El covid 19 ha dejado entrever la situación de la actual ciencia oficial y sus lagunas.
Ciencia espiritual
Proceso de conocimiento
En la ciencia espiritual o antroposofía, el conocimiento o estudio de algo se da en tres pasos implicando al cuerpo, alma y espíritu:
Así para estudiar cualquier objeto, por ejemplo, un árbol se llevará de la siguiente forma:
Primero lo percibiremos con los sentidos que se alojan en nuestro cuerpo:
Mediante los ojos podremos ver los colores, el porte, describir sus hojas, ramas, etc. El oído nos permitirá captar la interacción del follaje con el viento, con el olfato aspirar su perfume, el tacto nos dirá si es suave o rugoso, etc. A medida que los sentidos captan aportando información le iremos asociando a un concepto de los que ya teníamos acumulado en la memoria.
Cuando ya no estemos delante del árbol será la representación que hayamos grabado en nuestra alma la que nos permitirá acordarnos de él, es decir, se habrá generado una experiencia. Esta ya será particular de cada uno, subjetiva y responderá a lo que despierta en cada uno esa representación y se alojará en la parte anímica de la persona.
El tercer paso de conocimiento y el capital en la ciencia, es cuando descubro la esencia de ese árbol. Ya no se trata de lo que a mi me parece, sino de lo que ese árbol es. De las leyes naturales que rigen en él, que hacen que fructifique de determinada manera y en fechas concretas, o que su flor cuente con un determinadas número de pétalos o sépalos, etc. Conocer esas leyes permite entrar en contacto con el ser del árbol y se hace mediante el pensar humano ,la parte espiritual del ser humano.
Ciencia natural material
La ciencia natural materialista actual se maneja fundamentalmente en el paradigma de la experiencia sensorial. Así frases como el hecho experimental y por lo tanto cierto, o la dictadura de la medicina basada en la evidencia son el fiel reflejo de que solo se basa en la percepción que obtiene mediante los sentidos o sus amplificaciones.
Se formula una hipótesis teórica y esta se comprueba estudiando si en las mismas condiciones aparecen idénticos resultados; en ese caso la hipótesis se aprueba como válida.
En medicina cada vez más estos estudios son simples estadísticas que no contemplan al ser humano como algo más allá de un número.
Ya no se trata de buscar las leyes profundas, sino apenas se trata de comprobar efectos. Esto hace que se limiten a estudiar las consecuencias, pero no se esclarezcan ni los procesos ni los desencadenantes del cualquier hecho
Ahora en plena crisis del Coronavirus lo que podemos apreciar es que la ciencia actual se ha instalado en la parte anímica: Supuestos expertos de todo el mundo, virólogos, epidemiólogos, inmunólogos, farmacólogos, etc. debaten entre ellos, cual si fuesen tertulianos, sobre la pandemia. Parece faltar un rigor y que no se hablara de lo que es, sino de lo que les parece o de sus opiniones, sometiéndose al poder político de una manera sumisa. Nadie predijo esta crisis ni nadie puede pronosticar su evolución, sin embargo se hacen profecías que no hacen más que tratar de generar miedo en la población.
Medicina ampliada
Estamos cansados de que a las medicinas complementarias o ampliadas se les haya condenado a su desaparición con el argumento de que son poco rigurosas y científicas. Algo que ahora se podría decir de la medicina convencional. ¿Quién está ahora respondiendo desde opiniones y no desde leyes de la ciencia o del espíritu?
Existen otras maneras de acceso al conocimiento y tras esta crisis son mucho más necesarios que nunca. No se trata de condenar ninguna de las vías, sino de buscar ampliar los conocimientos y el acceso a la sabiduría desde diferentes caminos.