En este artículo se describen la ampliación que supone la medicina antroposófica sobre la homeopatía.
La Homeopatía
La homeopatía se fundamenta en el empirismo y en el principio de la similitud (similia similibus curantur) enunciado por el médico alemán Samuel Hahnemann. Se basa en el hecho de ingerir una sustancia y apuntar los efectos que provoca a una persona sana. Una vez descritos se comparan con una patología conocida. La sustancia empleada se diluye infinitesimalmente y se administra para tratar la enfermedad igual a la que causó la sustancia tomada.
La homeopatía carece de una doctrina válida que pueda explicar cómo la ausencia material de principio activo, puede llegar a curar, estudiándose únicamente nuevos fármacos mediante la experimentación. Al mismo tiempo, nada de ello la hace menos efectiva y, en ocasiones, muchas de sus propiedades terapéuticas se pueden explicar desde la luz de la antroposofía.
Ampliación de la homeopatía por la medicina-farmacología antroposófica
Lo primero a indicar es que la farmacología antroposófica nace como la continuidad natural de la medicina y de la descripción del ser humano.
En el contexto de cómo concebir la medicina y los medicamentos, Rudolf Steiner decía: «Hemos de ir más allá del mero probar y experimentar que se practican para conocer las propiedades curativas de una sustancia o de una preparación. Hay que comprender al organismo humano, según las condiciones de equilibrio de sus órganos, y hay que comprender la naturaleza, según las fuerzas inmanentes del crecimiento y la desintegración. Así, el arte de curar será algo que se basa en la comprensión y donde se emplea un medicamento no simplemente porque la estadística nos dice que, en tantos y tantos casos, ha sido eficaz, sino que la comprensión del ser humano y de la naturaleza nos enseña cómo, en el caso particular, será posible transformar el fenómeno natural dentro de una sustancia natural en fuerza curativa para el órgano humano con respecto a las fuerzas anabólicas y catabólicas.»
Rudolf Steiner padre de la medicina antroposófica junto a la médico Ita Wgman, la definió como una ampliación de la medicina académica y, no como una alternativa a ésta. Es por ello que, en la parte del diagnóstico de la enfermedad y de su acompañamiento, es ejercida por médicos que tras finalizar su licenciatura amplían sus conocimientos. De la misma forma y, en la parte que se refiere a los medicamentos antroposóficos estos son acompañados e impulsados por farmacéuticos que, tras finalizar su licenciatura, amplían, igualmente, sus conocimientos con la antroposofía y la medicina antroposófica.
La base de la medicina antroposófica es la ciencia espiritual y entiende al ser humano como un ser en desarrollo y relacionado íntimamente con toda la naturaleza y con el cosmos. Asimismo, el ser humano está constituido, para la medicina antroposófica, por cuerpo, alma y espíritu. Por lo tanto, a la hora de realizar un diagnóstico y de acompañar una enfermedad, además de los síntomas físicos, se tiene en cuenta la vitalidad de la persona, su vida emocional y su biografía. Esa mirada tan integral del ser humano hace posible que la medicina antroposófica sea capaz, no sólo de curar el cuerpo físico, sino de sanar al ser humano en profundidad, también en su vida anímica y espiritual. Dicha sanación integral tiene lugar en la medida en la que el paciente acompañe dicho proceso de manera consciente.
La enfermedad se contempla como una pérdida de la armonía en el ser humano integral, armonía que busca ser restablecida en el encuentro entre sanador, y enfermo, estimulando sus fuerzas autocurativas. Esto se lleva a cabo a través de los medicamentos, empleando sustancias naturales como principios activos. Y ello es así puesto que las materias primas del mundo vegetal, mineral y animal son las que han acompañado al hombre en su evolución hasta alcanzar el estado actual. La acción curativa se basa, no en la materia en sí, sino en el “recuerdo” de las fuerzas naturales que vehiculiza, y que son las que interactúan en el organismo despertando la capacidad sanadora y auto curativa interior del hombre.
Posteriormente estas sustancias se elaboran mediante procesos farmacéuticos que liberan esas fuerzas mencionadas anteriormente. Uno de los procesos que se llevan a cabo es el de la dilución, similar al que lleva a cabo la homeopatía, punto de convergencia de las dos terapias.
Una gran parte de los medicamentos antroposóficos están elaborados conforme a métodos homeopáticos, de los cuales toma – de forma diferenciada- la técnica de la dinamización (potenciación) y la designación de las distintas diluciones en base decimal. Sin embargo, tanto la concepción de la «fórmula» , su aplicación terapéutica, como en los procesos farmacéuticos de transformación, se diferencian del resto de los métodos homeopáticos clásicos.
En la farmacología antroposófica tienen especial relevancia los metales, dado que estos son la representación en la tierra de los diferentes procesos planetarios por los que el ser humano pasa cuando venimos a la tierra (encarnación) y cuando la abandonamos (excarnación), en nuevo tránsito al mundo espiritual. Pero la sanación en la medicina antroposófica no tiene lugar, únicamente, mediante la toma (consciente) de un medicamento, como es el caso de la homeopatía. Así, además del camino de consciencia que se realiza con la toma de un medicamento la medicina antroposófica se ve apoyada, en ese camino de sanación, por otras terapias como son el estudio detallado de la biografía, la arteterapia, el arte de la palabra, la euritmia curativa y las diferentes técnicas de masaje, como el Pressel y el masaje Hauschka.
Para finalizar, desde aquí sólo se puede mostrar el agradecimiento a la homeopatía, por todo lo que ha aportado al ser humano. Al mismo tiempo, no podemos perder de vista que la medicina antroposófica es mucho más amplia e integral que cualquier otra medicina, más amplia que la medicina convencional, la fitoterapia o la homeopatía. Y ello, pues ninguna medicina, como la medicina antroposófica, ve al ser humano en su plenitud, integrado en la naturaleza y en el cosmos. Y ninguna otra medicina, concibe al hombre como ser (también) espiritual, como ser que vive entre dos mundos.
Sólo la medicina antroposófica apela a las propias fuerzas autocurativas del ser humano, desde su propio proceso de consciencia y libertad y le aporta al ser humano la posibilidad de ser otra persona nueva y diferente tras el proceso de enfermedad y hasta la sanación, habiendo evolucionado como ser humano.