Los medicamentos vegetales en la farmacología antroposófica

Hands Holding a Seedling and Soil

Bases de la Farmacología botánica antroposófica

A lo largo de la historia de la humanidad las plantas han sido el primer remedio al que ha recurrido el hombre para buscar su sanación. También hoy en día está muy generalizada su utilización y cualquiera se prepara una infusión de hierbas para aliviar alguna situación de malestar.

La farmacia antropológica emplea muy a menudo los remedios vegetales, sin embargo a la hora de hacerlo, lo lleva cabo de manera muy diferente a la fitoterapia.

Según describe Wilhelm Pelikan cuando nos acercamos a las plantas medicinales «El objetivo de las investigaciones no reside en lo que ha tomado forma ante sus ojos, sino en lo que se está formando; no en la estructura, sino en el elemento estructurante, no en lo que al configurarse ya es transitorio, sino en lo que perdura; en la ley configuradora, la forma de la transformación, lo viviente, lo primigenio lo esencial.»

Por tanto, lo fundamental para la botánica antroposófica no radica en una observación de los principios activos que albergue una planta, sino en la observación del proceso que encierra. En ese contexto los principios activos no son más que una sustancialización de esas fuerzas sanadoras primigenias, tal y como ya se puso de manifiesto en el artículo titulado El medicamento como proceso sustanciado.

Visión antroposófica de la planta

La visión antroposófica nace de la visión de Goethe de la metamorfosis de la planta.

El vegetal mediador entre lo terrenal y lo cósmico

La planta presenta dos polaridades: desde el momento que germina la semilla, el brote comienza a crecer en dos direcciones con diferentes vectores. El polo radicular se dirigirá hacia la tierra con la que se fusiona y, de manera opuesta, el tallo se dirigirá a abrirse al cosmos. Así la planta resulta ser una mediadora entre las fuerzas terrenales y las del mundo astral.

Las fuerzas astrales quedan en la periferia y no llegan a penetrar en el vegetal. Frente a ello, en el caso del animal las fuerzas astrales llevan al impulso de constituir los órganos.

Donde queda más patente la vinculación hacia lo astral-anímico es en el ámbito floral, frutal. En él aparecen características organolépticas como sabor, olor, color, etc., algo que, salvo excepciones, no se halla en el resto de la planta. En esta zona la planta mantiene una estrecha relación con el mundo animal, como, por otro lado, se puede observar en las flores polinizadas por insectos o en los frutos que alimentan a animales y a hombres.

Movimiento de expansión y contracción a lo largo de la vida de un vegetal

Otra polaridad en la que habita la planta es, como en todos los casos de los seres vivos, la polaridad entre la forma y la vida. Así, cuanto más perfecto es un vegetal en su aspecto externo, es decir cuanto más domina la forma, de menor vitalidad goza.

Tras germinar una planta, el brote comienza a expandirse por la gran vitalidad que contiene y continua creciendo y desarrollándose hasta alcanzar el proceso de floración. En el marco de dicho proceso, en primer lugar aparece el capullo, momento en el que todavía no se ha desarrollado la forma al completo y en el que, por lo tanto, sigue existiendo una gran potencialidad de crecimiento. Esta potencialidad va disminuyendo a partir de la aparición de la flor. A partir de ese momento, comienza un nuevo proceso de contracción en la fructificación que culmina en el mayor encogimiento que existe en el vegetal, que es la semilla. La semilla ha reducido su vitalidad al máximo, pudiendo permanecer varios años como muerta. Al mismo tiempo es potencia pura, naciendo de ella toda la planta.

¿Qué lleva a una planta a poder ser considerada como curativa?

Las plantas se encuentran condicionadas por el medio en el que han germinado y en el que se desarrollan. De una manera similar, los seres humanos se encuentran ligados a su destino, pudiendo éste, sin embargo, ser modificado mediante procesos de sanación verdadera.

Las plantas arquetipo de la salud

Los vegetales son un modelo de salud.

