Trabajar con los temperamentos

Trabajar con los temperamentos

De poco nos servirá saber qué temperamento predomina en nosotros si esto no nos sirve para poder desarrollarnos como personas

Los temperamentos no son una etiqueta sino un posible arranque para conocer a una persona

Al encontrarnos con una persona debemos ser conscientes que solo percibimos de él su naturaleza externa, siendo lo que queda en su interior mucho más profundo. Así existen tantos enigmas como hombres, entonces cuando hablamos de temperamentos deberemos ser conscientes de que no es más que una manera de acercarnos a una parte de su esencia. Jamás estos serán una etiqueta y mucho menos se deben justificar comportamientos propios o ajenos por el hecho de poseer uno u otro temperamento.

Acompañar a los niños en su camino

Esta no es una página de pedagogía y se encuentran en la red algunas mucho mejores que pueden dar las claves para acompañar desde el enfoque Waldorf este tema.

En cada uno de los temperamentos melancólico, flemático, sanguíneo y colérico se encuentran desarrolladas la manera de trabajar con los cada temperamento de manera concreta. En esta parte basada en el ciclo de conferencias de Rudolf Steiner en Berlín en marzo de 1909 bajo el nombre de los cuatro temperamentos (GA 57) se dan las pautas generales

Guiar el desarrollo de los temperamentos de los niños es una de las tareas fundamentales para padres y educadores. Lo primero que se debe tener en cuenta es lo que hay y no echar de menos lo que no hay. No se trata de dar consejos ni, mucho menos, pautarlos, porque el acompañar niños es un arte, que ha de ser experimentado, aunque estas líneas puedan aportar algunas claves para ello.

EL NIÑO melancólico

El niño melancólico requiere que aquella persona que quiera educarle haya sufrido ciertos embates de la vida y haya pasado por circunstancias difíciles. Para aprender de alguien ha de sentir que su mentor ha padecido verdaderos dolores. Al melancólico no le podemos eliminar su capacidad de sufrimiento y de vivir en la autolástima, porque son inherentes a él. Por ello, se le deben mostrar situaciones dolorosas en el exterior que puedan justificar esos sentimientos para que salga de su mundo interior de dolor y reconozca esa desgracia en otras personas.

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El niño flemático

El niño flemático requiere, más que en otros casos, compañeros de juegos, a ser posible con intereses múltiples y variados, porque estos amigos serán los que ayudarán a este niño indolente a despertarse. Es como su alma fuera capaz de adoptar los intereses que le reflejen las almas ajenas.

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El niño sanguíneo

A este tipo de niños hay que tratar de despertar su interés, pero no forzándolos a un aprendizaje anclado a una silla. La manera más eficaz y que más evolución desarrolla en estos niños es el hecho de explicitarles cariño. Todos los pequeños demandan cariño, pero los sanguíneos, niños entre los niños, lo requieren todavía más. Todo lo que se haga debe despertar el amor en ellos y se debe hacer que hasta los objetos provoquen ese tipo de sentimiento en ellos.

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El niño Colérico

El niño colérico requiere reconocer y valorar a la persona que le está educando. Él debe tener el convencimiento de que esa autoridad comprende y vive aquello que está tratando de inculcar y que cuando habla lo hace de una manera competente y coherente.

También son personas que requieren retos en la vida, por lo que no se les deben evitar las dificultades de cualquier proceso.

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Autodesarrollo en el adulto

Una persona se puede desarrollar de manera limitada mediante el empleo de sus capacidades intelectuales. De poco sirve saber lo correcto, sino se lleva a cabo y, a ser posible de manera continuada y con un ritmo adecuado, ya que esta es la única manera para que el cuerpo etérico lo pueda aprender.

Las fuerzas del pensar son las menos indicadas para modificar un temperamento. Lo que sí se puede es modificar las circunstancias para lograr un mejor desarrollo personal. Así

El melancólico deberá buscar sufrimientos y dolores ajenos que por tener mayor intensidad puedan hacerle olvidar los propios y le ayuden a trabajar la compasión.

Los flemáticos deberán llegar a tal aburrimiento que le haga soltar la indolencia que les acompaña en su vida.

El adulto sanguíneo puede generarse experiencias diferentes para mantenerse suficientemente interesado en la vida.

El colérico ha de encontrar circunstancias en las que sus pataletas sean tan absolutamente inútiles, para que vaya aprendiendo a que estas no le ayudan en nada a lograr obtener sus deseos.

Al igual que en los niños siempre se trabaja con aquello que hay y no con aquello de lo que se carece.

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El temperamento flemático: Características

Siempre que se vaya a explicar un temperamento se va a hacer en función de qué cuerpo sútil predomina las características del elemento propio de ese cuerpo, en este caso el agua y el órgano en que se manifiesta de manera más acentuada, en este caso el hígado..

