El pensar

El Pensar

En esta entrada vamos a observar en qué consiste el pensar desde un punto de vista antroposófico.

El cerebro no crea el pensamiento, el pensamiento crea el cerebro

El actual paradigma materialista ha extendido la idea de que el cerebro, como órgano del pensar genera los pensamientos, de manera análoga a como el páncreas segrega la insulina. La antroposofía trae la idea de que es el pensar el que ha conformado el cerebro, similar a lo que ya dijo Goethe que era la luz la que había formado el ojo.

La percepción antecede al pensar

El pensar extrae algo del mundo exterior y se lleva la conciencia del propio mundo interno.

Tras percibir algo en el mundo, se buscan asociaciones con otras percepciones, previamente elaboradas para formar una imagen basada en la experiencia. Hasta aquí el proceso podría parecer común con los animales superiores, que también son capaces de relacionar una percepción con la experiencia anterior.

Diferencia entre el pensar humano y el animal

Pensar animal

Los animales reaccionan mediante un impulso de sus instintos que son conductas no aprendidas no propias del individuo, sino de su especia. Así un animal ante determinados estímulos reacciona de manera automática igual que cualquier congénere de su especia, sin que existan diferencias. En lo que Pavlov denominaría el «Reflejo condicionado».

Así a los animales se les puede adiestrar con cambios de conducta por estímulos recompensas y castigos. Esto se aleja mucho de la veradera educación.

Pensar humano

Sin embargo, la máxima aspiración del pensar humano será la de adquirir la conciencia más pura y perfecta de la realidad, tratando de descubrir las leyes divinas de la creación.

En el ser humano interviene el pensar, ya no solo como la capacidad de introducir el mundo exterior en nosotros, sino que puede ordenar aquello que ha observado.

Es capaz de formar una representación sin que la imagen esté delante y asociarla a otras anteriormente formada. Esto se debe a la facultad de recordar.

Tener conciencia de uno mismo y recordar vienen en paralelo. De hecho el niño no tiene recuerdos hasta los tres años, momento que coincide con la primera vez que pronuncia la palabra «yo» para referirse a si mismo. Y de manera opuesta se puede observar que las personas que pierden la memoria con demencias seniles, tipo Alzheimer también acaban perdiéndose de si mismas.

El desarrollo del pensar en la biografía

El niño hasta los siete años, momento del cambio de la dentición, no será capaz de poder pensar sus reacciones y todavía puede encontrarse bajo el influjos del reflejo condicionado. Así reaccionará de manera practicamente automática a un dterminado impulso. Estas reacciones conductuales todavía no elaboradas de manera consciente pueden ir creando hábitos. Este hecho es importante en pedagogía, porque es de esta manera como se pueden establecer hábitos sanos como la higiene, en la comida o el ritmo de cada día.

En el segundo septenio el niño todavía requerirá de un mediador adulto que le ayude a filtrar y a interpretar lo que el mundo le trae. En esta persona el niño pondrá toda su confanza para que le ayude a enfrentarse al mundo al que él todavía no está en disposición de enfrentarse solo. Durante este periodo al niño no le llegaran tanto lo que se le diga como o que se le testimonie, y posee una extraordinaria capacidad para ver en el adentro del mundo de los adultos si aquello que le está transmitiendo se está realmente viviendo de manera coherente.

La observación del pensar

Cuando observamos un pensamiento, este proviene del pasado. No somos capaces de observar simultáneamente aquello que estamos pensando en el mismo instante que lo estamos pensando. Por ello, se puede hablar de que el pensar se conjuga en un tiempo pasado.

Uno de los trabajos a los que nos invita Georg Kühlewind es a observar nuestra manera de pensar para pasar del pensamiento al pensar en si.

Si quieres leer más sobre el pensar y sobre sus ampliaciones

Imaginación

Inspiración

Intuición

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