Evidentemente las plantas siguen el ciclo de la vida de nacer, crecer, desarrollarse multiplicarse y, finalmente morir. Si no fuese el caso nunca podrían llegar a dejar paso a nuevos ejemplares más jóvenes. Este ciclo es variable en el tiempo, las hay en las que dura un año, existiendo también árboles de larga vida, ocupando los primeros puestos en el listado de longevidad entre los seres vivos.

Pero, a diferencia, de animales y seres  humanos, las causas de la muerte y enfermedad de una planta no se hallen en su interior, sino en lo que les rodea.

Existen innumerables casos de enfermedades de las plantas, pero estos vienen causadas por infecciones bacterianas fúngicas, insectos y demás parásitos.

Al no haberse independizado de lo cósmico y no albergarlo en su interior quedan al albedrío del medio que los rodea, sequías prolongadas, cambios en las condiciones climatológicas, etc., pueden hacer que la planta no sobreviva, pero no desarrollará enfermedades, como pudiese ser una artritis que pueden padecer tanto hombres como animales.

Concepto de unilateralidad

En el hombre

La enfermedad en el ser humano se observa como un problema de desequilibrio. Sobre todo, si dicho desequilibrio se ha prolongado en el tiempo.

Uno de los legados de Goethe, que después desarrolló Steiner, es la idea de que en el interior de la persona enferma están presentes las mismas fuerzas que en el interior de la persona sana. Es por ello, que no debe atribuirse a factores exteriores el hecho de perder la salud, pasando su recuperación por despertar esas fuerzas internas existentes.

En algunas enfermedades podemos observar metabolismo en lugares donde no deben existir procesos metabólicos, por ejemplo en el sistema neurosensorial. Cuando sin embargo ocurre eso, se ocasionan en el ser humano migrañas. O, en igual medida, si se puede observar capacidad de percepción en una zona que debe permanecer inconsciente aparece conciencia en el sistema metabólico y se originará dolor.

En las plantas

En la mayor parte de las plantas existe una proporción entre la raíz, el tallo y las hojas y la flor y el fruto, correspondiendo un un tercio a cada parte.

Ya se ha hablado que las plantas no pueden enfermar por su propia naturaleza

Cuando existen desequilibrios en la constitución de la planta, esta lo manifiesta con cambios de tamaño y desproporción de una de las mencionadas partes. Los vegetales no son como el ser humano, capaz de balancear esos desequilibrios, sino que la desproporción se torna de inmediato en variación en el aspecto.

Al mismo tiempo, es ese desequilibrio lo que indica que esa planta puede poseer elementos curativos.

Bryonia

Una raíz hipertrofiada, como es el caso de la Bryonia, nos indica que puede actuar en el polo cefálico. Esa capacidad para desecar puede resultar interesante cuando se requiere controlar la inflamación que es un proceso de extravasación de líquido.

Otras plantas

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Otro ejemplo es el del color, olor y sabor propiedades sulfúreas de las flores (sistema metabólico),  trasladado a la raíz (sistema neurosensorial),  como es el caso de la zanahoria, o a las hojas (caso de las labiadas; como el romero, lavanda, tomillo, menta, etc).

Lo curativo de la planta nace de la influencia astral

Las fuerzas astrales que influyen en la planta desde el exterior, a través de lo floral-frutal, llegan a plasmar sustancias vegetales secundarias que se convierten en los verdaderos principios activos con capacidad curativa.

La vida propiamente vegetativa impulsada por el ser etérico de las plantas originan las sustancias vegetales primarias, como son, fundamentalmente, los hidratos de carbono (almidón), y en menor proporción, los aceites vegetales de las semillas, así como las proteínas de algunas leguminosas (estas son útiles para la alimentación y la nutrición, pero carecen de valor terapéutico).

Por el influjo de lo astral la planta comienza a producir sustancias secundarias que dan origen al color, como son los pigmentos, al olor, como son los aceite esenciales, y al sabor como son los taninos y las sustancias amargas.

También aparecen saponinas y, en caso de que la influencia astral sea de gran intensidad, determinadas plantas comienzan a producir alcaloides, venenos, que pueden llevar a la sanación del ser humano, precisamente, porque le pueden llevar hasta la muerte.

Son este tipo de componentes secundarios en los que aparecen los principios activos que podrán elaborarse según la farmacopea antroposófica para producir medicamentos.

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