Predominio del cuerpo etérico en el temperamento flemático

En el temperamento flemático existe un predominio del cuerpo etérico.

Este cuerpo es la manifestación de lo vegetal dentro del ser humano y tiene mucho que ver con el agua, por lo que condiciona este temperamento.

Cuando en el ser humano domina la actividad del cuerpo etérico, que es el encargado de su regeneración, lo hace a través del sueño. Por ello los flemáticos suelen caer en la somnolencia y le cuesta mucho entrar en la mañana. Suele buscar sosiego y evita cualquier elemento que pueda perturbarlo en esa tranquilidad.

El flemático en relación al hígado y al mundo vegetal

El órgano que está relacionado con el temperamento melancólico es el hígado. Este es el encargado del metabolismo en el cuerpo humano. Despliega una gran cantidad de energía pero lo hace de cara hacia dentro, para formar el cuerpo, mediante la síntesis de sustancias.

Es muy similar a lo que ocurre en el reino vegetal donde a partir de pocos elementos (agua, dióxido de carbono y sales minerales) se sintetiza una gran cantidad de materia orgánica.

En el flemático esto se manifiesta en un exceso de actividad orgánica sintetizadora que se une a su falta de movimiento.

Ambas característica recuerdan a lo que ocurre en el reino vegetal, donde las plantas tampoco pueden moverse y poseen una gran capacidad para llegar a poblar una selva cuando las condiciones externas lo permiten.

El flemático en relación a su elemento, el agua

Al igual que el agua se adapta al recipiente que la alberga, el flemático se acomoda al medio que le rodea,siempre y cuando no sea demasiado movido.

El agua estancada se pudre, así si en el flemático que no es puesto en movimiento, por sí mismo o por otros, puede aparecer la pereza, la indolencia. Además la búsqueda del placer más inmediato y primario, incluso de manera compulsiva, se manifiesta con un apetito voraz por la comida, o en una búsqueda sin descanso del propio descanso.

Características del temperamento flemático

Muchas de ellas ya se han ido poniendo de manifiesto en su relación con cuerpo etérico, el hígado y el agua.

Características físicas

La polarización hacia el exceso de síntesis por el predominio del hígado se puede ver en su aspecto físico que es redondo y con una cierta tendencia a engordar.

Camina de manera lenta y parsimoniosa.

MENOR INFLUENCIA DEL CUERPO FÍSICO

Esa falta de influencia del cuerpo físico puede reflejarse en la falta de definición en rostro del niño melancólico

Características psicológicas-anímicas

POR EL PREDOMINIO DEL cuerpo etérico

El flemático tiene un gran apetito por aquello que le proporciona bienestar a su cuerpo. Eso se ve reflejado en su gusto y disfrute por la comida y su búsqueda de descanso. Puede pasarse tirado en un sofá largo tiempo sin hacer nada, pero siempre buscando una postura cómoda.

Desde el punto de vista de la antroposofía el cuerpo etérico es la sede de la memoria. Por tanto, los flemáticos poseen una gran capacidad para recordar hasta los detalles más nimios. Además, al estar como detenidos, poseen la posibilidad de poder observar minuciosamente. Estos dos talentos mal dirigidos, unidos a esa cierta pasividad, pueden conducir al flemático a una parálisis por análisis.

Además son de ideas fijas y si algo se les mete en la cabeza solo lo modificarán por sí mismos y difícilmente se dejarán convencer por otros.

Otra de las propiedades del cuerpo etérico es la repetición, algo que se puede ver en los árboles, que poseen innumerables hojas iguales. Eso trasladado a la vida anímica del flemático hace que sean personas que pueden realizar tareas monótonas sin un aparente cansancio. Esto les lleva a ser rutinarios, conservadores personas de hábitos y con cierta resistencia al cambio.

Les gusta trabajar en solitario, evitan los sobresaltos y trabajan muy mal bajo presión.

Menor presencia del cuerpo astral

La poca presencia del cuerpo astral hace que en las interminables narraciones provistas de innumerable datos memorísticos y siempre de manera lineal en el tiempo, que un flemático puede llevar a cabo, pueden carecer de ningún detalle sobre sus implicaciones emocionales.

Su baja actividad astral les hace parecer que ni sienten ni padecen, no cediendo fácilmente a las emociones.

Esa inercia emocional también la lleva al mundo de los afectos. Así no es dado a iniciar muchas relaciones sentimentales, pero también cuando lo hace suele mantenerse fiel por un largo periodo de tiempo. Incluso, puede llegar a convivir con personas muy difíciles que para cualquier otro con otro temperamento resultarían insoportables.

Suele transmitir calma y eso a veces se traduce en una tranquila calidez 

Menor presencia del Yo

La falta de un marcado Yo lleva al flemático a carecer de grandes dosis de voluntad.

Tampoco poseen una vida interior demasiado intensa.

Si quieres saber cómo acompañar a un flemático

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