrimeo, etc.

En el supuesto de que la exposición al frío haya sido prolongada en el tiempo o de gran intensidad, ese organismo puede perder la capacidad de mantener en los límites no patológicos a los microorganismos que de manera fisiológica suelen vivir en nuestro interior, e, incluso, pueden proliferar otros por la incapacidad inmunitaria de un ser humano con el Yo dañado.

Es en ese momento cuando aparecen los virus, bacterias y hongos, como consecuencia de la enfermedad y no como agente causal.

Esta última reflexión se ha elaborado ya en este blog en varias ocasiones, esto es, que las causas de la enfermedad no han de ser buscadas en factores externos, sino que se deben hallar en el propio interior de la persona enferma. O en palabras del propio Pasteur «El germen no es nada, el terreno lo es todo».

En el caso de que el enfriamiento haya sido de gran intensidad el organismo tiene la capacidad de generar mayor calor, generando fiebre. Este calor vehiculiza al yo del enfermo.

Las articulaciones son una de las partes que más sufren el enfriamiento, por eso cuando les llega la fiebre portando el Yo, aparece la conciencia en una zona en la que en estados de salud nunca se encuentra presente y en ese momento esa irrupción genera el caractarístico dolor articular que acompaña este tipo de enfermedades.

El proceso finaliza cuando se libera al Yo, desapareciendo la fiebre, y cuando el sistema metabólico vuelve al polo corporal inferior.

En ese momento, el polo metabólico vuelve a llevar a cabo sus tareas digestivas postergadas. Esta recuperación de las tareas metabólicas tras la liberación del Yo, suele cursar con diarrea.

Así, sobre todo en niños, se puede observar esa colitis como colofón antes de la definitiva curación.

De esta manera quedan explicados todos los síntomas de las enfermedades invernales como el catarro o la gripe.

Prevención y medidas no farmacológicas a tomar en caso de que aparezcan los primeros síntomas catarrales o gripales

Tras haber mostrado la visión del enfriamiento desde la perspectiva antroposófica, presentamos las medidas higiénico-dietéticas destinadas a evitar que prolifere la enfermedad.

Algunas de ellas se deberían llevar a cabo siempre que se sospeche la proximidad de un catarro, incluso, de cualquier enfermedad:

Aumentar las horas de descanso

Al dormir nuestro organismo se regenera, gracias a que dejamos actuar al cuerpo etérico.

De hecho es por todos conocido que un catarro o una gripe se curan en la cama.

Disminuir los esfuerzos intelectuales y reducir al mínimo la exposición a pantallas

En la explicación del enfriamiento se ha visto que el sistema más comprometido es el sistema neurosensorial. Por ello, y con el fin de aliviar su sobrecarga, se trata de aminorar las actividades de la consciencia y del pensar.

Las pantallas que requieren mucha concentración y que son fuente de gran cantidad de estímulos sensoriales, pero que no exigen nada de movimiento y por tanto nada de calor corporal, son las primeras que deben ser retiradas de nuestra rutina en el periodo de convalecencia.

Abrigarse de manera suficiente (ni en defecto ni en exceso), prestando una especial atención a cuello y a riñones y a la ropa, intentar que sean tejidos naturales como el algodón y la lana

Este cuidado está destinado a cuidar y no sobrecargar al organismo calórico. El cuello y los riñones son dos puntos energéticos que deben quedar siempre bien resguardados.

Eliminar las comidas copiosas en momentos en que aparecen los primeros síntomas y sustituirlos por frutas y vegetales acompañados de bebidas calientes, caldos e infusiones.

En la explicación del catarro que hemos expuesto al comienzo del artículo se ha indicado que el sistema metabólico cuenta con su energía desplazada hacia el polo neurosensorial. Por ello, es incapaz de llevar a cabo su función digestiva con toda su energía. Esa es la razón por la que no se debe sobrecargar la función digestiva con trabajo añadido. Lo más habitual es que al enfermo se le retire el apetito durante el periodo en el que se encuentre convaleciente. Se debe evitar aquello que se hacía antes de incitar a la persona a comer para «devolverle cuanto antes las fuerzas, con el fin de reponerle de una manera innecesariamente acelerada”.

Emplear aceites esenciales naturales

Los aceites esenciales, especialmente los de las plantas labiadas, poseen desde el punto de vista convencional un gran poder antiséptico.

Además de ello, desde la perspectiva antroposófica, estos aceites encierran la “esencia” de la planta, algo muy relacionado con su Yo del ser humano, es decir, con el organismo calórico, que no es otro que aquél que está perjudicado en el caso de un enfriamiento.

Los aceites esenciales se pueden emplear en la bañera, en el humidificador o en un pañuelo humedecido al que se le aplique una fuente de calor (por ejemplo, sobre un radiador, etc).

Es importante recalcar que en el caso de los niños pequeños se deben emplear con mucho cuidado. Desde este blog nos limitamos a recomendar los aceites esenciales de la lavanda o del eucalipto, no debiendo aplicarse nunca directamente y siempre en muy pequeñas cantidades.

 

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